En la inopia
Que una compañía tan grande como Telefónica no detecte que alguien está comprando sigilosamente nada menos que el 10% de sus acciones (la mitad de ellas en bolsa) resulta sorprendente. También lo es que en el propio mercado nadie haya detectado una operación de tal calado ni haya alterado significativamente la cotización, por mucho que las compras se hayan hecho a lo largo de varios meses.