Restricciones europeas al cabotaje para frenar el ‘dumping’ social
Así, han implantado salarios mínimos para los trabajadores que hagan transporte internacional dentro de sus países; además, Francia exige la presencia estable de un representante de la empresa, así como la comunicación con 24 horas de antelación de que se va a realizar un viaje a ese país. Una exigencia a la que acaba de añadir una tasa de 40 euros por cada solicitud de desplazamiento de un trabajador. En España, establecer un salario mínimo para los conductores de portes internacionales similar al de esos países no plantea especiales problemas pero sí resulta muy perjudicada, dada su ubicación geográfica, por las trabas burocráticas al desplazamiento de sus transportistas.
Otra de las restricciones que ha impuesto Francia es la que impide que descansos de 45 horas de los conductores se puedan hacer en la cabina del camión, aunque sí los reducidos (24 horas). Se trata de evitar que las áreas de descanso de las carreteras francesas se colapsen, como ahora ocurre con conductores búlgaros, rumanos o polacos, que prácticamente viven en el camión. Porque, al margen del cabotaje, pensado para que los viajes de vuelta a los países de origen no se hagan de vacío, y que permite hacer hasta tres viajes dentro de un país en el plazo de siete días, lo que más distorsiona el mercado es la existencia de las llamadas empresas buzón, radicadas en países del Este, con salarios y condiciones de trabajo diferentes a las que existen en los países europeos más avanzados. Les basta crear en ellos una filial que les permite hacer transporte por toda Europa con unos salarios inferiores, con lo que consiguen unos costes alrededor de un 25% más bajos que el de las empresas del sector.
Pero mientras se busca la manera de endurecer la legislación para evitar esa práctica, el ejemplo ya ha sido imitado por algunas empresas españolas, que aprovechando el desmantelamiento de la negociación colectiva realizado en nuestro país por la reforma laboral, operan en el tráfico internacional con conductores contratados en países del Este y con sueldos más bajos que los habituales en el sector.
Unas prácticas que solo se corregirán en la medida en que la Unión Europea armonice las condiciones del transporte de mercancías por carretera en todos los países miembros.