Ana Botín se compromete a volver a hacer las juntas en Santander

“Se nos hace muy raro no estar hoy en la ciudad de Santander y os aseguro que tenemos muchas ganas de volver a hacer la Junta ahí en cuanto sea posible”. Con estas palabras, Ana Botín, presidenta del Banco quería dejar meridianamente claro que la celebración de la junta en la Ciudad Financiera que tiene el Banco en Boadilla del Monte (Madrid) es circunstancial, y el próximo año volverá a la capital cántabra, por si alguien lo dudaba.

Aunque en esta ocasión se haya celebrado sin público, de forma telemática, la junta mueve cada año a unas 2.000 personas y eso supone una fuente de ingresos muy importante para el sector hostelero de Santander, además de darle a la ciudad una visibilidad internacional impagable.

Ana Botín también quiso informar a los accionistas que de que en breve comenzarán las obras de renovación de la sede, y enfatizó que ese proyecto servirá “para atraer al resto del mundo a esa increíble ciudad”.

La presidenta no solo procura incluir en sus discursos mensajes hacia la tierra en la que surgió el Banco. También informa sobre otras dos sensibilidades que ha introducido en la sociedad, sus políticas en contra del calentamiento global y en materia de igualdad de género. “Queremos que las mujeres, que representan el 55% de todos los empleados del Grupo, ocupen más puestos de responsabilidad, en los que todavía no tienen suficiente presencia”, dijo. “Nos hemos comprometido a que en 2025 al menos el 30% de nuestros directivos sean mujeres, frente al 23% actual que ya supone un avance significativo respecto al 20% de 2018”.

En esta ocasión, estos aspectos sociales del discurso quedaban relativamente oscurecidos por el problema con mayúsculas que padece el mundo, el coronavirus, que también ha afectado a la cúpula del Banco, ya que ha causado la muerte el presidente del Santander en Portugal, Antonio Vieira. El Banco tiene en estos momentos a 100.000 empleados (la mitad de la plantilla) teletrabajando desde su casa y ha creado un fondo de 25 millones de euros para comprar y donar material sanitario. El dinero lo ha aportado el equipo directivo y el consejo de administración rebajándose sus retribuciones. Tanto Ana Botín como el consejero delegado, José Antonio Álvarez, cobrarán este año la mitad tanto en los conceptos fijos como en los variables y los consejeros no ejecutivos renunciarán al 20% de su retribución total.

De momento, el Banco aportado 2.000 camas al hospital de campaña construido en IFEMA en Madrid, ha adquirido 2 millón de mascarillas y 500 respiradores no invasivos, que ya están en manos del Ministerio de Sanidad de España para su distribución, y acaba de destinar otros 2 millones de euros más a comprar más respiradores para los hospitales.

La dolorosa anulación de los dividendos

Nada de esto consolará mucho a los cuatro millones de accionistas que se quedan sin el dividendo que restaba por pagar de 2019 y el de todo el 2020, por la recomendación que ha hecho el Banco Central Europeo a todas las entidades de la zona. Un golpe muy duro para Cantabria, donde hay muchas familias que tienen parte de sus ahorros en acciones del Banco Santander, pero que reforzará el músculo financiero del banco. Solo con los 1.600 millones de euros que deja de repartir del dividendo por pagar de 2019 libera capital para aumentar su negocio de préstamos en 30.000 millones, y con los que no repartirá de 2020, dispondrá de otros 60.000 millones más.

“Soy consciente de que para muchos miles de personas que valoran de manera especial el dividendo, esto no es una buena noticia y puede suponer mayor presión financiera en un momento ya de por sí malo”, reconoció la presidenta. “El consejo y yo misma tenemos que considerar, al tomar este tipo de decisiones, el interés general de todos los accionistas, pero también de la sociedad en su conjunto, y actuar velando por la sostenibilidad del Grupo y las indicaciones del supervisor”, justificó.