¿FIN DE UN CICLO EN LA BOLSA?

El susto bursátil de mayo, provocado por los valores tecnológicos, puede tener muy diferentes interpretaciones. ¿Ha sido un reajuste técnico o es el primer síntoma de cansancio tras un ciclo de cinco años fuertemente alcista, sobre todo en España? Por el momento es demasiado pronto para saberlo, pero lo que sí está claro es que los inversores se van a mostrar más cautos después de un periodo donde el riesgo de equivocarse ha sido relativamente pequeño.
Cien pesetas invertidas en la Bolsa española en 1992 se habrían convertido el pasado mes de diciembre en casi 500 –lo que la convierte en la más rentable– frente a las 450 de Francfort, las 348 de Nueva York o las apenas quince de Tokio, que ha conocido un quinquenio nefasto.
Lo cierto es que todas las bolsas, a excepción de la japonesa, han vivido crecimientos muy rápidos en los últimos años, pero el ciclo largo de EE UU –más de una década– lo ha distribuido en un periodo de tiempo bastante más largo y por tanto la curva es más tendida, mientras que en España el tirón de media docena de valores muy ponderados ha creado unos índices poco realistas, ya que en un año de tan fuerte subida como fue el 98, la mitad de los valores no mejoraron la cotización lo cual, obviamente, no podía deducirse de la simple lectura de los índices.
La concentración sobrevalora, en la misma medida, las caídas. Basta que Telefónica, Terra y un par de valores tecnológicos más de alta capitalización desciendan con fuerza para que los índices se hundan. Y en la misma medida, los valores que no forman parte de esta corriente tecnológica se han quedado arrinconados por la canalización de los flujos de dinero hacia el llamado nuevo mercado.
De los valores que cotizan en el mercado continuo madrileño, sólo 69 han llegado a la primavera mejor de lo que comenzaron el año, mientras que 59 han perdido capitalización. Aparentemente, es una evolución mediocre, pero no preocupante. Sin embargo, en el Ibex, donde están los valores de peso que marcan las tendencias, la proporción es peor, 16 compañías han subido frente a 19 con rentabilidad negativa, entre ellas muchos de los valores con más capitalización (Telefónica, Terra, BSCH o Repsol).

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