IFC comienza a fabricar medicinas en Cantabria

El laboratorio Industrial Farmacéutica Cantabria ha vuelto a fabricar especialidades farmacéuticas en su planta de Santander, que hasta ahora estaba dedicada exclusivamente a productos cosméticos. Esa decisión ha requerido una completa transformación de la fábrica, dado que las exigencias para la producción farmacéutica son muy elevadas. Con este salto cualitativo, la factoría cántabra abre una vía de potencial crecimiento muy importante dado que IFC se ha caracterizado por su enorme agresividad comercial desde que en 1994 fue adquirida por la familia mallorquina Matji.
Una muestra de la disposición de IFC a conquistar cualquier mercado es la reciente alianza con una de las mayores empresas privadas chinas, Chang Yi Pharma para comercializar en aquel país el Inmunoferón, su patente de más éxito. Este medicamento que se utiliza para reforzar las defensas inmunológicas tiene un mercado potencial muy importante en la zona, dado que la Hepatitis b tiene una prevalencia del 10% entre la población china, la mayor tasa del mundo.
IFC sufrió un golpe muy duro hace dos años, cuando el Ministerio de Sanidad dejó el Inmunoferón fuera de los listados de medicinas financiadas por la Seguridad Social. Todos los intentos de la empresa por evitarlo resultaron vanos y eso interrumpió la espectacular senda de crecimiento en las ventas del laboratorio. Sin embargo, la facturación ha seguido subiendo, aunque de forma más moderada y existen indicios claros de que el Ministerio está dispuesto a reconsiderar su decisión.
Además del Inmunoferón, su producto estrella para la prevención de enfermedades recidivantes, IFC comercializa el Emeprotón, el producto contra la úlcera gástrica que pasará a la historia farmacológica española por haber provocado el primer descenso de precios en un sector donde jamás habían bajado.
Estos y otros medicamentos se han venido fabricando en la planta que el grupo posee en Torrejón de Ardoz. En Cantabria se ubicaba la división dermatológica, la primera en introducir los alfahidroxiácidos para el tratamiento de la piel a través de la línea de productos Neostrata, y en crear el concepto de fotoinmunoprotección, al introducir en el Difur extracto de Polypodium Licotomos, el primer fotoinmunoprotector de origen natural, con cualidades que aumentan la resistencia de la piel frente a la radiación ultravioleta.
Otra de las líneas de investigación de su división dermatológica está en los productos cicatrizantes y regeneradores de la piel, entre los que destaca Endocare, una loción regeneradora basada en la secreción de un molusco marino, que ha demostrado su capacidad para estimular la proliferación de fibroblastos.

Marca para genéricos

IFC ha estado muy atento a las decisiones ministeriales sobre los medicamentos genéricos, principios activos que por haber caducado el periodo de vigencia de la patente pueden comercializarse por otros laboratorios bajo su denominación genérica y, que por estar amortizada la investigación, pueden venderse más baratos. Hasta el momento, el mercado ha reaccionado con relativa frialdad y los genéricos no han conseguido abrir una brecha de ventas significativa, pero el laboratorio es consciente de que se trata de una carrera de fondo donde es necesario tomar posiciones de inmediato, dado que ni siquiera los grandes fabricantes parecen dispuestos a dejar pasar esta oportunidad.
Para unificarlos bajo una marca que pueda adquirir notoriedad pública, IFC ha comenzado a amparar los cinco genéricos que ya comercializa bajo la denominación Genéricos UR, (iniciales de uso racional).
La reforma de la fábrica de Adarzo permitirá un aprovechamiento más intenso e iniciar la fabricación de especialidades propiamente farmacéuticas y no sólo cosméticas. Las cremas y los líquidos orales son el primer paso para futuras ampliaciones. Después de una inversión de 150 millones de pesetas, todas las estancias farmacéuticas están presurizadas para evitar cualquier posible contaminación ambiental, lo que, entre otras medidas, exige un sistema de puertas-esclusas.
Entre la nueva maquinaria figuran un agitador de 500 litros y doble camisa, que permite calefactar o refrigerar las cremas durante su agitación; una caldera de acero inoxidable; un emulsionador; una bomba de trasiego; un equipo automático de limpieza; una llenadora-cerradora de tarros y botellas y otra de tubos laminados que no sólo inyecta el producto en el interior a través de una jeringa descendente, sino que lo sella por calor con una mordaza a un ritmo de 5.000 a la hora. También se ha puesto en servicio una estuchadora semiautomática que dobla las solapas de los cartoncillos hasta formar los estuches, introduce los prospectos, codifica la solapa inferior y los cierra.

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