Timmermans reclama un salario mínimo “justo” en toda la UE para salvar la clase media y evitar conflictos

ALICANTE, 18

El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, ha reclamado este viernes desde Alicante la implantación de un “salario mínimo justo en todos los rincones de Europa”, como medio para evitar la pérdida de la clase media y evitar conflictos sociales.

A preguntas de los asistentes tras ofrecer una conferencia en la sede de la agencia europea EUIPO en Alicante, Timmermans ha exigido un salario mínimo en cada Estado que se corresponda con el 60% del salario medio.

“Los beneficios de nuestra sociedad se distribuyen de forma tan desigual genera problemas y puede llevar a que trastabille”, ha sostenido y ha recordado que el Estado del Bienestar se creó “no porque los que tenían mucho dinero fueran cercanos a las cuestiones sociales, sino porque pensaban que la sociedad estallaría”.

En ese sentido, ha advertido: “Quizás ahora no lo tenemos claro, estamos perdiendo las clases medias y no se puede sobrevivir sin las clases medias”.

Timmermans ha pedido “hablar claro” y ha apostado por un salario mínimo y de pensiones justas y ha lamentado que los jóvenes no puedan vivir en las ciudades porque no pueden costearse un alquiler. Ante ello, se ha preguntado: “¿Tenemos claras las consecuencias?”.

Por eso, a quienes no creen en la justicia social les ha dicho: “Piensa en tu vida y si no introduces justicia social, la gente saldrá a las calles y generará tumultos”. Por ello, ha opinado que cada ciudadano debe trabajar “para conseguir la transformación de la sociedad para que sea más sostenible”.

FEMINISMO

Por otra parte, Frans Timmermans ha asegurado que en el futuro “conseguir una plantilla feliz será más importante que la flexibilidad” y ha pedido “distanciarse” de la idea “liberal” de la “flexibilidad plena”, porque a su juicio, implica “inseguridad plena”.

Se ha cuestionado cómo se le puede pedir a una persona joven que “empiece una vida familiar, sino saben si van a tener trabajo”.

Además, se ha declarado “feminista” y ha rechazado tener que llegar a pedirles a las mujeres que “vuelvan a casa”. “Haría un inmenso daño a la sociedad, que la mitad de nuestro poder esté en casa”, ha alegado y ha exigido un marco legislativo a nivel europeo para facilitar el trabajo y tener familia.

Ha opinado que habrá países que consideren que es una “desventaja competitiva”, pero ha puesto en valor que “todo el mundo sea productivo y tenga una vida decente” como “eje esencial de la economía”.