Prensa Ibérica sacará un periódico en Cantabria
En los últimos años, tres de las grandes cadenas nacionales de periódicos han realizado gestiones para sacar una nueva publicación en Cantabria. Los estudios de mercado de cada una de ellas indicaban que era una de las pocas plazas nacionales con cabida para otro medio más. Y aunque ninguna aspiraba a arrebatar el liderazgo a El Diario Montañés, todas aspiraban a poder incrustar un periódico entre el que posee el antiguo Grupo Correo y Alerta, un espacio cuya enorme amplitud hace presumir que en el mercado cántabro no se da una auténtica competencia.
Tanto el Grupo Z, como Prisa o Moll sondearon en algún momento la posibilidad de adquirir Alerta, sin demasiada fortuna. Las tres cadenas disputaban a finales de los años 90 una carrera a lo largo de la geografía española para sumar el mayor número posible de cabeceras, a la vista de nuevas estrategias de contratación de campañas publicitarias, que favorecen las ofertas conjuntas. El cuarto grupo mediático en liza, Correo –hoy Vocento–, ya estaba presente en Cantabria, con la propiedad de alrededor del 77% de las acciones de El Diario Montañés.
Abandonos
La carrera empezó a perder competidores a partir de 2001 al cambiar la tendencia fuertemente alcista del mercado publicitario. El Grupo Z, con problemas en algunas cabeceras y el fallecimiento de su presidente, optó por quedarse como estaba. Prisa había llegado tarde a la expansión territorial y frenó pronto. La sociedad editora de El País estuvo convencida durante muchos años de que el mapa informativo español estaría dominago por grandes periódicos nacionales y los pocos medios regionales que subsistiesen, tendrían una rentabilidad y una cuota de mercado modesta. La realidad demostró que ese planteamiento era erróneo; periódicos regionales como El Diario Montañés, Sur, La Voz de Galicia, Levante o La Nueva España podían ser, proporcionalmente, más rentables que las grandes cabeceras nacionales y con una posición en el mercado mucho más sólida que algunas de ellas.
Prisa reorientó su política cuando ya prácticamente no quedaban cabeceras independientes que adquirir. Quizá por eso no tuvo mucho éxito con las compras y tampoco con los nuevos proyectos, como El Día, de Valladolid, destinado a competir con El Norte de Castilla, del grupo Vocento. A la vista de estas decepciones, las ansias de expansión territorial de Prisa se agotaron pronto.
En estas condiciones, a Prensa Ibérica le quedaba el camino relativamente despejado y podía tomarse más tiempo en la decisión de las compras y nuevas aperturas.
La formación de una cadena
El empresario aragonés Javier Moll, propietario de Prensa Ibérica, fue el auténtico precursor de los grupos de prensa regional. A comienzos de los años 80 aprovechó la incertidumbre y la falta de liderazgo en la sociedad editora de los periódicos canarios La Provincia y Diario de Las Palmas para hacerse con la propiedad. La sociedad de las islas, un poco desconcertada por esta irrupción, le atribuyó durante algún tiempo el papel de supuesto testaferro de todo tipo de intereses ajenos, incluso marroquíes –un fantasma recurrente para la burguesía canaria–.
Las dudas sobre la independencia de su empresa las fue despejando el tiempo. En 1984, Moll volvió a tener la perspicacia de volcarse en la privatización de la antigua cadena de Medios de Comunicación Social del Estado, cuando otros se quedaban al margen o, como Prisa, intentaban subirse al carro a última hora. En las subastas adquirió dos de las mejores cabeceras, Levante, de Valencia, y La Nueva España, de Asturias, además de Información, de Alicante. Todas mantuvieron la senda de beneficios por la que ya caminaban mientras estuvieron en el sector público, y le aportaron una cantera de ejecutivos para la expansión de lo cadena.
Posteriormente, Moll ha adquirido otros periódicos, como Faro de Vigo, Diario de Mallorca o Diario de Ibiza, y en los últimos años, con casi todo el mercado repartido entre las grandes cadenas, se ha visto forzado a crear periódicos nuevos, como La Opinión de Murcia, La Opinión de Zamora o La Opinión de A Coruña. También posee emisoras de radio y ha hecho alguna incursión en las televisiones locales.
El grupo de Moll fue el primero en establecer vínculos entre los medios que lo componen para disponer de servicios comunes, como la compra de papel o maquinaria y la central de venta de espacios publicitarios. Una estrategia que más tarde los demás han secundado.
Nueva cabecera
Antes de decidirse a entrar en Cantabria, Prensa Ibérica ha sondeado todas las posibilidades del mercado periodístico local, consciente de que no es fácil enfrentarse al Grupo Vocento, con el que ya compite en Valencia, Asturias, Alicante y Murcia. Su primera intención fue adquirir Alerta, para poder empezar con una cabecera conocida y una base de clientes. Después de varias ofertas, espaciadas en el tiempo, ha descartado esta opción y pondrá en el mercado cántabro de un nuevo periódico que, a tenor de la política del grupo, podría denominarse La Opinión de Cantabria.
En estos seis años de estudios, ha entrevistado a docenas de periodistas de la región, con objeto de tener una completa base de datos para formar su redacción y cuadros. En las próximas semanas tendrá que decantar este trabajo previo y decidir quién se hará cargo de la dirección del proyecto, ya que todo indica que el propósito del nuevo medio es salir al mercado el próximo verano. Hasta el momento, todas las gestiones se han realizado desde La Nueva España, de Oviedo, el periódico donde el grupo residencia la responsabilidad de la zona norte.
Compra de un local
Para ubicar la redacción, una filial inmobiliaria de Prensa Ibérica ha adquirido el local de la antigua discoteca Belle Époque, frente al Ayuntamiento de Santander, y algunas de las oficinas que se encuentran sobre él. A pesar de la amplitud de estos locales de la calle Cuesta, que en la época más reciente estuvieron ocupadas por la tienda La Oca, el periódico no dispondrá de rotativa propia, algo que cada vez resulta más habitual en las nuevas cabeceras.
La empresa ha manejado la idea de hacer un gran centro impresor en Asturias, dado que la mejora de las comunicaciones por carretera facilita el transporte de los periódicos. No obstante, ha recibido ofertas para imprimir incluso de su propio competidor, El Diario Montañés, una paradójica situación que es producto de la división del periódico de Vocento en varias unidades de negocio independientes, cada una de las cuales tiene que buscar su propia rentabilidad. Esto ha llevado a los talleres a salir al mercado para captar otras publicaciones que optimicen el aprovechamiento de su rotativa. En estos momentos, además de El Diario Montañés, ya imprimen La Voz de Asturias –un periódico de la comunidad vecina que es rival de El Comercio, también propiedad de Vocento–, y varios periódicos locales.
Adaptados al terreno
Los diarios del Grupo Moll tienen una notable independencia entre sí, tanto en la línea editorial como en su aspecto físico. Una fórmula que permite al empresario aragonés adaptarse a la idiosincrasia de cada zona, y no poner en riesgo fórmulas informativas que ya habían demostrado su eficacia a lo largo del tiempo. No obstante, la posición ideológica se mueve en el espectro del centro, con algunos casos de centro-izquierda, como en Levante, un periódico que ha conseguido derrotar la hegemonía histórica de Las Provincias, a pesar de las importantes tensiones que ha mantenido con el Gobierno conservador valenciano.
Estos precedentes colocarían al periódico cántabro a la izquierda de El Diario Montañés, desde donde trataría de arrebatarle una parte de los lectores que llegaron a él por ausencia de otras ofertas.