Acuerdan 7 años y medio para el acusado de apuñalar a un hombre en el pecho
La fiscalía y la defensa del acusado de asestar dos puñaladas en el pecho a un hombre en el grupo San Francisco de Santander en agosto de 2020 han acordado pedir siete años y medio de cárcel para él, en el juicio por intento de homicidio que se ha celebrado este miércoles en la Audiencia de Cantabria.
El acusado ha reconocido que fue el autor del apuñalamiento, con un cuchillo que había cogido «de casa de un amigo», aunque ha afirmado que el otro hombre se abalanzó sobre él y ha negado que amenazara a gritos con matarle.
Ha declarado también que no recuerda cuántas puñaladas le asestó y que se encontró por casualidad con la víctima, con la que había tenido ya «varios encontronazos».
El fiscal, que solicitaba inicialmente nueve años de cárcel, ha explicado en su informe que ha rebajado su petición de pena porque el acusado ha reconocido los hechos, pero que no la ha reducido más porque cuatro años antes de la agresión había sido condenado por otro apuñalamiento.
Según el ministerio público, el relato de hechos del delito anterior es «prácticamente calcado»: le clavó un cuchillo a la víctima en el tórax en el mismo barrio y cerca del mismo bar, solo que en esa ocasión eran las once de la noche en lugar de las diez y hubo una discusión previa.
La acusación particular se ha adherido al informe de la fiscalía mientras la defensa ha aceptado la pena de cárcel pero ha reclamado que en lugar de 300 metros de alejamiento se le impongan 150 cuando salga de prisión, por motivos familiares.
La víctima ha contado que en la noche del 27 de agosto de 2020 estuvo tomando algo con unos vecinos y salió a la calle para regresar a un bar en el que se había olvidado un cd con fotos de su hija.
Al llegar a la altura del comercio chino del barrio oyó pasos por detrás, se dio la vuelta y se encontró con su agresor, que le clavó el cuchillo dos veces.
«Le vi venir con el cuchillo, al girarme me dijo ‘te voy a matar’ y me clavó directamente el cuchillo en el pulmón», ha relatado.
Y ha añadido que fueron solo dos puñaladas porque «tuvo suerte», porque le empujó y se le cayó el arma. «Si no, estoy convenido de que me hubiera dado una barbaridad de puñaladas», ha asegurado.
Entonces, según su relato, empezó a gritar pidiendo ayuda mientras el agresor salía corriendo y se dirigió a un bar cercano para que la auxiliaran, donde la taponaron las heridas y llamaron a la policía y una ambulancia.
La víctima ha afirmado que el agresor sabía donde vivía, sus horarios, sus hábitos y los sitios donde paraba, y le había dejado «notificaciones» en los bares. «Llevaba una semana y pico diciendo que me iba a matar, esperó el momento propicio».
Según el perito forense que ha declarado en el juicio, las heridas no penetraron en la cavidad torácica de la víctima, que «tiene un espesor muscular importante» y no afectaron a sus órganos vitales, aunque le produjeron una laceración pulmonar.
En su opinión, su vida no habría corrido peligro aunque no hubiera recibido atención médica inmediata como ocurrió. Fue ingresado en cuidados intensivos, ha apuntado, como una medida de vigilancia y control.