El acusado por la muerte del estudiante cántabro en León: ‘Cada uno de mis actos me da vergüenza’

Jorge C., el acusado por la muerte por una puñalada del estudiante universitario natural de Colindres (Cantabria) en 2021 en León, ha asegurado este viernes durante la última sesión del juicio que se celebra con jurado popular en la Audiencia Provincial de León, que «cada uno» de sus «actos» le da «vergüenza desde el primer momento y hasta el último» y que «en ningún momento» tuvo la «intención de acabar con la vida» de Mario Fuentes.

En su alegato final, el acusado ha asegurado que le «cuesta creer que haya pasado lo que ha pasado» y que «en todo momento» ha pretendido «hacer lo correcto». «No quiero que piensen que me quiero justificar. Mi conducta ha sido deleznable. Ojalá no hubiera pasado. No tengo palabras», ha afirmado dirigiéndose al jurado.

Jorge C., que durante la celebración del juicio que dio comienzo el pasado lunes ha mantenido en todo momento la mirada baja, ha asegurado que no tiene «valor» para «mirar a la familia» y «pedir perdón», aunque espera que «en este proceso tengan una sentencia y puedan pasar página», a la vez que ha mostrado «respeto por la memoria» del fallecido.

En la sesión, el Ministerio Fiscal, la acusación particular y la defensa han elevado a definitivas sus valoraciones iniciales, de tal modo que la fiscal solicita para el acusado una pena de 22 años de prisión, al considerar que se trata de un «asesinato», ya que Mario Fuentes recibió en la noche del 15 al 16 de mayo de 2021 una «puñalada mortal» con «alevosía», cuando se encontraba «huyendo y perseguido» por el agresor, que portaba una navaja de 16 centímetros.

Por eso, considera que «encajan las piezas del puzzle» y que la agresión fue «súbita y sorpresiva», por lo que ha afirmado que le «cuesta imaginar una situación mayor de indefensión», además de señalar que la herida recibida tras una pelea entre dos grupos durante la celebración de un botellón en un descampado es compatible con las causas del fallecimiento.

La fiscal considera probado mediante los análisis y los testimonios que el agresor no se encontraba, como ha aludido la defensa, bajo los efectos del alcohol y las drogas, ni que la víctima fuera el causante de una agresión previa, ni que la atención sanitaria que recibió fuera deficitaria, ni que haya colaborado con el proceso, ni que la cantidad económica aportada a la familia, unos 11.000 euros, sirva para la «reparación del daño».

«JUSTICIA, NO VENGANZA»

En los mismos términos se ha pronunciado la acusación particular, que sostiene «firmemente» que el acusado es autor de un delito de asesinato porque «los hechos cantan por sí mismos» porque, «sin media palabra, de forma súbita, sin que pudiera reaccionar y defenderse», Jorge C. le «clavó la navaja», por lo que pide 20 años de prisión, dos menos que la Fiscalía, porque en este proceso la familia busca «justicia» y no «venganza».

La acusación considera probado que la agresión se produjo tras una pelea previa, mientras Mario Fuentes huía para, cuando le apuñaló con «gran fuerza», provocándole una «hemorragia masiva que dio lugar a un shock hemorrágico que le causó la muerte». La defensa también ha indicado que el agresor, a pesar de contar con 21 años en el momento de los hechos, contaba con «trayectoria delictiva».

También ha sostenido que el acusado «no padece ninguna patología psíquica ni anomalía que indique que cuando actúa, lo haga fuera de sí», por lo que es una «persona claramente imputable, por lo que ha pedido que «no se presente a Jorge C. como una persona enferma mental, porque no lo es».

Del mismo modo, considera que el acusado «miente» cuando afirma haber sido de una agresión inicial, del consumo de alcohol y drogas, o de colaborar con la policía. Así, ha recordado que el acusado «no se entrega ni confiesa», sino que, «sencillamente le pilla», además de señalar que «hizo su teléfono móvil añicos» ante la presencia de la policía en su domicilio porque «es lo que sabe hacer este señor, añicos», en referencia al dolor de la familia de Mario Fuentes. También ha defendido la actuación «exquisita» de los servicios médicos.

ESCENARIO DE «ALCOHOL PLENO»

Por su parte, la defensa, a pesar de la confesión por parte del acusado de los hechos, sostiene la petición de libre absolución porque «no es posible calificar los hechos como asesinato», a la vez que ha afirmado que los hechos tuvieron lugar durante la celebración de un botellón, por lo que los jóvenes se encontraban en un «escenario de alcohol pleno» y de «caerse para atrás».

«Jóvenes y alcohol es la respuesta», ha señalado, mientras que considera que el gesto de la puñalada es una «actuación lesiva que no prevé la muerte». Del mismo modo, ha afirmado que su defendido, Jorge C., cuenta con problemas para «asimilar la ira» y «dificultades de control», por lo que consumía cannabis porque «le tranquiliza», a la vez que ha reiterado que se encontró sangre del acusado, por lo que sostiene una agresión previa de la víctima.

«EN NINGÚN CASO ES HERIDA MORTAL»

También ha puesto en duda la actuación de los servicios médicos, no en el traslado en ambulancia sino ya en el centro hospitalario porque, ha asegurado, Mario Fuentes llegó «vivo y con las constantes vitales perfectas», a pesar de presentar una herida de seis centímetros en el pecho. «En ningún caso es una herida mortal de necesidad. Eso no es posible sostenerlo», ha indicado.

Por otro lado, ha remarcado que los testigos que ha aportado la acusación, fundamentalmente amigos del fallecido, «no recuerdan todos los episodios que afectan a Mario» y ha puesto en duda «las cosas que vieron», por lo que les ha acusado de un «inadecuado comportamiento para respetar la memoria de Mario» y que «no han dicho la verdad». Sostiene, sin embargo, que su defendido ha colaborado con el proceso y que está realizando acciones para compensar a la familia.

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