El último empujón a la Autovía del Agua
Desde la cuenca del Deva, en Val de San Vicente, hasta la zona de Pando, en Castro Urdiales, las excavadoras han trazado en estos últimos años una larga cicatriz que esconde la mayor infraestructura hidráulica de Cantabria, conocida como la ‘Autovía del Agua’. 160 kilómetros de tuberías enlazarán ambos puntos cuando se completen las obras, algo que la Consejería de Medio Ambiente se dispone a hacer a lo largo de este año con la inmediata licitación de los últimos tramos que restan por ejecutar y que se sitúan en el eje costero. El primero de ellos es el que va de Cabezón de la Sal a Reocín, atravesando los municipios de Udías y Alfoz de Lloredo. En total, ocho kilómetros de tuberías que conectarán con el tramo que llega hasta Valdáliga, por un lado y con el que alcanza Santillana del Mar por otro. El trazado por pistas forestales ayudará a minimizar el impacto ambiental de la obra.
El segundo tramo, que será licitado en breve, es el que transcurre entre el bajo Pas y Camargo. Partirá del depósito de Arce y conectará mediante siete kilómetros de tuberías con lo ya construido en San Salvador de Heras.
Posibilidad de trasvases entre cuencas
Una vez ejecutados ambos tramos solo restaría reemplazar la tubería que une Colindres con Argoños, una vieja infraestructura del Plan Asón, para culminar esta ambiciosa obra que asegurará el abastecimiento de agua en Cantabria durante al menos los próximos 30 años. La comunicación entre cuencas permitirá trasvasar agua desde cualquiera de los valles de la región al punto en que se precise mediante conexiones a las redes municipales.
La financiación de la Autovía del Agua ha sido asumida por el Ministerio de Medio Ambiente que no solo reembolsará a Cantabria los 200 millones de euros que costará su ejecución, sino que ha comprometido otros 175 millones de euros para el desarrollo de un Plan de Calidad de las Aguas, así como para la conexión con el Bitrasvase del Ebro. Esta última obra asegurará una aportación anual de 26 hectómetros cúbicos que convertirán en historia los cortes de agua que periódicamente se han producido en la zona oriental de Cantabria.