Cáritas advierte que la pobreza en Cantabria ha aumentado desde el inicio de la pandemia y va a empeorar
La directora de Cáritas Diocesana de Santander, Sonsoles López, ha advertido que la pobreza en Cantabria ha aumentado desde el inicio de la pandemia y va a «empeorar», ya que en la actualidad la situación esta contenida por los Expedientes Temporales de Regulación de Empleo (ERTEs) y las personas que están «en situación irregular sobrevenida».
Asimismo, ha indicado que desde la declaración del estado de alarma debido a la crisis del coronavirus, en marzo de 2020, la demanda de ayuda «se disparó» y se vieron «desbordados», llegando a atender a más de 9.000 personas durante marzo y abril, con más de 185.000 euros destinados a necesidades básicas.
Así lo ha señalado este martes en rueda de prensa, en la que ha hecho balance del primer año de la campaña ‘Cada gesto cuenta’, cuyo objetivo era servir de «barrera» para evitar que «tantas familias» acabaran en exclusión social, junto con las coordinadoras del área de Acogida y Acompañamiento y el equipo de Cáritas Parroquial de Santa Cruz de Bezana, Lara Mazorra y Consuelo Gómez, respectivamente.
Todas ellas han trasladado su agradecimiento por el compromiso y la generosidad de la sociedad cántabra en esta campaña, que hacía un llamamiento a la solidaridad para ayudar a las personas que peor lo estaban pasando.
Además, se han mostrado agradecidas por los donativos recibidos durante la pandemia, que aumentaron en un 43 por ciento, siendo significativos los meses de abril y mayo, que recibieron más del doble que el año anterior, y noviembre y diciembre.
De esta forma, las personas beneficiadas de las ayudas de Cáritas aumentaron de mayo a septiembre, especialmente durante el mes de agosto de 2020, que registró un 17 por ciento más que en 2019.
Asimismo, en el último año también se incrementó el voluntariado con 34 altas nuevas, pasando de 477 a finales de 2019 a 511 en el cierre de 2020.
Por su parte, Mazorra se ha referido al perfil de las personas que acudireron a Cáritas durante el confinamiento, de la que una parte importante eran aquellas que se habían quedado sin trabajo y no tenían prestaciones de ningún tipo.
En este sentido, la directora ha añadido que en los últimos meses se ha sumado un nuevo perfil de personas «que nunca pensaron que tendrían que pedir ayuda», refiriéndose al informe de Foessa, que ya advertía que existe una franja de población en situación «muy frágil» y su trabajo «precario» le ha llevado a caer en la exclusión.
Además, la coordinadora de Acogida y Acompañamiento ha subrayado que ‘la nueva normalidad’ ha demostrado la «brecha digital» existente entre los niños y jóvenes de la región, que es origen de la desigualdad, cuyos programas de Cáritas de 2020 ya detectaron que más del 90 por ciento de los menores no contaban con los dispositivos tecnológicos necesarios para seguir una educación a distancia, poniendo en peligro su derecho a la educación.
Mazorra también ha señalado la «difícil» situación de la mujer, apuntando que más del doble de las personas que acuden a Cáritas son mujeres.
Por su parte, Gómez ha asegurado que la pandemia aumentó el número de participantes de Cáritas y la situación se «agravó».
De hecho, ha sostenido que ya se partía de una situación «difícil», cuyo centro de Bezana atendía en febrero de 2020 a 20 familias, que se incrementaron hasta las 33 durante este tiempo.
Desde el inicio de la crisis del Covid Cáritas ha intensificado el acompañamiento y ha flexibilizado y adaptado su modelo de atención, incorporando medios tecnológicos e impulsando la ‘tarjeta monedero’, para que puedan elegir lo que compran y «dignificar» así el apoyo.
Así, ha realizado una acogida telefónica, sin horario, centrada en la escucha y manteniendo un contacto quincenal y en la actualidad ofrece atiende a demanda, con cita previa en los casos presenciales.
La organización sin ánimo de lucro apuesta por la financiación privada y solo el 17 por ciento de la ayuda recibida en subvenciones corresponde a la de las administraciones.