Ignacio García-Barredo. LIBRERIA ESTVDIO:

La pequeña papelería que un maestro de escuela abrió en la calle Calvo Sotelo hace 63 años, Estvdio, ha pasado a tener diez grandes librerías. Ignacio García-Barredo, nieto del fundador, es el gerente de esta empresa familiar y, poco asustadizo ante la crisis, sigue pensando en crecer: “Queremos abrir una librería virtual y dos o tres tiendas más”, señala tajante. No cree que Internet y el libro electrónico acaben con el formato en papel pero, por si acaso, está preparado para subirse al nuevo carro.

Pregunta: Estvdio es una librería con mucha historia, y no sólo la de los libros que vende.
Respuesta: Sí. La fundó mi abuelo en 1947 en la calle Calvo Sotelo. En 1963 se trasladó a otro local próximo más grande y en 1966 abrió la de la calle Burgos. Mi abuelo era maestro vocacional y vio la posibilidad de negocio en este sector. En un principio, abrió como papelería y posteriormente incorporó libros de texto. Después de su fallecimiento se hicieron cargo del negocio mi padre Valeriano, mi tío José María y mi tía Lourdes. En la actualidad estamos al frente mi hermano Fernando, mis primos José María y Juan y yo mismo. Seguimos siendo una sociedad familiar.

P.- En un sector que no vive buenos tiempos desde hace años, según dicen los propios libreros, Estvdio no se repliega, sino que abre más tiendas.
R.- Bueno, sí. Abrimos en Valle Real en 1994; la de los Castros fue en el 2000; la de Los Corrales en 2007; Muriedas en 2008 y ese mismo año pusimos un outlet en Valle Real; las tiendas de San Sebastián y Pamplona fueron en 2009 y el outlet de la calle San Francisco el año pasado. Al ampliar el número de personas al frente del negocio hemos podido repartir más el trabajo y copar más áreas. Tenemos cubierto el mercado de Santander y queremos abrir en lugares próximos, pero todavía no hemos encontrado los sitios adecuados.

P.- También remodelaron la central de la calle Burgos.
R.- La última ampliación fue la de 2002. Se ganaron 400 metros cuadrados y pasó a tener 2.000 metros a disposición del público. En la de Calvo Sotelo también se ganó espacio años atrás. Nuestra pretensión es ofrecer unas instalaciones modernas y amplias, para que el cliente se sienta cómodo.

P.- Es una gran ventaja disponer de dos establecimientos en pleno centro de Santander.
R.- Es un privilegio. Nos gustaría tener toda la oferta concentrada en un solo sitio, pero todos los años entran en las tiendas 50.000 referencias. En la calle Burgos está la Administración y destacan las secciones de humanidades, infantil, libros de textos e idiomas, pero la matriz está en Calvo Sotelo, que también está especializada en las áreas técnicas.

P.- Resultó rompedor que una librería se instalase en un centro comercial como Valle Real?
R.- Fue una apuesta. La primera librería que se abrió en un centro comercial fue la nuestra. Por entonces había la creencia de que quien iba a un lugar de estas características sólo iba a comprar alimentos o ropa. Nosotros demostramos que las librerías, entendidas como lugares de ocio y de reunión, también tenían cabida en este tipo de lugares.

P.- ¿La Editorial Estvdio es una cuestión de negocio o de prestigio?
R.- La editorial surgió a finales de los años 70. En aquella época las instituciones no publicaban nada sobre la historia de Cantabria y cubrimos ese vacío. Desde entonces hemos publicado 250 libros, con una media de cinco o seis por año. Los próximos que vamos a editar son Viajes por las Escuelas de Cantabria, de Juan González, y El Bosque en Cantabria, de Jesús García. Tenemos claro que nuestro negocio es la librería, pero la editorial nos da prestigio.

P.- ¿La venta de libros de texto deja beneficios tan importantes como se dice?
R.- Rotundamente, no. Los libros de texto son los que menos beneficio dejan y más trabajo dan. No obstante, nosotros, al trabajar con todas las editoriales disponemos de una oferta muy completa con todos los libros del mercado, y si no tenemos alguno, lo pedimos. Pero su venta en las grandes superficies a bajo coste hace daño. En la década de los 90, cuando se liberalizó el precio del libro, fue dramático. Muchas librerías situadas en zonas rurales desaparecieron y hay que tener en cuenta que eran puntos esenciales en la transmisión de la cultura en esos pueblos.

P.-¿Tiene miedo de que Internet y el libro electrónico les dejen sin negocio?
R.- Podemos tener miedo de que cambie la forma del negocio, pero es evidente que tendremos que adaptarnos a las novedades que vayan surgiendo y subirnos al nuevo carro. De todos modos, hoy por hoy, el tema del libro electrónico está todavía muy verde, aunque presiento que los cambios, cuando se produzcan, van a ser muy rápidos. Lo que tengo del todo claro es que, pase lo que pase, el libro en papel va a seguir existiendo.

P.- Sin embargo, cada día hay menos librerías.
R.- Yo no lo veo así. El año pasado se han abierto tres nuevas, con lo que se demuestra que nuestro mundo está vivo y que existe mercado para todos.

P.- ¿La papelería es un buen complemento?
R.- Es una de las grandes patas de este negocio y funciona a pleno rendimiento.

P.- ¿Se han apuntado a la moda outlet con la apertura de dos tiendas de bajo coste?
R.- Siempre en nuestro negocio hubo un rincón de ofertas. De todos modos, quizás un poco influenciados por la moda outlet, hemos querido también dar respuesta a la crisis, al poner en ellas volúmenes mucho más baratos. Están dirigidas al público en general y el cliente puede optar entre una selección de libro ilustrado, infantil, novela y práctico.

P.- ¿Qué atractivos piensa que puede seguir ofreciendo el centro urbano?
R.- Antes, el centro de Santander era muy poco atractivo, pero desde que se está peatonalizando ha ganado muchos enteros. En mi opinión, faltan unos buenos negocios de hostelería que complementen al comercio. Y es que ahora, las áreas de compra están en una parte y las de vinos son otras. Es muy interesante, por ejemplo, la zona mixta de alterne y de tiendas que está surgiendo en el área del Ensanche.
También somos ultradefensores de abrir los comercios los sábados por la tarde, y eso que desde hace 25 años no lo hacíamos. Hay que tener en cuenta que Santander es una ciudad en la que se está potenciando mucho el turismo de fin de semana y los turistas que vienen son una oportunidad de negocio que no podemos desaprovechar. Entiendo que al comercio pequeño le cueste abrir, pero en esta empresa trabajamos 80 personas y hay que producir para todas ellas. Para dinamizar el sábado por la tarde, nosotros organizamos sesiones de cuentacuentos dirigidas a los más pequeños, y el resto de la semana, los colegios se acercan a ver cómo funciona Estvdio.

P.- ¿Cuáles son sus proyectos de futuro más significativos?
R.- Queremos poner a disposición de nuestros clientes una librería virtual y abrir otros dos o tres negocios donde nos dejen.

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