El valor de la seguridad

Uno de los índices más significativos del desarrollo de una sociedad y de su nivel de bienestar es el de la seguridad en la prevención de los delitos. Para ello no basta con contar con un eficiente aparato policial o con normas legales disuasorias, es preciso –y en determinados casos obligatorio– dotarse de medidas de seguridad que eviten o al menos dificulten la comisión de hechos delictivos.
Desde 1992, una Ley, la de Seguridad Privada, obliga a ciertos establecimientos comerciales como joyerías, estaciones de servicio, oficinas de farmacia, administraciones de lotería y despachos de apuestas mutuas, a establecer medidas de seguridad. A pesar de la norma, un estudio realizado a mediados de los años noventa revelaba que más del 50% de los establecimientos afectados ignoraban la existencia de esta obligación legal.
Sin embargo, la sensibilidad de la sociedad española hacia las cuestiones relativas a la seguridad, ha ido en aumento en estos últimos años, hasta el punto de que, actualmente, el grado de penetración de los sistemas y servicios de seguridad en las empresas y en los organismos de la administración pública se sitúa ya en cotas superiores al 95%, alcanzando el 100% en sectores como el de las finanzas. El grado de implantación de sistemas de seguridad suele ir ligado al tamaño de las empresas y la práctica totalidad de las que cuentan con plantillas situadas entre los 100 y 500 empleados utilizan algún sistema electrónico o servicios de vigilancia.
El total de las inversiones realizadas por empresas y administraciones públicas españolas en servicios de seguridad se estima que alcanzó el pasado año una cifra cercana a los 175.000 millones de pesetas, distribuidos entre los servicios de vigilancia, los sistemas electrónicos y el transporte de fondos.
De todos ellos, el mercado de servicios de vigilancia es el que ha alcanzado una mayor madurez y el que presenta, por tanto, un menor potencial de crecimiento. De hecho, estos servicios tienden cada vez con mayor frecuencia a ser sustituidos por centrales receptoras de alarmas y, especialmente, por sistemas electrónicos –como los circuitos cerrados de televisión–, que están experimentando un notable auge. Estos sistemas de control, vía transmisión y grabación de imagen, han derivado en los últimos años hacia tecnologías digitales y su uso se ha generalizado gracias al espectacular abaratamiento de sus componentes.

La penetración en el mercado doméstico

Aunque con menos fuerza que en otros sectores de mayor riesgo, el mercado doméstico se muestra también receptivo a la implantación de sistemas de seguridad, aunque continúan primando en ellas los elementos más tradicionales, siendo las puertas blindadas o las cerraduras de alta seguridad los principales dispositivos instalados en las viviendas españolas.
Según un estudio realizado en septiembre del pasado año por la consultora DBK para la Asociación de Empresas de Seguridad (AES), el parque de puertas blindadas instaladas en los hogares españoles se sitúa en 6,8 millones, lo que representa una penetración del 39,5% sobre los 17,2 millones de viviendas familiares que existen en España.
Otro sistema de seguridad tradicional, aunque no tan extendido, es el de la caja fuerte. A finales del pasado año, el número de las instaladas en España se cifraba en 840.000, lo que daba como resultado un índice de penetración del 4,9% sobre el total de viviendas familiares.
La instalación de alarmas supone un notable reforzamiento del concepto de la seguridad en el ámbito doméstico. El número de las instaladas en España se estima situado en torno a un millón, lo que representa un 5,8% sobre el total del parque de viviendas.
En los municipios de más de 30.000 habitantes, cerca del 60% de estas alarmas están conectadas a una central receptora, lo que multiplica notablemente su eficacia. En este cambio han jugado un papel importante las restricciones impuestas por muchos ayuntamientos a la instalación de alarmas acústicas exteriores, que han sido prohibidas recientemente por la Ley de Actividades Molestas, así como la percepción de que un buen sistema de seguridad requiere el complemento de un servicio personal de atención que asegure una rápida respuesta.

Previsiones de mercado

Las previsiones indican un favorable comportamiento del mercado de puertas blindadas, cajas fuertes y, sobre todo, de las alarmas. Estas previsiones tienen su punto de partida en el auge experimentado por el sector inmobiliario en estos dos últimos años.
En el mercado de puertas blindadas, las previsiones presentan tasas de crecimiento cercanas al 7% para el bienio 2000-2001, habiéndose cerrado el año 2000 con un mercado de 365.000 unidades. En cuanto a las cajas fuertes, se prevé un crecimiento constante en torno al 7-8% para estos dos años, lo que supondrá que el mercado de cajas fuertes alcance casi las 78.000 unidades en el presente año.
Pero es en el sector de las alarmas controladas desde una central receptora donde los analistas confían en que se produzca un mayor crecimiento. La eficacia de este sistema ha impulsado su aplicación en el mercado doméstico, que adquirió el pasado año 155.000 nuevas alarmas, lo que supuso un incremento del 29% respecto a las que estaban en funcionamiento en 1999. Los expertos confían en una evolución semejante, aunque algo más ralentizada, para el presente año.
Desde el punto de vista de la oferta, la tendencia más significativa es hacia la concentración de empresas de seguridad –sobre todo en el mercado de alarmas, que se encuentra muy atomizado debido a la existencia de numerosas empresas locales o regionales de pequeña dimensión– y la disminución del intrusismo.

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