EL CAFÉ SE RESIENTE
El coronavirus ha conseguido terminar con la peregrinación de media mañana a la máquina de café. Muchos trabajadores han dejado de ir a las oficinas, de socializar entre tarea y tarea y de tomar café. El consumo mundial de esta bebida está en su nivel más bajo desde 2011 y el cierre de los bares, restaurantes y de los centros de trabajo ha provocado una enorme herida en la industria cafetera, que da trabajo a 125 millones de personas en el mundo. La situación del sector es muy mala. El 25% del consumo mundial se realiza en bares y cafeterías, establecimientos que han estado cerrados varios meses por el confinamiento y, aunque ha subido el consumo doméstico, se ha producido un giro del consumo hacia cafés más baratos por lo que el precio de la variedad arábica, la de más calidad, está cayendo con fuerza.