Ingenor promueve un polígono en Marruecos que acogerá a varias empresas cántabras
Marruecos no es un lugar desconocido para las empresas de Cantabria. Desde hace más de un lustro, el país norteafricano ha sido una de las primeras opciones elegidas por los empresarios locales en su todavía tímida apertura hacia el exterior. Varias iniciativas del sector pesquero, en la fabricación de pinturas, cableados o muebles de oficina, dan fe del interés de algunas firmas cántabras por asentarse en ese prometedor mercado, creando allí sus propias factorías. Un proceso de implantación que podría acelerarse gracias al proyecto de una firma de ingeniería de Camargo, Ingenor, que ha comenzado a levantar un complejo industrial de 30.000 m2 junto a uno de los puertos más importantes de Marruecos, el de Jorf Lasfar, en la costa atlántica. Allí pretende albergar a aquellas empresas españolas que deseen instalarse en ese país y, especialmente, a las pymes cántabras que hasta ahora no se habían planteado la internacionalización, pero que buscan nuevos horizontes comerciales o abaratar los costes de algunos procesos.
Una llamada a la industria auxiliar
El puerto de Jorf Lasfar se encuentra situado 110 kilómetros al sur de Casablanca y cerca de la ciudad de El Jadida. En su entorno se concentran algunas de las industrias más relevantes de Marruecos, como la empresa pública OCP, dedicada a la explotación de fosfatos, o la acería Sonasid.
En este área portuaria se ubican, además, un centro de intercambio y expedición de cemento, una planta de prefabricados de yeso, depósitos de gasolinas y propano de la Oficina Nacional de Hidrocarburos y dos centrales térmicas de carbón, de 660 MW de potencia.
Todas estas instalaciones carecen de una industria auxiliar de apoyo. O se valen de sus propios servicios de mantenimiento o han de recurrir para estas tareas a empresas situadas en Casablanca, a cien kilómetros de distancia.
Esta ausencia de una red de empresas auxiliares en un enclave portuario que mueve 25 millones de toneladas al año (cuatro veces más que el puerto de Santander) ha sido uno de los motivos que han impulsado a Ingenor a poner en marcha este proyecto, asociándose con un empresario marroquí.
Además de las oportunidades empresariales que genera el propio puerto, el complejo industrial proyectado por la firma cántabra pretende servir de plataforma de desembarco para pequeñas y medianas empresas extranjeras atraídas por las posibilidades que ofrece Marruecos, pero que no se han atrevido a dar el salto, por desconocimiento de las peculiaridades de ese país.
La sociedad mixta creada para construir y gestionar el polígono, denominada Gonor, no sólo ofrecerá las naves industriales donde instalarse, sino también asesoramiento para la creación de redes comerciales, búsqueda de mano de obra o colaboración para el montaje y equipamiento de los procesos de fabricación. Se trata, en definitiva, de facilitar el acceso al mercado marroquí, sobre el que Ingenor ha acumulado experiencia en los últimos años, supervisando varias obras financiadas por el Banco Mundial.
Alquiler de naves industriales
En una primera fase, Gonor levantará siete módulos de entre 700 y 1.000 metros cuadrados, uno de los cuales está ya en ejecución y servirá como zona de recepción y núcleo administrativo del complejo. En fases posteriores, se construirán ocho módulos más, hasta completar los 15.000 m2 de naves industriales que contempla el proyecto.
El planteamiento inicial de los promotores del proyecto es el de alquilar las naves, por entender que de ese modo se simplifica la gestión del complejo.
Las iniciativas empresariales que se pueden desplegar allí son tantas como las oportunidades de mercado que ofrece Marruecos, un país en acelerado proceso de expansión, con muchas ramas industriales por desarrollar y que favorece la instalación de empresas extranjeras, preferentemente manufactureras.
Marruecos ya es un gran consumidor de productos industriales españoles a pesar de que, en mayor o menor medida, están sometidos a aranceles que llegan a alcanzar el 60%. Por el contrario, la fabricación o la terminación en plantas locales de productos parcialmente fabricados en Europa, está exenta de impuestos. Este es uno de los principales atractivos para la apertura de centros de trabajo en el país. El otro son sus bajos costes salariales, que lo hacen muy competitivo en la fabricación de productos con un componente de mano de obra elevado.
Ambos factores, junto a su proximidad geográfica, han convertido a Marruecos en uno de los lugares preferidos por las empresas españolas a la hora de abrir fábricas en el exterior, hasta el punto de que son ya 500 las compañías de capital español asentadas en el país.
Un país con muchas posibilidades
Antes aún de comercializarse, son varias las empresas cántabras que ya han mostrado interés por instalarse en el polígono de Jorf Lasfar. Una firma de pescado congelado estudia levantar un almacén frigorífico, para aprovechar la ubicación del complejo, situado en la ruta que enlaza las pesquerías del Atlántico con el norte del país, y un fabricante de módulos de cocina proyecta instalar una planta para la terminación de productos semielaborados en Cantabria.
La gran inversión en infraestructuras que está realizando Marruecos abre también grandes oportunidades para la comercialización de maquinaria de obra pública de segunda mano, que prolongaría así su utilidad en un nuevo mercado. Esa es una de las actividades que Ingenor confía asentar en su polígono. El coste de la mano de obra de los mecánicos hace inviable en España el mantenimiento de estas máquinas a partir de unas determinadas horas de uso, pero su utilización es rentable en el país norteafricano, donde los salarios son mucho más bajos.
Otra de las oportunidades, la alta demanda de generadores eléctricos en Marruecos, ante la insuficiencia de la red de suministro, está siendo analizada por una firma cántabra de cara a la creación de una filial en el complejo.
La propia Ingenor proyecta aprovechar estas instalaciones para iniciar sendos negocios a partir de las necesidades de dos de las grandes industrias situadas en el puerto de Jorf Lasfar: la comercialización en Marruecos de prefabricados de yeso y la distribución de la ferralla fabricada en la cercana acería de Sonasid.
El interés por el polígono ha trascendido a empresarios de otras comunidades y es probable que uno de los primeros ocupantes sea una firma gallega fabricante de puertas de madera para viviendas.