Diez metalúrgicas se unen para crear un gran consorcio
Ssiempre se ha dicho que uno de los handicaps para el desarrollo de Cantabria es la falta de cultura asociativa entre los empresarios, pero si de algo ha servido esta dura crisis ha sido para estimular la búsqueda de fórmulas de colaboración que faciliten el acceso a nuevos mercados, sobre todo en el exterior.
Ese paso, impensable hasta hace unos años, lo han dado diez firmas locales del sector metalmecánico, que se han asociado para crear una empresa capaz de competir en la captación de grandes proyectos. La fórmula utilizada para unir esfuerzos es la de una Agrupación de Interés Económico (AIE), que lleva el nombre de Santander Global Metal (SGM), expresivo de la intención que anima a esta iniciativa, la creación de una firma que aglutine las capacidades y recursos de los diez socios implicados y les permita acceder a proyectos que desbordan las posibilidades de cada uno de ellos.
Un proyecto de lenta gestación
La idea de crear una entidad con el músculo suficiente como para competir por grandes contratos no ha sido improvisada. Han hecho falta ocho meses de conversaciones entre los socios que se han ido sumando al proyecto hasta darle forma. En ese proceso ha jugado un destacado papel Sodercan que ha buscado a los interlocutores adecuados en cada subsector industrial y ha coordinado las reuniones.
El resultado ha sido una agrupación industrial con diez centros de trabajo, 72.000 metros cuadrados de superficie productiva, varias especialidades y un equipo humano formado por más de 800 personas. Unos recursos que le permiten competir por la adjudicación de obras que por su envergadura no estaban al alcance de las empresas locales.
Protagonismo para SGM
El deseo de resaltar la creación de este nuevo grupo y su funcionamiento como una sola empresa ha llevado a las firmas que lo integran a mantener en un segundo plano el nombre de los socios. Sin embargo, no es ningún secreto que se trata de empresas muy relevantes en el ámbito local y en cada una de las especialidades que aportan al grupo; empresas como Atecsol, Calcom, Desarrollo Gestión Industrial y del Medio Ambiente, Enwesa, Fundición de Aceros Especiales, Montajes Gomur, Montajes y Tuberías, Talleres Mecaprec, Tirso y Vila Electroquímica.
Estas diez empresas cubren todas las facetas que requiere la ejecución de grandes proyectos de generación eléctrica (hidroeléctricos, ciclos combinados, eólicos, nucleares o renovables); instalaciones industriales; plantas de tratamiento de aguas, equipos de transporte, etc.
Santander Global Metal tratará de sacar partida de su gran ventaja, que es disponer desde la ingeniería para desarrollar el proyecto a la pintura final que llevará la instalación una vez construida, lo que agiliza los procesos y deja en la región todo el valor añadido. “Uno de nuestros puntos fuertes –subraya el presidente de SGM, Faustino Larrea– es que todo lo hacemos nosotros y que, al funcionar como una sola empresa, el cliente tiene un solo interlocutor, algo que valoran mucho”.
La agrupación no está cerrada a la incorporación de nuevos socios, aunque deberán ser aceptados por unanimidad y una vez que se demuestre que aportan alguna complementariedad al grupo.
Búsqueda de mercados
El proceso que se abre ahora es el de la búsqueda de esos grandes contratos. Mientras se dotan de su propio departamento comercial, se están apoyando para ello en una consultora española especializada en los mercados exteriores. Los países hispanoamericanos, por las experiencias que varios de los socios han tenido ya en ellos, y los europeos más cercanos son los territorios que más interés despiertan en Santander Global Metal, pero también los árabes, por su gran potencial de desarrollo.
Aunque esta agrupación de empresas haya sido ideada pensando en conseguir una cartera de trabajos en el mercado foráneo, donde no competían, no descarta intervenir en el mercado nacional, pero en este caso el campo de acción estará más restringido para no colisionar con los intereses de los propios socios.
En todo caso será un comité de gestión el que analice cada proyecto para decidir cuál de las empresas que integran SGM realiza un determinado trabajo y evitar los roces.
Un cambio de cultura empresarial
El paso dado por estas diez empresas de mediano tamaño no deja de ser un hito por lo inusual en Cantabria, aunque hay precedentes. El pasado año seis empresas metalúrgicas y mecánicas creaban otro consorcio, Industrial Manufactures of Cantabria (IMC), orientado especialmente hacia la industria naval y a la energía eólica marina, cuyos contratos se discuten casi siempre en el terreno internacional. Son señales de un cambio en la mentalidad empresarial después de la crisis y la globalización de los mercados. El planteamiento asociativo nunca ha arraigado en esta comunidad, aunque tengamos ejemplos de éxito tan cercanos como los que nos ofrece la vecina comunidad vasca. Algo tarde, las empresas cántabras empiezan a valorar las ventaja de aunar fuerzas ahora que la realidad en que se movían ha resultado tan profundamente alterada por las dificultades de estos últimos años. “Si algo bueno podemos sacar de la crisis” –señala Larrea– “es que nos ha obligado a aguzar el ingenio a todos y hacer algo que hasta la fecha no hacíamos, bien porque no nos veíamos en una necesidad imperiosa o porque considerábamos que con el mercado que abarcábamos podía ser suficiente. Nos faltaba ambición, y ahora mismo no nos queda otra”, concluye el presidente de Santander Global Metal.