Siro cambia de fábrica en Aguilar

Ya no hay galletas Siro, pero en la mayoría de las casas españolas entran las que la compañía fabrica para Mercadona o para otras empresas. Unas producciones que no hacen más que crecer, algo que no resulta muy frecuente en estos tiempos, y entre los beneficiarios de esa evolución está Aguilar de Campoo, una ciudad que tiene mucha influencia económica en el sur de Cantabria, donde forma un tándem con Reinosa, y que hace dos décadas parecía condenada a la decadencia. La inesperada pujanza de la industria galletera (también está presente Gullón) ha conseguido evitarlo.
El Grupo Siro tiene 260 operarios en Aguilar. Llegó hace una década, al comprar la fábrica de Fontaneda que durante muchos años consiguió que en millones de casas españolas se desayunasen galletas María. Ahora la ha sustituido por otra totalmente nueva, lo que no ha incrementado sustancialmente el empleo (sólo hoy doce puestos de trabajo fijos más) pero garantiza que Aguilar conservará durante muchos años el olor a vainilla. Por lo pronto, está previsto que a finales de año se ponga en marcha una segunda línea de producción que añadirá algún empleo más. Nada que ver, por supuesto, con los mejores tiempos de la antigua Fontaneda, que ahora será derribada, cuando llegó a dar trabajo a 800 personas, pero por entonces la tecnología era mucho menos sofisticada.
Siro, que tiene muchas más plantas de producción, ha dedicado la nueva factoría de Aguilar a la fabricación de los cereales de desayuno que Mercadona comercializa con su propia marca (Hacendado), algo que la empresa galletera califica como “una gran oportunidad para Grupo Siro y para Aguilar, ya que es un negocio con perspectivas de crecimiento”. Una prueba de ello es que en 2014 la producción prevista se situará en torno a los 23 millones de kilos.
No obstante, se conservan dos líneas de galletas, una para las ‘Rebuenas’, rellenas de chocolate, y otra destinada exclusivamente a los celíacos.

El cambio de orientación

Aguilar de Campoo ha tenido una larga tradición industrial, muy vinculada a la transformación de los cereales en galletas. Sin embargo, la llegada de las multinacionales del sector a España parecía condenar a estas empresas locales a la desaparición o, como mal menor, a caer en sus manos. El guión previsto no siempre se cumplió y las empresas presentes en Aguilar se convirtieron en un ejemplo de éxito. En el caso del Grupo Siro, hizo el camino de ida (la venta a una multinacional) y el de vuelta, al ser adquirida más tarde por otro empresario español, José Manuel González Serna, que incorporó al Grupo la fábrica de Fontaneda en Aguilar y las de Bimbo en Briviesca y El Espinar, que procedían de la repostera cántabra Martínez.
Olvidarse de sus propias marcas y optar por hacer la de sus distribuidores y especialmente la de Mercadona imbuyó a la empresa de una enorme disciplina en políticas de eficiencia e innovación para hacer mejores productos a mejores precios. La empresa achaca su éxito al “trabajo duro” y al cambio de orientación estratégica: “Hace años ya vimos que el mercado se estaba moviendo y tomamos la decisión de abandonar las marcas, para nosotros ya no aportan valor –aunque eso no implica que no pueda tenerlo para otros–”, expone. “En este camino apostamos por ser más eficientes, más innovadores y, en definitiva, por estar más cerca de nuestros clientes.”

Dos décadas vertiginosas

El actual Grupo Siro nació en 1991 cuando José Manuel González Serna compró la empresa Galletas Siro, de Venta de Baños, que en ese momento estaba en manos de Danone. Desde entonces, su actividad y su perímetro industrial se han multiplicado hasta sumar quince fábricas, repartidas por las localidades castellanas de Venta de Baños (4), Aguilar de Campoo, El Espinar, Toro, Medina del Campo y Briviesca; por la Comunidad Valenciana (2), Andalucía (2), Cataluña y Canarias. Además, dispone de un almacén logístico automático en Venta de Baños y un centro de I+D+i en la localidad segoviana de El Espinar.
En 2011, el Grupo alcanzó una facturación de 489 millones de euros (un 19,3% más que el año anterior) y vendió 320.000 toneladas de galletas, cereales, bollería y otros productos de desayuno, con un EBITDA de 81 millones de euros y una plantilla de 3.600 personas.
Aún más llamativo que la dimensión alcanzada es la previsión de crecimiento de su Plan Cuatrienal 2011-2013, que en plena crisis calcula poder duplicar las ventas, un objetivo que la empresa considera ambicioso pero no irrealizable. En realidad, es semejante al fijado –y cumplido– en el Plan anterior, aunque en esta ocasión el menor empuje del consumo interno se compensará con las incursiones que está previsto hacer de la mano de Mercadona en otros países. Otra parte la aportará el desarrollo de nuevos productos, un aspecto que Siro cuida mucho, hasta el punto de haber dedicado una planta que tiene en Segovia exclusivamene a I+D+i. Aunque pueda sorprender un poco que las galletas tengan tanto margen para innovar, la realidad es que son productos en permanente renovación –incluidas las recetas–. También se ajustan los sabores y los perfiles nutricionales a la evolución de la clientela y se desarrollan nuevos productos, que no siempre son galletas.
Siro está presente en otros negocios como el de la pasta, el pan de molde, la pastelería, la bollería y los cereales. Además, ha planteado la propia actividad de I+D+i como un negocio en sí mismo, y esa unidad también trabaja para otras empresas alimentarias.

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