La ciencia al día
Estabilidad en las bicicletas
Acaban de hallar una explicación física al equilibrio de una bicicleta, una pregunta a la que los científicos han tratado de encontrar respuesta durante más de un siglo.
Hasta ahora se pensaba que la estabilidad se debía a la rotación de las ruedas, que generan un efecto giroscópico, y al avance en la dirección. Pero un artículo recién publicado en la revista Science resta peso a esta teoría. Los investigadores fabricaron una bicicleta para demostrar que estos dos factores no eran necesarios para su estabilidad una vez superada una velocidad determinada.
La bicicleta, denominada Two Mass Skate, tiene las ruedas pequeñas y contrarotatorias, que no ejercen un efecto giroscópico, y un pequeño avance de dirección negativo. Pese a que el punto de contacto de la rueda delantera está ligeramente por delante del eje del manillar, la bicicleta se mantiene estable.
Estos descubrimientos serán de interés para los fabricantes, no tanto por su diseño, que ha cambiado poco, sino por las modificaciones que podría introducir en bicicletas plegables y de carga.
Llega el grafeno
Un nuevo material procedente de la manipulación de la materia a escala atómica puede revolucionar el siglo XXI. Se llama grafeno y es una forma bidimensional cristalina del carbono, una capa única de átomos dispuesta en hexágonos con un átomo en cada vértice.
Hasta ahora se pensaba que estos cristales bidimensionales no podían crearse, ni siquiera existir como cuerpo independiente. Como cristal, el grafeno bidimensional es bastante distinto a las formas tridimensionales como el silicio. Y a diferencia de otros materiales, sus electrones recorren grandes distancias sin colisionar, incluso a temperatura ambiente.
Por todo ello, tiene una capacidad para transportar corriente entre diez y cien veces mayor que la de los semiconductores actuales, lo que le convierte en un prometedor candidato para su uso en los futuros dispositivos electrónicos.
Bacterias y antibióticos
Cada vez hay más bacterias que presentan resistencia a los antibióticos disponibles en el mercado. Por eso es tan importante que unos científicos hayan descubierto que la parte del ADN bacteriano que normalmente porta la resistencia a los antibióticos es capaz de transmitirse entre distintos tipos de bacteria y adaptarse a especies muy distintas.
Concretamente, se ha descubierto que son los plásmidos conjugativos los que realizan el proceso de transferencia de una a otra bacteria, aprovechando la maquinaria celular para trasladarse a otra célula y propagarse.
Los plásmidos IncP-1 son vehículos de enorme potencia para transportar genes de resistencia a antibióticos entre especies de bacterias, de ahí que no importe demasiado en qué parte del mundo o en qué especie bacteriana haya surgido la resistencia a los antibióticos porque puede trasladarse fácilmente de un entorno a otro.
El reto ahora es encontrar alguna medida efectiva contra ellos.
Limpiar el smog
Unos científicos españoles dicen tener una solución contra la contaminación en las ciudades. Se trata de convertir los edificios en una especie de esponjas que absorban los humos mediante el uso de una cerámica que purifica el aire.
La cerámica está compuesta por una sustancia llamada OfNOx que funciona generando una reacción química con los gases presentes en la atmósfera. En concreto, los óxidos de nitrógeno de la atmósfera son transformados en nitratos inofensivos.
La sustancia puede añadirse a materiales para la construcción como la cerámica o las pinturas acrílicas. Su exposición a la luz solar da lugar a la reacción química que va transformando el dióxido de nitrógeno.
Al estar presente en una cerámica que no tiene poros, la lluvia limpia el material de forma natural y el nitrato cae al suelo, convirtiéndose en nutriente para las plantas del entorno.
El nuevo material solo se ha probado en una atmósfera ideal y cerrada, por lo que habrá que ver cómo funciona al aire libre. No obstante, ya se ha podido demostrar que reduce la contaminación y que no produce la formación de otros gases no deseables como ácidos nítrico o nitroso.