Reparto de Kioto:
Trece empresas de Cantabria han recibido sus asignaciones para la emisión de CO2 a la atmósfera y los ánimos permanecen relativamente tranquilos. La mayoría han cubierto sus expectativas, lo que no quiere decir que dispongan de un margen de crecimiento. Pero es cierto que, ante el temor que se había suscitado en un principio, los daños parecen asumibles.
A pesar del hecho manifiesto de que España ha superado hace tiempo el margen de crecimiento en las emisiones que le concedía el Tratado de Kioto (un 15% más de lo que emitía en 1990), la ministra de Medio Ambiente ha encontrado la forma de contentar a la mayoría. El secreto está en que España deja el grueso del recorte para el 2008 y ha utilizado a fondo mecanismos compensadores, como la promoción de industrias limpias en otros continentes, especialmente en Latinoamérica, además de añadir a su cuota un 2% que considera absorbible en los llamados sumideros de CO2 (bosques, retiradas de tierras de cultivo, mejora de los regadíos, etc.).
No obstante, el reparto va a exigir un frenazo en seco en la trayectoria creciente de las emisiones. Las industrias cántabras tendrán para este año un cupo de 2,294 millones de toneladas de CO2 –un poco menos de lo que emitieron al aire por ejercicio en el periodo 2000-2002– y deberán mantenerse en esa misma cifra hasta el 2007. No entran en este cómputo las centrales de ciclo combinado que puedan instalarse, que elevarán muy sensiblemente las emisiones, para las cuales el Ministerio de Medio Ambiente reserva una pequeña cuota, al igual que para aquellas otras industrias que puedan aparecer en otros sectores afectados por la regulación.
España ha repartido derechos para la emisión de 172,3 millones de toneladas de CO2, de las cuales Cantabria recibe el 1,3%.
En realidad, estas no son, ni mucho menos, todas las emisiones de CO2 que se realizan a la atmósfera, sino las que han quedado reguladas. El resto, especialmente las procedentes del transporte y de los hogares, elevan la cifra hasta los 400,7 millones de toneladas pero, en esos ámbitos, la dificultad para hacer un control individualizado ha aconsejado aplicar estrategias globales, como el impulsar la venta de electrodomésticos más eficientes o la de coches que consuman menos combustible. En cualquier caso, nadie podrá evitar la sensación de que las industrias son las que acabarán pagando el coste de Kioto, a pesar de haber sido las más activas en el control de su consumo energético, a través de la renovación tecnológica, algo que no ha ocurrido en el sector servicios ni en el doméstico, donde las emisiones de CO2 se han disparado en los últimos años.
Para las industrias no será fácil mantener un crecimiento constante de la producción y, al mismo tiempo, no superar en 2007 las emisiones que tenían seis años antes. En muchos sectores queda poco margen de mejora tecnológica para conseguirlo, como reconoce el propio Ministerio.
Alegaciones
Las asignaciones provisionales han sido mejoradas a última hora, al estimar el Gobierno parte de las alegaciones presentadas por las empresas, entre ellas las de varias fábricas cántabras, que han mejorado la cuota regional en unas 20.000 toneladas (un 0,78% más). La más importante de estas alegaciones fue realizada por Dolomitas del Norte y en ella pedía asignación para un proyecto de ampliación dentro del municipio de Castro Urdiales. El Gobierno ha optado en éste, como en otros casos, por entregarle parte de la cuota de CO2 que guardaba para futuras instalaciones, mermando un poco más esta reserva.
Dolomitas del Norte ha obtenido 17.000 toneladas más por año, hasta sumar 208.255, pero aún está lejos de las 266.000 que pedía. Un problema que afecta a todo el sector de la cal, donde las asignaciones han estado más lejos de las cuantías de referencia.
En la siderurgia, en cambio, Medio Ambiente ha dado cobertura al 97% de las peticiones y los demás sectores sometidos a asignaciones tendrán más del 94% de lo que pedían, con la sola excepción de los fabricantes de cal, que se han quedado en el 89,1%, y a los que el Ministerio recomienda usar combustibles de mayor poder calorífico y menos contenido de carbono para desenvolverse sin problemas.
No obstante, a pesar de tratarse de un producto muy maduro, la cal aún tiene un recorrido comercial indudable en España que puede quedar cercenado, si se tiene en cuenta que el consumo nacional –45 kilos por habitante y año– está muy lejos del promedio europeo o de los 110 kilos de Bélgica. La cal se emplea en las industrias siderúrgicas, metalúrgicas y químicas, además de servir para estabilizar suelos arcilloso.
Siderúrgicas y cerámicas
En el caso del sector siderúrgico cántabro, Sidenor estaba de acuerdo con los derechos concedidos en la asignación provisional (obtuvo 5.722 toneladas menos de lo que pedía) pero intentó sin éxito conseguir un añadido para un proyecto de ampliación ya aprobado.
Las tejerías quizá sean el sector más afectado por el control de las emisiones. Tanto Cerámica de Cabezón como Tejerías La Covadonga pierden 30.000 toneladas sobre la cifra solicitada. La Covadonga no ha conseguido que se le otorguen derechos para la mayor dimensión que tendrá su futura fábrica de Piélagos, lo que va a complicar su traslado de Camargo, donde ha quedado rodeada por las viviendas. Ninguna de las dos empresas ha mejorado en la asignación final.
El hecho de que estas actividades vinculadas a la construcción hayan obtenido menos emisiones que otros sectores está relacionado con el convencimiento del Ministerio de Medio Ambiente de que, en los próximos años, tenderá a atenuarse la espectacular demanda que ahora existe de esos productos.
El Ministerio también ha considerado las posibilidades de reducir las emisiones que para muchos de estos fabricantes abren las nuevas tecnologías o el cambio de combustibles. La siderurgia ha conseguido una reducción muy significativa de las emisiones de CO2 desde 1990, a consecuencia de un cambio técnico cuyas posibilidades de mejora se encuentran ya prácticamente agotadas y, por tanto, el Ministerio considera que no puede apretarle demasiado el cinturón, lo que no ocurre con los fabricantes de tejas y ladrillos. Medio Ambiente reconoce que éstos también han reducido sustancialmente las emisiones en las etapas de cocción y secado, gracias a las mejoras en el aislamiento térmico de los hornos, los sistemas automatizados y el uso de gas natural, pero está convencido de que aún pueden llegar más lejos si continúan sustituyendo el coque de petróleo y el fuel por gas.
Buen resultado para cemento y vidrio
En las cementeras, la mejoría ambiental también ha sido muy notable. Entre 1975 y 2002 han conseguido reducir la energía consumida por kilo de cemento en un 36% y Medio Ambiente cree que queda margen para nuevos recortes en las emisiones con la utilización de combustibles alternativos (como el fuel blending que pretende usar Alfa), la recuperación del calor de los gases que salen del horno y los aditivos que mejoran las prestaciones del cemento y reducen las necesidades de clínker.
Alfa no parece que vaya a tener problemas, porque ya es una de las industrias más eficientes de su sector, y tampoco la vidriera de Saint Gobain Glass en Vioño. Desde 1990, los fabricantes de vidrio han conseguido reducir sus emisiones casi un 13% gracias a mejoras en los hornos –que han reducido las mermas–, al consumo de gas natural y al uso de chatarra de vidrio como materia prima. Así han alcanzado una eficiencia energética similar al promedio europeo, pero el Ministerio cree que aún es posible una pequeña mejora.
En la asignación provisional, la planta de Vioño únicamente había perdido 600 toneladas de las solicitadas y las ha recuperado en la definitiva. Pudieran llegar a sobrarle derechos de emisión si, como está previsto, cambia el combustible del horno principal y pasa a utilizar gas.
En cuanto a la papelera Celltech, del grupo Sniace, no tendrá demasiados problemas a corto plazo –se le ha concedido el 94% de lo que pedía–. Su consumo energético está estrechamente vinculado a la planta eléctrica y de vapor del complejo –Cogecan– y ésta, como todas las cogeneradoras, ha sido bien tratada en el reparto (entre el 99 y el 100% de lo solicitado).
En realidad, las cogeneradoras se llevan la parte del león de las emisiones. De los 2.2 millones de toneladas de CO2 asignados a Cantabria, las cogeneradoras de Sniace Cogeneración, Cogecan, Solvay y Dynasol Elastómeros tendrán 1,16, más de la mitad. Ha quedado pendiente de decidir una alegación presentada por Solvay para que se le reconozca a su producción industrial.
Tanto Angel Irabien, director general de Medio Ambiente, como Martín Silván, responsable de Medio Ambiente de la Cámara de Comercio de Cantabria creen que, salvo algún caso particular, las industrias cántabras no tendrán demasiados problemas para ajustarse a este esquema de emisiones. Tampoco tendrán mucho margen para vender derechos excedentes, aunque pudiera llegar a producirse en el caso de cogeneradoras que utilizan carbón, si sustituyen este combustible por gas natural.