La hora de los puertos de montaña

Cantabria difícilmente va a ser más llana, pero sí puede resultar más accesible y, en ese sentido, su situación ha mejorado sustancialmente en pocos meses al simultanearse la reforma de varios puertos de montaña interiores por el Gobierno regional y la apertura del tramo de la Autovía de la Meseta que salva el puerto de Pozazal.
Si lo que perseguía fundamentalmente el I Plan Regional de Carreteras, ejecutado entre 1997 y el año 2000, era completar los ejes costeros y dotar de buen firme una red que llevaba muchos años abandonada, el II Plan se planteó mejorar los accesos por los puertos menores de la región y potenciar las comunicaciones de las comarcas del interior con el resto de la red viaria. Había llegado la hora de dotar de infraestructuras dignas a una parte de Cantabria olvidada durante décadas y cuyo potencial de desarrollo turístico se verá multiplicado con la terminación de la Autovía de la Meseta.
El pasado verano finalizaron las obras de acondicionamiento y mejora del puerto de Las Muñecas y la carretera entre Puentenansa y La Hermida que recorre los collados de Ozalba y la Hoz. Era la primera de las obras emprendidas en los pasos montañosos de la región. La siguiente, ya inaugurada, ha sido el vial de La Matanela, once kilómetros desde San Pedro del Romeral hasta la carretera de Burgos, que puede servir de alternativa al puerto de El Escudo y ayudará a revitalizar una zona deprimida. Entre los tramos de próxima finalización se encuentra también otros pequeños puertos como el de Escalante, cuyo firme está siendo acondicionado.
Pero lo realmente destacable, por la longitud de los trazados y su impacto en la mejora de las comunicaciones interiores de Cantabria, son las obras acometidas en los puertos de Alisas, Palombera, La Braguía y La Cohilla. De la dificultad que plantean las actuaciones en esos tramos de montaña da idea el esfuerzo inversor realizado por la Consejería de Obras Públicas. En unos trazados que suman apenas 69 kilómetros de carretera se ha visto obligada a emplear 24 millones de euros (4.000 millones de pesetas), una cifra muy inhabitual en el coste por kilómetro de las carreteras regionales.
En todos estos tramos la plataforma se ha ampliado desde los cuatro metros y medio originales –algo más en el caso de Alisas– hasta los seis metros, que permiten el cruce holgado de dos camiones. También se ha mejorado el trazado con la rectificación de curvas; unas actuaciones que en el caso de Palombera han sido realizadas con un especial cuidado para minimizar el impacto ambiental de la obra, ya que la actuación en una zona de tal calidad ambiental había suscitado muchos temores entre la población con más sensibilidad conservacionista.
Después de la dura oposición de algunos grupos ecologistas, el resultado final parece haber tranquilizado los ánimos de todos. A lo largo del recorrido se han utilizado cunetas ecológicas, se han sustituido las barreras metálicas de seguridad por biondas de madera, que permiten conservar el aspecto agreste, y se han recuperado como praderías los espacios asfaltados que quedaron sin utilidad en las muchas curvas que han sido rectificadas. Unas medidas que prácticamente hacen pasar inadvertida la reforma, de no ser por el cambio en la calidad de la carretera.

Un impulso para Valderredible

Una de las zonas de Cantabria en la que más se dejaba sentir el abandono de las comunicaciones era Campoo y hacia ella se ha orientado buena parte del esfuerzo inversor del último plan de carreteras. El eje que atraviesa el municipio de Valderredible, uniendo los puertos de Pozazal y Carrales es, con sus 54 kilómetros y 19 millones de euros de inversión, la carretera más cara de las emprendidas en la pasada legislatura. Hace algunas semanas tenía lugar la inauguración del tramo entre Carrales y Ruerrero, un trazado de 18 kilómetros dotado de nuevo firme y una plataforma de seis metros de anchura. Para el próximo verano se espera que estén concluidos los dos tramos restantes: Ruerrero-Villanueva de Nía y el que une a esta localidad con Pozazal y la Autovía de la Meseta.
La mejora de este eje puede tener efectos decisivos en el desarrollo de una comarca de gran atractivo turístico y que, sin embargo, es una de las más desconocidas de Cantabria, probablemente por las graves deficiencias de comunicaciones que hasta ahora presentaba.
Otro vial de clara vocación turística es el inaugurado en la zona de Mazcuerras, entre Villanueva de la Peña y el puente de Santa Lucía. Los 5,4 km de carretera que unen ese municipio con la entrada al valle de Cabuérniga serán una alternativa para el acceso a la ruta turística del Saja que ayudará a descongestionar el paso por el casco urbano de Cabezón de la Sal.

Próximas inauguraciones

Además de los pasos portuarios y de carreteras como la de Valderredible o la ya concluida de Mazcuerras, hay otras obras próximas a inaugurarse. Entre ellas, el eje que une Puente El Arrudo con Puentenansa, diez kilómetros de difícil trazado donde mejorar el firme y ampliar la plataforma ha costado diez millones de euros, y que va a facilitar el acceso a todo el valle del Nansa.
Otras obras significativas son las de Celada-Marlantes, Omoño-Villaverde de Pontones o la conexión entre Güemes y Meruelo.
Junto a esos tramos, casi finalizados, la Consejería de Obras Públicas tiene en marcha otros proyectos que suman 34 millones de euros de inversión. Es el caso de La Charola-El Tejo; La Lomba-Brañavieja; Ampuero-Guriezo; Matamorosa-Mataporquera, y Olea hasta el límite de la provincia; Alto Marín-La Cavada; Hoznayo-Villaverde de Pontones y La Rabia-La Revilla.

Eliminar travesías

Con estas actuaciones se completarán buena parte de los objetivos marcados en el II Plan de Carreteras y, en realidad, la transformación de la red regional. En la tercera fase de ese plan, que ha comenzado a ser redactada, se abordarán las conexiones con la Autovía de la Meseta, que potenciarán su utilidad, al ponerla también al servicio de los valles interiores, y se iniciará una política de variantes para evitar las conflictivas travesías de poblaciones como Comillas, Cabezón de la Sal y Santillana del Mar.
Otra variante ya en estudio es la de Potes, aunque en este caso su construcción corresponde al Ministerio de Fomento, ya que se trata de evitar la actual travesía de la N-621 a su tortuoso paso por la capital lebaniega.
En la mejora de la red, por muy lejos que se llegue, siempre quedará alguna actuación y la más significativa de este periodo será la mejora de la carretera entre Los Corrales de Buelna y Puente Viesgo, que puede ser una buena palanca para el desarrollo de la comarca de Buelna al agilizar su comunicación con la nacional Santander-Burgos.

Los otros puertos

Quedarían pendientes de reforma los pasos montañosos secundarios que nos comunican con la Meseta: La Sía, Lunada y Estacas de Trueba, con las que culminará la transformación de las carreteras regionales en una red viaria homologable con las mejores de España. Desde la Consejería de Obras Públicas se ha puesto ya fecha a esos proyectos y se baraja el año 2006 para el inicio de las obras en los tres últimos puertos de montaña de la geografía cántabra.
Acabará así la renovación de los 2.700 kilómetros de carreteras regionales, pero como nada es eterno y menos en este terreno, comenzará a ser necesaria la revisión de algunas de las carreteras en las que ya se actuó. Un mantenimiento que no será barato pero, en cualquier caso, mucho menos costoso que la creación de nuevas carreteras o la renovación de las que ya existían después de muchos años de abandono.

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