La deuda pública se dispara

En un siglo, la economía española ha pasado por muchos avatares, algunos realmente dramáticos, pero desde 1910 en que existen registros fiables no hay constancia de una subida de la deuda pública como la que se produjo el pasado año en España y algo semejante se podría decir de Cantabria. Lo insólito es que esa circunstancia se produce en un momento en que las Administraciones públicas apenas gastan en nada que no sea su propio funcionamiento interno. Unos datos desanimantes que han servido para que muchos pongan en cuestión la fórmula de ajuste impuesta por la Unión Europea.
Las administraciones públicas españolas debían 884.416 millones de euros al finalizar 2012, un 20% más que en el anterior, y Cantabria 500 millones más. Como ya advirtió Cantabria Económica (ver número de junio de 2012) el año se cerraría en la región con una deuda superior a los 2.000 millones de euros, casi el doble de los 1.250 millones que dejó el anterior Gobierno del PRC-PSOE al abandonar los cargos, y 500 más de los reconocidos por el Gobierno de Ignacio Diego en sus previsiones.
¿Cómo entender que, con una política de gasto tan enormemente restrictiva haya podido aumentar la deuda regional en 800 millones (más de un 60%) en año y medio? En realidad, ha sido producto de varios factores, algunos meramente contables. El primero de ellos es el haber acudido a la misma política que tanto criticó en sus antecesores, la de no computar como deuda las facturas de los cajones, algo que también ha hecho el propio Gobierno de Rajoy.
Si realmente había que aflorarla, debía hacerse con todas las consecuencias y Diego no lo hizo. El año pasado contrató un préstamo a largo plazo, al 6%, para pagar los más de 326 millones de euros que necesitaba para abonar las facturas heredadas de los proveedores pero tomó dos decisiones discutibles: pactó un periodo de carencia que le exime de pagar hasta final de la legislatura, pero que repercutirá en los Gobiernos que le sucedan, y no incluyó este crédito en el endeudamiento regional. En realidad, lo mismo que hizo Montoro al no declarar como deuda unos 31.000 millones de euros que el Banco de España acaba de aflorarle.
En el caso del Gobierno nacional, hay otros factores más que han contribuido a que la deuda se haya disparado. La más evidente es la propia insuficiencia de los ingresos y la más discutible, los 40.000 millones que han recibido los bancos españoles para su saneamiento. Esos que Guindos reconoció como deuda del Estado y que, según Rajoy, 24 horas después, no computarían. La realidad es que sí que computan, porque el Estado es el avalista y tendrá que responder en el caso de que algunos bancos no puedan devolver las ingentes cantidades que han recibido.

La deuda crece más rápido en Cantabria

Las cuentas cántabras están exentas de cualquier repercusión de esa deuda, pero tienen otras afecciones. La principal son los 137 millones de euros que la región solicitó el pasado año al Fondo de Liquidez Autonómica (el rescate) para poder pagar las últimas nóminas del año. Otra muy significativa son los 50 millones pedidos al Banco Europeo de Inversiones para obras de saneamiento y abastecimiento. También la deuda que ya estaba prevista en los Presupuestos.
A la larga lista de deudas incluidas por el Banco de España hay que añadir los compromisos generados por la financiación estructurada, esas obras que el Gobierno anterior contrató y de las que, en teoría solo iban a contabilizarse los pagos anuales. Quizá fuese así entonces, pero ahora el Banco de España ha optado por incluir todo el principal, aunque no los intereses futuros. De esta forma, de los 250 millones de euros comprometidos hasta 2031 por Giudecan (edificios para Educación), Sican (Industria), Gesaican (Activos inmobiliarios) y Gesvican (Vivienda), se computan 180.
Este sistema de cálculo de la deuda hace inviable seguir escondiendo debajo las alfombras muchos compromisos y crea incertidumbres sobre la solución que se ha dado a la conclusión de Valdecilla, la de dejar la obra en manos privadas y pagarla a través de un canon anual por arrendamiento.
Cantabria partió al comienzo de la legislatura con un peso del endeudamiento sobre el PIB 3,8 puntos inferior a la media nacional, pero al cerrar 2012 esa diferencia se ha reducido a 1,6 puntos, lo que indica que nuestro endeudamiento crece mucho más rápido que el de otras comunidades.
Si hubiese que incluir el generado por el contrato de Valdecilla (660 millones), el peso de nuestro endeudamiento sobre el PIB se dispararía aún más y pasaría a estar 3,7 puntos por encima de la media nacional, algo que Hacienda en ningún caso permitiría.

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