El factor cántabro

El magnate judío se ha convertido en el último escándalo de Clinton
Marc Rich, creador de Glencore, propietario de AZSA

El presidente norteamericano, como el español, tiene la potestad de conceder indultos, pero ese privilegio está sometido a las mismas polémicas por las que ha tenido que pasar Aznar en su intento de rehabilitar al juez prevaricador Gómez de Liaño. Entre sus últimas decisiones en la Casa Blanca, Clinton incluyó el indulto de Marc Rich, un magnate judío perseguido por la justicia norteamericana por un fraude fiscal multimillonario. El escándalo ha sido aún mayor porque la familia Rich había donado para la última campaña de los demócratas un millón de dólares y había financiado una fiesta de desagravio al presidente en mitad del escándalo Lewinsky.
¿Qué une a Rich a Cantabria?. – El haber creado de la nada Glencore, la empresa que tiene el paquete mayoritario de AZSA y que aspira a hacerse con el control absoluto a través de una opa por medio de otra de su filial Xtrata.
Rich ha sido un hombre tradicionalmente vinculado a España, sobre todo desde que en 1983 Nueva York le acusó de una cascada de delitos fiscales y de haber roto el bloqueo con Irán, al comprar petróleo de aquel país. El empresario judío pagó la mayor multa fiscal de la historia norteamericana, 153 millones de dólares, lo que permitió que sus empresas continuasen operando en EE UU, pero nunca más pudo volver a poner los pies allí.
Rich se ha refugiado entre Suiza y España, el país donde inició sus negocios y que no ha dudado en concederle la nacionalidad, ya que aquí no es delito comerciar con Irán. De padre alemán y madre francesa, había nacido en Amberes en 1934 y viajó a los Estados Unidos con su familia ocho años después huyendo del nazismo.
Empezó a trabajar en la compañía más importantes del mundo en el comercio de minerales, (Phibro) donde pronto destacó. Su primera responsabilidad fue la del tráfico de los buques de la compañía en Latinoamérica, donde aprendió el castellano. En 1963, con 29 años era nombrado director de la empresa en España, donde se casó y nacieron sus tres hijas.
Rich se empeñó en que su empresa incluyese el crudo como una materia prima más, algo que por entonces resultaba impensable, dado que el petróleo estaba sometido a un comercio de Estado. No sólo consiguió su propósito, sino que durante la guerra del Yom Kippur, en 1973, cuando los precios del crudo se dispararon, su compañía tuvo un éxito comercial espectacular gracias a los contratos a precio fijo que había firmado. Los accionistas de Phibro reconocían la audacia y la visión de Rich nombrándole presidente de la empresa.
Él había hecho nacer el mercado spot de crudo, ajeno a las siete grandes. Compraba directamente a los productores y vendía en el mercado libre, un auténtico desafío a estas compañías que controlaban el refino y la distribución.
Rich pidió llevarse a Nueva York a su equipo madrileño, pero con unas remuneraciones que en la empresa parecieron desmesuradas. No hubo acuerdo y Rich se marchó de Phibro, ante el asombro general. Poco después creaba en la capital española Marc Rich & Co. aunque con sede en un pueblecito suizo. Uno de sus socios era otro judío bien conocido, Jacques Hachuel.
Rich se llevó los mejores clientes de Phibro y en cinco años se había convertido en un gigante internacional de las materias primas. En 1981 ya tenía mil empleados y seguía creciendo a un ritmo espectacular y sin problemas hasta que en 1983 la fiscalía estadounidense le acusó de violar los controles de precios del petróleo. Rich capeó el temporal gracias a la nacionalidad española que había conseguido y al hecho de que los delitos no lo eran en España, pero en 1993 optó por vender la empresa a sus ejecutivos que la rebautizaron como Glencore.
Con la inmensa fortuna conseguida, Rich creó otra empresa idéntica en el mismo pueblecito suizo y ahora compite con sus antiguos trabajadores. Ya no tiene trabas para entrar en EE UU pero sabe que si lo hace el Partido Republicano le recibirá con un buen escándalo.

Hija de un santanderino, se ha convertido en la imagen continental de la Nueva Economía
Fabiola Arredondo, ex directora general de Yahoo Europa

Fabiola Arredondo, hija de un santanderino, no viene mucho por Cantabria, pero conoce bien la tierra de origen familiar donde ha pasado algunos veranos. Tiene 34 años, una cara aniñada y difícilmente nadie podría suponer que se trata de la segunda ejecutiva europea de mayor prestigio, según la revista Fortune (la primera es la presidente del grupo Pearson, la británica Marjorie Scardino). Fabiola era bien conocida como directora general de Yahoo Europa. Ahora probablemente lo es más porque dejó voluntariamente el cargo, lo que supuso un duro golpe para la multinacional norteamericana, la mayor compañía de Internet del mundo, que no ha hecho más que perder capitalización, y sobre todo en el último mes, desde que abandonó Fabiola, a la que han seguido otros ejecutivos.
Fabiola nació en Nueva York, donde estaba destinado su padre. A los dieciséis años empezó haciendo prácticas como banquera de inversiones, en J.P Morgan neoyorquina, luego pasó a la editora Bertelsmann y finalmente a la BBC londinense. En la capital británica se casó con un ejecutivo sudafricano.
Su formación como economistas en Stanford, Harvard y Oxford probablemente ha influido menos en su perfil que su pasión por los medios de comunicación. Por ese motivo aceptó la propuesta de lanzar Yahoo en Europa, que interpretó como la posibilidad de crear, por primera vez, un mercado paneuropeo de medios. Que el visitante encontrase en Yahoo toda la información que necesitaba, desde la más general a la más local.
Tenía las ideas pero Yahoo prácticamente no era nada fuera de Estados Unidos. En Europa tenía tres webs en Francia, Alemania y el Reino Unido. Pasó 1998 de país en país reclutando ocho equipos a su medida en otros tantos países y curiosamente, puso al frente de Yahoo España a otra cántabra, la periodista Noelia Fernández.
El resultado fue espectacular. El portal cuenta ahora en Europa con 31 millones de usuarios y sigue creciendo a un ritmo mucho más rápido que en Estados Unidos. Yahoo ya no es sólo un motor de búsqueda sino que ha agrupado a los proveedores de contenidos para que el visitante no tenga que saltar de un sitio a otro.
Fabiola empezó a aparecer en las portadas de las revistas de negocios europeas, pero eso no parece haberla influido para permanecer en la multinacional norteamericana. Hace algo más de un mes decidió marcharse a crear su propio negocio, un duro golpe para la compañía, que llevaba un año muy castigada en la Bolsa, como la mayoría de las puntocom y que desde su marcha ha sufrido una crisis de confianza aún más dura.
Fabiola tiene intención de volver a la economía tradicional, y sobre todo a los medios de comunicación. Por lo pronto, ya ha aceptado un puesto en el consejo de administración que le ha ofrecido la familia Botín en Bankinter y será consejera de otras dos sociedades en el Reino Unido. Su sueño es contribuir a la educación infantil y su primera afición los retos, sobre todo el crear negocios. Una actitud que no siempre encuentra en España, donde cree que incluso los jóvenes adoptan una posición muy conservadora al valorar la estabilidad y la seguridad por encima de otras circunstancias personales y laborales.

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