La ciencia al día

DETECTOR DE MINAS EN PRUEBA.- Un nuevo detector de minas conocido como Hope está siendo probado en las afueras de la ciudad bosnia de Sarajevo por una organización no gubernamental noruega. Hope consiste en un sistema de tres sensores, el primero de los cuáles es el clásico detector de metales, que se usa para la localización de las potenciales minas; posteriormente se activan los otros dos, el radiómetro que investiga los primeros tres centímetros de tierra y después el radar llega hasta los treinta centímetros. Como resultado se produce una imagen tridimensional de lo que se ha encontrado, que permite valorar con exactitud y rapidez si es una mina o un simple trozo de metal.

SINORHIZOBIUM MELITOLI.- No es un trabalenguas de Mary Poppins sino el nombre de una bacteria capaz de fijar el nitrógeno de la atmósfera y transferirlo a las plantas. Recientemente un grupo investigador de Canadá, EE UU y la Unión Europea ha conseguido desvelar su genoma, lo que se espera que ayude a comprender cómo realiza esta importantísima función.
Como todos los agricultores saben de sobra, el nitrógeno es esencial para el crecimiento de las plantas y se puede obtener bien de los iones del amonio que contienen los fertilizantes nitrogenados, o bien por absorción natural. Cada año se fabrican más de 80 millones de Tns. de fertilizantes, que sin embargo sólo representan el 30% del total absorbido por las plantas, el resto procede de la simbiosis natural entre las plantas y el grupo de bacterias rhizobium. Los científicos se plantean ya la posibilidad de potenciar el papel de la simbiosis con una bacteria que fuerce a la planta a atrapar más nitrógeno, lo que haría innecesario el uso de los fertilizantes nitrogenados.
INTELIGENCIA AMBIENTAL.- La inteligencia ambiental consiste en una red de superficies de contacto interconectadas y ocultas en objetos cotidianos que reconocen nuestra presencia y moldean el ambiente de acuerdo con nuestras necesidades inmediatas. Vamos a suponer que estamos en el 2.010, que hemos hecho un vuelo de larga distancia y tenemos que ir al hotel a descansar en una ciudad en la que no hemos estado nunca. Sin embargo, nuestra única parada desde el avión es para recoger las maletas, pues un artefacto que llevamos en nuestra muñeca se ha ocupado de solucionar el control del pasaporte, se ha encargado de que haya un coche de alquiler esperando, cuyas puertas se abren automáticamente en cuanto nos aproximamos y su sistema de navegación nos muestra la mejor ruta hacia el hotel. Media hora después, al entrar a nuestra habitación las luces y la temperatura se ajustan automáticamente a nuestro gusto personal. ¿Ciencia-ficción? No, es un posible escenario para dentro de nueve años y el sistema que lo hará posible se llama Aml y constituye una de las ideas clave que se están manejando para desarrollar la sociedad de la información en Europa.

EL GEN DE LA DIABETES II.- Un consorcio investigador eurocanadiense consiguió a finales del año pasado identificar uno de los genes implicados en el desarrollo de la diabetes tipo II o de adultos. Con este gen, conocido como SHP2, se puede ayudar al diagnóstico precoz de la enfermedad, lo cual supone un avance muy loable, pues precisamente la tardanza en descubrir esta clase de diabetes puede desencadenar complicaciones tan graves como la ceguera o el fallo renal. Este descubrimiento ha sido posible realizando la investigación sobre un ratón genético sin el SHP2, que sirvió para comprobar su carácter esencial como regulador de la sensibilidad a la insulina. Sus autores creen que si fuera posible desarrollar un medicamento para hacer que el gen trabajara de manera más eficaz se podría restaurar la sensibilidad de los enfermos a la insulina y hacer que los niveles de azúcar en sangre retornaran a la normalidad.

TORRES ELECTRICAS Y CANCER.- Según un reciente estudio de la Universidad de Bristol vivir cerca de torres eléctricas de alto voltaje aumenta el riesgo de contraer cáncer. Este tema viene siendo polémico desde hace ya veinte años y de la misma forma que hay estudios que demuestran una posible relación con el cáncer, hay otros que no han encontrado ninguna evidencia de riesgo. La novedad que aporta este estudio es que los cables eléctricos pueden tener efectos hasta los 400 mts. de distancia y han encontrado pruebas de un 29% de aumento sobre la tasa esperada de cánceres de pulmón en una población del sur de Inglaterra, aunque sólo en aquellos que viven viento abajo de las torres. Estos descubrimientos sirven de apoyo a la teoría de Denis Henshaw que cree que los campos magnéticos modifican las propiedades de las partículas de contaminación que están en la atmósfera, lo cual aumenta la probabilidad de que se depositen sobre la piel o en los pulmones. No obstante la Oficina Nacional de Protección Radiológica británica ha calificado esa teoría como muy especulativa. La polémica, por tanto, continúa.

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