La ciencia al día

Robots andarines

Aunque andar sea una cosa natural entre los seres humanos, no es tan fácil como parece, sobre todo si pretendemos que lo haga una máquina. Con gran esfuerzo se consiguió que un robot de tipo androide se desplazara dando pasos, pero ahora, en el Reino Unido, han logrado que lo haga sobre una gran variedad de terrenos, como el arena, una superficie helada o una pendiente.
En los niveles más elementales de funcionamiento, un robot se las arregla para caminar echando mano a los reflejos que le proporcionan un sistema de sensores. Sin embargo, en el video de demostración que los inventores del nuevo sistema han lanzado, se ve como el robot al llegar a una cuesta da el primer paso ridículamente derecho como una vela y no reacciona en el segundo ni en el tercero, con riesgo para su estabilidad, pero al llegar al cuarto la información que le llega a través del nuevo ojo de infrarrojos le hace reaccionar. El robot reconoce las características del terreno y se inclina hacia adelante y acorta el paso, como lo haría cualquiera de nosotros, con lo cual uno no sabe realmente si felicitarle o echarse a temblar.

No me molestes mosquito
Además de molestar, los mosquitos son transmisores de enfermedades. La noticia es que se acaban de descubrir los 350 genes responsables del sistema inmunológico del mosquito aedes aegepty, que es el agente transmisor de la la fiebre amarilla y del dengue, dos enfermedades que infectan a más de 50 millones de personas en el mundo cada año.
Esos genes evolucionan mucho más rápido que el resto del genoma del mosquito y, a partir de ahora, se entenderá como interactúan y los mecanismos con los que logran sobrevivir o infectarse. De esta forma se podrán tomar las medidas para combatirlos viendo lo que sucede en los propios mosquitos.

La fuerza de las olas

Un proyecto noruego llamado Wave SSG ha construido un prototipo a gran escala de un convertidor de energía de las olas. El aparato se basa en el principio de superación de la ola y usa tres reservas construidas una encima de la otra, donde el agua penetra y, a través de un sistema de multifases, llega a una turbina para la producción de electricidad.
El convertidor aprovecha olas grandes y pequeñas, de manera que la producción de energía es continua y además solo usa una turbina.
El prototipo se ha instalado en una pequeña isla de Noruega y prevé aprovechar las olas de metro y medio, las de tres y las de cinco metros para producir 200.000 Kw al año, lo que es suficiente para suministrar energía al pequeño poblado de la isla.
Construido a gran escala sobre un rompeolas de 500 metros, los científicos calculan que podría suministrar electricidad a 4.000 casas.

Primavera anticipada en el Ártico

Si queremos saber cuándo es primavera hay un procedimiento tan fácil como comprobar si han llegado las golondrinas. No obstante también uno puede irse al Polo e investigar echando mano de la fenología, la ciencia que estudia la periodicidad en los procesos naturales, como el florecimiento de las plantas, cuándo ponen huevos los pájaros o en qué momento nacen los insectos.
Con esta observación de los fenómenos naturales se ha podido comprobar que la primavera empieza ya antes de lo previsto por el calendario. Ahora bien, en el Ártico la cosa todavía es más grave debido a que su temperatura media ha crecido bastante más que en el resto del planeta.
El adelantamiento que se ha detectado en la zona es nada menos que de 24,5 días por década y para algunas especies llega hasta 30 días por década. Y esta investigación confirma que es una tendencia a largo plazo. La conclusión obvia final no es otra que la facilidad con la que las interacciones biológicas pueden ser afectadas por fuerzas abióticas, porque nuestro mundo, como se demuestra constantemente, es muy sensible.

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