El Centro Botín acoge la retrospectiva más completa de Maruja Mallo

Es la mayor exposición de la pintora vanguardista hasta la fecha, con "cuatro quintos" de toda su producción

El Centro Botín abrirá este sábado 12 de abril la exposición retrospectiva más completa de Maruja Mallo realizada hasta la fecha, con más de un centenar de piezas -90 de ellas pinturas- que repasan toda su carrera y que suponen en torno a «cuatro quintos» de su producción total.

Para ello, la muestra, coproducida con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) y titulada ‘MARUJA MALLO: Máscara y compás. Pinturas y dibujos de 1924 a 1982’, ha recabado obras repartidas en numerosos museos y también de 44 colecciones privadas, nacionales e internacionales, un trabajo nunca antes realizado en esta magnitud.

«Es un sueño», coinciden tanto los representantes del Reina Sofía y del Centro Botín como la comisaria de la exposición, Patricia Molins, que entendían que existía una «deuda histórica» con Maruja Mallo y de ahí su objetivo de que, con este trabajo, «sea reconocida como esa artista fundamental de nuestra vanguardia».

Así, la exposición ofrece una visión contextualizada de su trabajo y la da a conocer «no como una rara de su época», sino como precisamente la artista que «ha hecho la mayor aportación a la producción de imaginario y visual de toda la Generación del 27», el grupo de escritores y artistas del que formaron parte Rafael Alberti, Salvador Dalí, Federico García Lorca, Luis Buñuel, Rosa Chacel y María Zambrano.

Así lo han explicado en la presentación de la muestra, celebrada un día antes de su apertura, el director del Reina Sofía, Manuel Segade; la directora ejecutiva del Centro Botín, Fátima Sánchez; la directora de exposiciones y de la colección del centro, Bárbara Rodríguez; y la comisaria, Patricia Molins, miembro del departamento de exposiciones temporales del MNCARS.

Rodríguez ha calificado a Mallo como «la más singular, la más heterogénea, la más fascinante de la vanguardia española», a lo que Segade ha añadido que «no es una rara artista, sino que es la que ha hecho la mayor aportación a la producción de imaginario en ese momento de la Generación del 27».

El director del MNCARS ha celebrado esta primera colaboración directa con la ciudad de Santander donde está en construcción la futura sede del Reina Sofía asociada al Archivo Lafuente, muy cerca del Centro Botín, y ha ensalzado que sea para reivindicar el trabajo de Maruja Mallo, «cerrar su trayectoria» y que pueda llegar a numeroso público, ya que la exposición estará en la capital cántabra hasta el 14 de septiembre y a continuación se trasladará al museo madrileño. Allí ofrecerá «idéntica estructura» pero «crecerá el número de obras» al contar con un espacio mayor.

En concreto, en el Centro Botín muestra 123 piezas, con más de 90 pinturas además de dibujos, escritos o fotografías que trazan toda la carrera de Maruja Mallo (nacida en Galicia en 1902), desde el realismo mágico de sus primeros años hasta las configuraciones geométricas y fantásticas de sus últimas obras.

Así, refleja su heterogénea y personal producción, en la que fue visionaria y logró reflejar preocupaciones de su época pero también anticiparse a algunas de las actuales, por lo que sus piezas tienen «absoluta relevancia» ahora. Por ejemplo, trabajó en temas que ahora se corresponderían con la ecología o el feminismo.

De hecho, Mallo inició su trabajo en el periodo de crisis económica previo a la Guerra Civil y, en el contexto de entreguerras, hizo a la mujer protagonista de sus cuadros, creando una visión femenina inédita desde el punto de vista de la mujer moderna.

La autora utilizó el colorismo alegre del arte popular y el dinamismo de las nuevas formas de ocio -cine, música y teatro- como fuente de inspiración en sus primeras obras, que evolucionaron hacia lo rural, la tierra y el trabajo del pueblo e incorporaron la religiosidad, la mezcla de razas y los paisajes exhuberantes en las pinturas que realizó durante su exilio en América, tras el inicio de la Guerra Civil.

Como ha explicado la comisaria de la muestra, aunque su trabajo «aparentemente es muy obvio», el significado de las piezas «es mucho más difícil de entender» de lo que parece.

RECORRIDO CRONOLÓGICO

A lo largo de casi toda su vida organizó su obra en series, un orden que se ha adoptado en la exposición del Centro Botín, que sigue una cronología.

Para ello la exposición incluye obras de colecciones como el MNCARS; el Art Institute of Chicago; el MNAM Centre Georges Pompidou, en París; el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo, en Uruguay; el Museo Benito Quinquela Martín y el Museo de Arte Latinoamericano, ambos en Buenos Aires; el Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo, en Santa Fe (Argentina); la Asociación Colección Arte Contemporáneo – Museo Patio Herreriano, en Valladolid; el Museo Provincial de Lugo, así como de 44 colecciones particulares.

Siguiendo ese orden cronológico, el recorrido expositivo comienza con algunas de sus pinturas iniciales para continuar con la serie ‘Las verbenas’ (1927-1928), las primeras obras personales de Mallo que participan del debate -fundamental para la Generación del 27- sobre la relación entre vanguardia, arte popular, regeneración social y tradición. Ésta es la primera vez en la que se reúnen las cinco escenas de verbenas desde que se expusieron en la Revista de Occidente en 1928.

A continuación, con pinturas como ‘Tierra y excrementos’ (1932) o ‘El espantapájaros’ (1930), Mallo se acerca al surrealismo para presentar una visión necrológica e inquietante de la naturaleza. Junto a éstas, el visitante descubrirá sus ‘Arquitecturas minerales y vegetales’ (1933).

Por su parte, en las ‘Arquitecturas rurales’ (1933-1935) dibuja esqueletos o carcasas de silos, almiares y otras construcciones utilizadas para la cosecha de cereales.

Es en 1932, en París, donde la artista estudió escenografía y teatro. Allí conoció a Picasso y a Miró, y comenzó a interesarse por el espacio como soporte tridimensional de la obra en lugar del plano pictórico.

La exposición también dedica un espacio a ‘La religión del trabajo’ (1937-1939), donde ofrece imágenes arcaicas de diosas o damas oferentes, con el rostro rodeado por espigas o redes.

Más tarde desarrolló ‘Las Naturalezas vivas’ (1941-1943), que muestran una sugerencia clara de figuras femeninas, sensuales y coloristas, a través de composiciones con conchas y flores que representan el reino animal y el vegetal, como metáfora del cuerpo humano.

Esta exposición pone el foco en las obras producidas durante su exilio en Buenos Aires y sus viajes, a partir de 1937, por el Pacífico, Uruguay y, sobre todo, Brasil, donde Mallo conoció paisajes y la variedad cultural y racial. Así, realizó unas cabezas estáticas en las que ensayó la fusión entre razas, entre razas y animales, y entre sexos.

En 1962 regresó a España y realizó sus últimas series: ‘Moradores del vacío’ y ‘Viajeros del éter’.

El recorrido expositivo finaliza con las obras que creó durante sus últimos años, cuando continuó esas series y recuperó motivos de sus diferentes épocas. Mallo ya se había convertido en un personaje popular y en representante de la Generación del 27, que justo estaba volviendo del exilio.

Así, recuperó las viñetas que había realizado para las portadas de la Revista de Occidente -la más importante publicación intelectual anterior a la Guerra Civil- y realizó una serie de grabados (1979) que se muestran junto a esas portadas, además de testimonios fotográficos y audiovisuales de esa etapa.

La muestra, además, va acompañada de una publicación coeditada entre la Fundación Botín, el Reina Sofía y la editorial This side up, que incide en los aspectos telúricos, teatrales y en las bases teóricas del trabajo de la artista.

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