Trabajo niega que el impacto económico de la reforma del subsidio sea de 2.500 millones de euros al año

El secretario de Estado de Trabajo y Economía Social, Joaquín Pérez Rey, ha afirmado que el impacto económico de la reforma por el subsidio de desempleo no supondrá una necesidad de financiación de 2.500 millones de euros más al año para el país, tal y como afirma Fedea en un estudio, ya que para alcanzar esta cifra se tendría que aumentar el porcentaje de beneficiarios en casi un 56%, algo que «no es previsible que ocurra».

Así se ha pronunciado Pérez Rey durante la rueda de prensa de presentación de datos de afiliación y paro de diciembre, donde ha asegurado que el estudio de Fedea «no tiene bases sólidas reales».

De acuerdo con este estudio, publicado ayer, la reforma del subsidio por desempleo aprobada por el Gobierno aumentaría las necesidades financieras de España en 2.500 millones de euros al año, lo que supone 0,17 puntos de Producto Interior Bruto (PIB), al aumentar el número potencial de perceptores, que podría llegar hasta los 400.000 nuevos beneficiarios, así como la duración de la prestación en algunos casos y la cuantía del subsidio.

Para Pérez Rey, «no es previsible» que la reforma de subsidio por desempleo amplíe el total de beneficiarios a un número tan alto para alcanzar esa cifra de coste anual y ha asegurado que «desde luego» no va a ocurrir por la incorporación de los dos nuevos colectivos que contempla la reforma, que son los menores de 45 años sin cargas y los eventuales agrarios residentes fuera de Andalucía y Extremadura.

«Parece un impacto presupuestario desproporcionado que no se corresponde con el que está en la memoria de análisis normativo que acompaña a la reforma de subsidio y está en la línea de muchos de los papeles de esta institución», ha indicado.

Así, el secretario de Estado de Trabajo ha asegurado que la reforma del desempleo no sólo incrementa la cuantía de los subsidios, sino que incorpora dos nuevos colectivos, hace más transitable su solicitud, simplifica el sistema y acaba con el mes de espera, que era una especie de «castigo» al que se sometía a aquellos que no tenían otra posibilidad más que la de acudir al nivel asistencial de desempleo.