El Banco de España afirma que las entidades están aumentando su concienciación sobre el riesgo climático
La directora general de supervisión del Banco de España, Mercedes Olano, ha afirmado que el sistema financiero está «avanzando» en materia de sostenibilidad y que las entidades tienen mayor concienciación sobre el riesgo climático que hace un año.
«Tanto ellas como los reguladores y supervisores estamos realizando un gran esfuerzo dirigido a aumentar la resistencia del sistema financiero a los riesgos derivados de los factores medioambientales, así como a contribuir en la lucha contra el cambio climático y la transición hacia una economía más sostenible», ha señalado en un discurso pronunciado en el evento Desafíos en la gestión e integración del riesgo climático y medioambiental en entidades de crédito organizado por AFI.
Ha reconocido que, para la integración adecuada de los riesgos climáticos en sus prácticas, las entidades se enfrentan a «desafíos importantes», como la escasa disponibilidad de datos de calidad para evaluar los riesgos climáticos, la dependencia que tienen de sus clientes a la hora de obtener esta información y la naturaleza prospectiva de estos riesgos junto a la «elevada incertidumbre» sobre su materialización, que requieren «un enfoque de largo plazo que supera los períodos habituales utilizados por las entidades en su planificación».
Sin embargo, ha apuntado que este esfuerzo es «a largo plazo» y ha pedido no solo mantenerlo, sino incrementar este empeño que requiere de recursos humanos y tecnológicos en un momento «de gran incertidumbre». «Sabemos que no hay alternativa, no nos podemos permitir relajarnos en la lucha por este objetivo», ha expuesto.
De hecho, ha mencionado las prioridades supervisoras del Banco Central Europeo (BCE) para el periodo 2024-2026 en las que se reflejaban la necesidad de que las entidades de crédito sigan trabajando para dar solución a las «debilidades» que todavía tienen sus prácticas relacionadas con los riesgos climáticos y medioambientales.
Olano ha explicado que estas debilidades se pusieron de manifiesto en las dos principales actividades supervisoras que el BCE llevó a cabo en 2022 que fueron la prueba de resistencia climática y la revisión temática sobre riesgos climáticos.
Las conclusiones es que, entre otros aspectos, alrededor del 60% de las entidades no contaba con marcos sólidos de pruebas de resistencia sobre riesgo climático, ni disponían de suficientes datos sobre este; que la mayoría de las entidades no incluían este riesgo en sus modelos de riesgo de crédito, y solo el 20% lo tenía en cuenta como variable en la concesión de préstamos; y que, en términos agregados, casi dos tercios de los ingresos de las entidades obtenidos de clientes empresariales no financieros procedía de sectores intensivos en emisiones de gases de efecto invernadero, concentrados además en un número reducido de contrapartes de gran tamaño.
Por otro lado, se observó que más del 80% de las entidades reconocía que los riesgos físicos y de transición tienen un impacto material en su perfil de riesgo y estrategia y el 70% consideraba que el riesgo es material dentro de su horizonte de planificación de tres a cinco años; que, aunque más del 85% de las entidades contaba con prácticas básicas en la mayoría de los ámbitos abordados por las expectativas del BCE, se seguían observando carencias importantes y un 10% de las entidades no habían progresado significativamente en un año.
Además, Olano ha apuntado que en 2022 seguía prevaleciendo el enfoque de esperar y ver a la hora de la utilización de herramientas para mejorar la resistencia de su modelo de negocio a largo plazo y que menos del 10% de las entidades europeas utilizaba información granular y orientada al futuro, entre otras conclusiones.
Tras la realización de estos dos ejercicios, el BCE comunicó de manera individualizada a cada entidad los resultados de su evaluación, describiendo las principales deficiencias identificadas y fijando unos plazos específicos para subsanarlas y fijó como hito que a finales de 2024 las entidades deberán cumplir de forma «integral» todas las expectativas supervisoras, incluyendo las relativas al proceso de evaluación de la adecuación del capital interno y las pruebas de resistencia.
«El BCE actualmente está llevando a cabo el seguimiento específico del cumplimiento de las exigencias fijadas para finales de 2023. De acuerdo con el calendario, este proceso de revisión se extenderá durante 2025, siendo uno de los objetivos estratégicos del BCE que las entidades cumplan íntegramente sus expectativas supervisoras a finales de 2024», ha comentado Olano al respecto.
ENTIDADES MENOS SIGNIFICATIVAS
En cuanto a la labor del Banco de España de supervisar las entidades menos significativas, Olano ha comentado que en 2023 se ha valorado y recabado información del progresos de estos bancos y de su grado de alineamiento con las expectativas supervisoras con respecto al riesgo climático.
Como resultado de estas actividades, se han incluido progresivamente las consideraciones sobre los riegos climáticos en el diálogo entre el supervisor y las entidades, de tal forma que el Banco de España ha instado a las entidades a continuar avanzando en la identificación, evaluación, seguimiento y mitigación de estos riesgos, y ha insistido en la importancia de entender el impacto de los riesgos climáticos y medioambientales en el entorno empresarial en el que operan.
Olano ha señalado que el Banco de España «intensificará» la monitorización específica de dichas recomendaciones a través de revisiones horizontales in situ en una muestra de entidades para verificar, entre otros aspectos, si integran los riesgos climáticos y medioambientales en sus procedimientos actuales de gestión de riesgos.
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Source: Europapress