Cinco detenidos en Penagos en una macrooperación contra drogas sintéticas en el norte de España

La Policía Nacional española y la francesa han desarticulado una de las mayores organizaciones criminales internacionales dedicadas al tráfico de drogas sintéticas en el norte de España y sur de Francia, con la detención de 13 personas, cinco de ellas en Cantabria, en el municipio de Penagos, donde se ubicaba un almacén guardería de estas sustancias.

En Cantabria, la red estaba presuntamente liderada por un hombre apoyado por tres mujeres, dos de ellas familiares y encargadas de la distribución del estupefaciente que trasladaban desde Alcalá de Henares.

En el registro del almacén de Penagos se localizaron 30 bolsas envasadas al vacío, con un peso de un kilogramo cada una, que contenían sulfato de anfetamina junto a diversos útiles destinados a la distribución de la droga. Y se intervinieron cinco armas cortas de diversos calibres, un arma larga, un inmovilizador electrónico, más de 200 cartuchos, cargadores y armas blancas.

En la operación conjunta, coordinada por el Juzgado de Instrucción número 1 de Alcalá de Henares, se han realizado once registros en Cantabria, Barcelona, Burgos y Madrid, en los que se han intervenido 150.000 pastillas de éxtasis, 135 kilogramos de speed, 25 de ketamina, cuatro de cocaína rosa, 900 viales de anabolizantes y más de 10.000 litros de precursores.

También se ha desmantelado un complejo laboratorio de procesamiento de speed en Alcalá de Henares (Madrid), así como otro de producción y distribución de anabolizantes en Barcelona.

Según la Policía, esta operación supone uno de los mayores golpes policiales al tráfico de este tipo de estupefacientes.

El presunto cabecilla de la organización, que se encuentra entre los detenidos, era el encargado de la transformación de los productos sintéticos. Los demás miembros de la estructura criminal distribuían la droga en el norte de España, sur de Francia, Barcelona, Ibiza y Madrid.

La investigación se inició al tener conocimiento la policía de que una organización dedicada al tráfico de drogas sintéticas operaba en la zona norte de España y en el sur del país vecino.

Conforme avanzaban las pesquisas, los agentes averiguaron que la estructura criminal no tenía límites geográficos, ya que detectaron que distribuía estupefacientes en Cantabria y Burgos, además de en la provincia de Barcelona, Ibiza y Madrid.

Se descubrió que al frente de la organización estaba un español conocido como el ‘jefe’, quien se encargaba presuntamente de transportar la droga desde los Países Bajos a España. Desde su domicilio en Barcelona, habría coordinado todas las actividades necesarias para la importación, transformación y distribución de sulfato de anfetamina.

Para ello, la red contaba con un lugar de almacenamiento al que se conocía como «guardería» y donde ocultaban y «enfriaban» la droga bajo la supervisión de otro responsable cuya tarea era la ocultación, conocido como «caletero».

Después de recibir la droga en la capital catalana, era trasladada hasta el municipio madrileño de Alcalá de Henares, donde se localizó un laboratorio regentado por una persona conocida por los restantes como el «químico’, el responsable presuntamente de la transformación de los productos sintéticos en sulfato de anfetamina (speed).

La sustancia estupefaciente, elaborada en esta localidad, era distribuida por el norte del territorio nacional y se detectaron tres importantes ramas de distribución.

En paralelo, el ‘químico’ administraba un negocio en Barcelona junto a su madre, quien aparte de ayudar a distribuir parte del producto que producía, le asistía en la fabricación y distribución de sustancias anabolizantes, según los agentes.

EN EL MOTOR O EN BOLSAS DE LA COMPRA

La investigación detectó asimismo la existencia de una rama de distribución de la droga en Burgos y Cantabria. En Burgos, el distribuidor se servía de dos miembros más del grupo que cubrían los desplazamientos para trasladar la droga. Para ello, empleaban vehículos lanzadera y con compartimentos estancos, conocidos como «caletas», donde escondían las sustancias incluso en el motor.

Una vez allí, era entregada a una tercera persona ajena al mundo delincuencial para no llamar la atención, moviendo la droga en bolsas de la compra con el fin de no llamar la atención.

Esta rama de la organización operaba en la región norte del país, con especial incidencia en el País Vasco, y trasladaban las sustancias hasta una «guardería», en un pequeño municipio cántabro, utilizando extremas medidas de seguridad.

En un dispositivo y de forma simultánea, se realizaron un total de once registros en las provincias de Burgos (3), Cantabria (1), Barcelona (5) y Madrid (2).

En la localidad burgalesa se llevaron a cabo tres registros domiciliarios en los que se intervinieron numerosas cantidades y variedad de drogas para el mediano y pequeño tráfico: cocaína, MDMA, éxtasis, hachís y marihuana.

Usado como «guardería», en uno de los domicilios los agentes intervinieron alrededor de 22 bolsas, con un kilogramo cada una, envasadas al vacío con sulfato de anfetamina y diversos útiles destinados precisamente a la distribución de la misma, tales como básculas, máquina envasadora y bolsas entre otros.

Por su parte, en Barcelona se intervinieron 28 bolsas con 150.000 pastillas de éxtasis, así como otras sustancias estupefacientes, entre ellas 25 kilogramos de ketamina, cuatro de cocaína rosa y diversos útiles para poder envasar al vacío y distribuir este tipo de sustancias.

También en esta provincia se llevó a cabo un registro en el domicilio de la madre del conocido como el ‘químico» que, de forma paralela, presuntamente regentaba un laboratorio de anabolizantes en el que se intervinieron una importante cantidad de sustancias dopantes, así como sustancias de corte tipo lidocaína, ácido bórico y cafeína entre otras.

Por último, en el domicilio del líder de la organización se intervinieron diversas armas, tales como dos inmovilizadores electrónicos, dos defensas extensibles, cartuchería de diversos calibres y un lanzador de munición de goma.

100 KILOS DE SPEED AL MES

En el laboratorio ubicado en la localidad madrileña de Alcalá de Henares se intervinieron nueve bolsas de un kilogramo cada una con speed y un bidón con aceite de speed de 25 litros. Durante el registro de la nave se localizaron 8.000 litros de productos químicos y bidones de hasta 1.000 litros de capacidad, que según los investigadores permitirían a la organización criminal fabricar 100 kilos de speed al mes.

Este laboratorio clandestino requería de procedimientos de complejidad y conocimientos específicos de química para llevar a cabo la transformación del aceite de speed en speed. Con el reactor químico del que disponía la organización y según sus dimensiones, podrían haberse producido unos 72 kilogramos semanales, pues no tendrían que depender de la importación de aceite, al poder fabricarlo ellos mismos.

En los registros practicados además se han intervenido un total de 12 vehículos, algunos de ellos con habitáculos ocultos, tipo «caleta» en especial diseñados para el transporte de estupefacientes y dinero, así como un total de 39.750 euros en metálico.

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