Arranca la última fase del proyecto Pereda, que dará lugar al nuevo espacio cultural llamado ‘Faro Santander’
El proyecto Pereda entra ya en su última fase una vez que han concluido los trabajos de demolición en la que fuera la sede histórica del Banco Santander, donde comienzan ahora las obras de construcción para dar forma a unas nuevas instalaciones culturales que pasarán a llamarse ‘Faro Santander’.
La presidenta del Grupo Santander, Ana Botín, ha anunciado esta tarde la denominación que a partir de este momento adquiere el conocido como Espacio Pereda, que la entidad tomó la decisión de renovar hace ya más de cuatro años, poniendo hace dos la primera piedra.
En un acto que se presentaba con el nombre de ‘Desvelando Pereda’ y al han acudido numerosas autoridades de Cantabria, del banco, accionistas y el propio arquitecto del proyecto, el británico David Chipperfield, Ana Botín ha revelado el por qué la nueva denominación de ‘Faro Santander’.
Como ha señalado, un faro es «guía, es luz», «indica al marinero el camino a seguir» y verlo significa «divisar tierra firme», lo que se traduce en «seguridad». Unos conceptos que el banco quiere transmitir y sobre todo en este espacio donde tuvo «su raíz» y que pretende que se convierta en un referente cultural, intelectual e institucional de la ciudad y de la región. «Santander es la tierra que vio nacer al banco y aquí es donde queremos que esté nuestro faro», ha resumido su presidenta.
En el acto han estado el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla; el vicepresidente y consejero de Cultura, Pablo Zuloaga; la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones; la alcaldesa de Santander, Gema Igual, la presidenta de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, Paloma O’Shea; el consejero delegado del Santander, Héctor Grisi; o el director territorial de Cantabria y Asturias de Banco Santander, Manuel Iturbe, entre otros.
Durante su intervención en el acto, celebrado en el propio edificio en obras que ha sido «testigo de la evolución del banco durante 100 años», Botín ha repasado la historia de la entidad desde que su bisabuelo Emilio Botín trasladó el banco a esta ubicación del Paseo Pereda de la capital cántabra.
Una vez terminados los trabajos de demolición del interior del edificio –cuyo origen se remonta a 1795, aunque el Santander lo adquirió en 1919 y lo inauguró en 1923– y de estabilización de la fachada, que han supuesto cerca de dos años, la obra entra la fase de construcción, en la que se definirán las plantas y
espacios interiores.
EXPOSICIONES, TECNOLOGÍA Y MIRADOR
El espacio contará con tres pisos para exposiciones de arte, una zona dedicada a la educación tecnológica, un auditorio multiusos para 150 personas y una terraza-mirador de unos 1.000 metros cuadrados de superficie para compartir las vistas de la bahía.
Faro Santander acogerá un programa de actividades, gestionado por la Fundación Banco Santander, que incluirá exposiciones en torno a la colección de la entidad, otras temporales de diferente índole, artes escénicas, tecnología y un enfoque educativo, social y medioambiental. La tecnología será, junto con el arte, un punto central de este espacio que pretende ser un «reflejo» de la comunidad cántabra «abierta y moderna».
Ana Botín ha ligado las transformaciones que ha experimentado la sede del Paseo Pereda a la evolución que ha atravesado el banco para adaptarse a los nuevos tiempos.
CRECER EN 40 MILLONES DE CLIENTES
En este sentido, ha destacado que el Santander se ha marcado el objetivo de crecer en 40 millones de clientes en los próximos tres años, a un ritmo de crecimiento mucho más rápido del que lo ha venido haciendo hasta ahora.
De hecho, la entidad tardó 150 años en alcanzar los 120 millones de clientes y gracias a un cambio «muy profundo» ha logrado aumentar en otros 40 millones en los últimos ocho años. Así, para conseguir su nuevo reto da paso a una etapa que «empieza con unos cimientos muy sólidos, como los que estamos construyendo aquí en Pereda», ha comparado.
Al hilo, ha recordado que su bisabuelo llevó el banco a esta sede en un mundo que era «totalmente físico» –por lo que en ella se guardaba los depósitos y las cajas fuertes de sus clientes–, iniciando la expansión por España. Más tarde, ya con su abuelo al frente –cuando se hizo una reconstrucción de la sede y se unificó el diseño de los números 9 y 10 con la misma estética de los números 11 y 12, uniéndose ambos edificios por el icónico arco–, tuvo lugar la etapa de expansión internacional, y fue en esta sede donde se aprobaron algunas de las grandes operaciones que se llevaron a cabo en Argentina, México y Brasil.
A continuación se ha dado paso a una etapa como la actual, que para la presidenta es la más «transformadora». Lo mismo ocurre con la fase que ahora se inicia en este edificio, que fue donde se realizó la primera junta general de accionistas.
Botín también ha tenido palabras para el arquitecto del proyecto, reciente premio Pritzker, calificando su trabajo como «el mejor ejemplo de arquitectura transformadora, sostenible y con impacto social».
Por su parte, Chipperfield se ha mostrado «muy contento de que las obras avancen hacia la siguiente fase y de estar cada vez más cerca de devolver este edificio a la ciudad y al Banco Santander en su nuevo papel como sede cultural, tecnológica y de la innovación».
«Nuestra ambición con este proyecto en el Paseo Pereda es crear un lugar que mejore la experiencia de la vida cotidiana en la ciudad, dando cabida a un programa cultural vibrante y aprovechando las oportunidades de su extraordinaria ubicación», ha sentenciado.