Resultados a prueba de crisis

Predecible es un adjetivo muy adverso para una novela, pero magnífico para un banco y probablemente ninguno defina mejor al Santander, al menos en lo que se refiere a su cuenta de resultados. En los cuatro años de crisis ha obtenido un beneficio de 36.000 millones de euros, gracias a un cóctel que no han llegado a imitar sus competidores: repartir el negocio entre los mercados maduros (Europa, sobre todo) y los emergentes, centrarse en la banca de toda la vida, sin mayores inventos, mantener un nivel muy alto de liquidez para aprovechar las oportunidades que surgen y una gestión de los riesgos más exigente que otros colegas. Aunque el Santander no sea el banco más rentable del mundo, ninguno otro ha igualado esta serie histórica y menos en mitad de la crisis.
Para los accionistas que cada año se sientan en las sillas del Palacio de Exposiciones de Santander quizá resulte un poco difícil de entender que el banco que acaba de adquirir la entidad en Polonia aporte un año después tanto beneficio al grupo como el negocio en España, pero los tiempos han cambiado. El Santander sería hoy mucho menos sin Latinoamérica, de donde salen el 40% de sus rendimientos y especialmente Brasil de donde obtiene el 25% del beneficio. En cambio, su país de origen ya sólo genera el 15%.
Botín y Sáenz se encargaron de tejer una red internacional tan variada que fuese capaz de amortiguar cualquier contingencia y cuya prueba de fuego ha sido la actual crisis, que ha afectado a varios continentes a la vez. Pocos pudieron presumir que la salvación vendría de aquellos lugares que parecían tradicionalmente condenados a la crisis perpetua, los que ahora se conocen como emergentes. De ahí, y especialmente de Latinoamérica, provienen ahora la mitad de los beneficios del Banco. Son países que están manteniendo fuertes ratios de crecimiento y que ofrecen otro incentivo más: frente a la saturación bancaria en Europa, son lugares donde queda mucho margen para crecer, por lo que es muy probable que, en el futuro, el negocio dependa aún más de esas zonas.
No obstante, el Santander espera que el mercado español remonte ya, al mostrar síntomas de que la morosidad está a punto de tocar techo. Incluso en el caso de que no fuese así, sus beneficios en el país van a crecer este año por dos circunstancias predecibles: tendrá que hacer menos provisiones y empiezan a ampliarse los márgenes, un proceso que se acelerará, en opinión de Emilio Botín, cuando concluya la fusión de las cajas y queden muchas menos entidades: a menos competencia, créditos más caros.

Las expectativas de Polonia

En esta política de previsibilidad aún queda otro motor de reserva, el de Polonia, un país con una población muy semejante a la de España, donde las expectativas son muy altas, sin olvidar el Reino Unido, Alemania y EE UU. En Gran Bretaña el Santander ha sido el único banco extranjero que no ha pinchado, y se ha convertido en el segundo del país. En Alemania, su estrategia está centrada en la financiación al consumo y en EEUU en el crecimiento orgánico.
El cóctel Santander se compone de diez ingredientes (otros tantos mercados), repartidos entre maduros y emergentes y con una cierta variedad de productos pero siempre vinculados a la banca tradicional. Una vez revuelto ha de dar entre 8.000 y 9.000 millones de euros de beneficio cada año pase lo que pase y sin tener que recurrir a las ventas. Pero, para desolación de los accionistas, eso apenas anima la cotización.

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