Tressis apuesta en 2025 por las cotizadas de Estados Unidos y deuda privada en Europa



Tressis ha presentado este jueves en un encuentro con los medios sus perspectivas para 2025, de las que se extrae una apuesta por la renta variable de Estados Unidos y la deuda privada de Europa.

La entidad ha englobado que, a medida que avanza 2025, mantienen un enfoque optimista pero selectivo con respecto a los mercados, a la vez que reconocen los desafíos y riesgos del entorno económico global.

En ese sentido, han señalado que la combinación de políticas monetarias acomodaticias, un crecimiento global moderado y la reelección de Donald Trump en Estados Unidos configuran «un entorno lleno de factores de incertidumbre, pero también de oportunidades para los inversores».

En palabras del consejero delegado de la firma, José Miguel Maté, el entorno en 2025 estará marcado por la moderación de los tipos de interés y el crecimiento dispar entre regiones, lo que requerirá de «estrategias de inversión prudentes y bien diversificadas».

Sobre las diversas geografías, han establecido que Estados Unidos se consolida como el motor principal del mundo desarrollado, una fortaleza que contrasta frente al estancamiento prolongado de Europa y los desafíos estructurales de China, cuyos problemas en el sector inmobiliario y un consumo privado débil continúan afectando su desempeño económico, aunque las medidas de estímulo aplicadas ofrezcan algo de alivio.

Ligado al apartado gubernamental, el economista jefe de Tressis, Daniel Lacalle, ha enfatizado que «la necesidad de reducir gastos y manejar niveles récord de deuda debe ser la prioridad de los gobiernos».

A la par, los bancos centrales mantendrán políticas acomodaticias, ofreciendo liquidez al sistema y ajustando los tipos de interés con cautela, en tanto que las bajadas de tipos continuarán a un ritmo más lento de lo esperado debido a la persistencia inflacionaria.

Por otro lado, el triunfo de Donald Trump introduce un nuevo eje de incertidumbre y oportunidades, con políticas enfocadas en la desregulación y la reducción de impuestos que podrían favorecer a las empresas norteamericanas: «El protagonismo de sus políticas arancelarias y su impacto en el comercio global deberán ser seguidos de cerca», han advertido.

ESTRATEGIAS DE MERCADO

Dando traslado de la visión macroeconómica a las estrategias a seguir en el mercado, los ejecutivos de la entidad han referido en relación a la renta fija que enfocan su estrategia en deuda pública y privada de alta calidad, con duraciones de tres a cinco años, según el perfil de riesgo del inversor.

En este ámbito, se deduce un panorama más visible en Europa, ya han expuesto sobre Estados Unidos que el ciclo esperado de bajadas de tipos por parte de la Reserva Federal (Fed) podría complicarse, limitando los recortes respecto a las proyecciones iniciales debido a las presiones inflacionarias persistentes, especialmente en el sector servicios.

Asociado a la renta variable, han destacado que las cotizadas de Estados Unidos presentan exigentes valoraciones, pero que también hay que tener en cuenta el estímulo que puede suponer la llegada de la Administración Trump en las perspectivas de crecimiento de muchos sectores.

En este contexto, han sobreponderado la región norteamericana y han vuelto a hacer hincapié en una mayor participación del resto de zonas geográficas y sectores.

Entre las temáticas que han destacado se encuentran aeroespacial y defensa, piedra angular de las exigencias de Trump al resto de países de la OTAN; ocio y viajes, con una demanda que sigue robusta; comunicaciones, con la importancia del efecto red en la sociedad; o salud, tras varios años negativos.

Los directivos han reseñado también la debilidad de los mercados emergentes ante la fortaleza del Treasury y el dólar, por lo que siguen favoreciendo en sus carteras los países desarrollados; además, se muestran cautos con la inversión en energía y renovables en Estados Unidos, así como con automóviles y consumo en Europa.

En el apartado de materias primas, han previsto un entorno en el que los metales básicos, como el cobre y el aluminio, continuarán siendo piezas clave en la transición hacia energías renovables, gracias a su uso en baterías, turbinas eólicas y paneles solares.

Al mismo tiempo, los metales preciosos como el oro mantendrán su atractivo, respaldados por la creciente demanda de los bancos centrales de mercados emergentes y su función como activo refugio frente a la volatilidad.

En el sector energético, el petróleo se enfrentará a volatilidad por el aumento de producción en Estados Unidos y un crecimiento global moderado, mientras que la energía nuclear podría recibir un impulso significativo en Estados Unidos de la mano de Trump.

En cuanto a las materias primas agrícolas, han previsto que los precios agrícolas bajen cerca de un 5%, favorecidos por el fin del fenómeno El Niño , lo que mejorará las condiciones de crecimiento de los cultivos en mercados emergentes; sin embargo, han anotado que los eventos meteorológicos extremos siguen representando un riesgo latente para este sector.

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Source: Europapress

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