El pueblo de Hinojedo, consternado por el crimen de una vecina a manos de su hijo
Los vecinos del municipio de Suances, y en especial los residentes en el pueblo de Hinojedo, se han despertado este jueves «consternados» y «muy sorprendidos» al conocer el crimen de una mujer de 81 años presuntamente asesinada por su hijo antes de suicidarse.
Y es que ambos pertenecen a una familia «conocida» en un municipio de en torno a 9.000 habitantes y sobre todo en la localidad de Hinojedo, donde residían en una casa de la calle Darío Pedrajo número 2.
Los vecinos más cercanos cuentan que apenas han podido dormir desde que anoche presenciaron en el barrio el operativo policial, que acudió a la vivienda pasadas las ocho de la tarde al recibir la llamada de un familiar alertando de que no lograba contactar con la madre y el hijo, que vivían solos, aunque la víctima tiene otra hija que vive cerca -a «un kilómetro y medio», según han contado a esta agencia-.
Algunos apuntan a que el hombre, de 41 años, era «un poco raro» o podía «no estar al cien por cien psíquicamente», pero aseguran que «siempre iba con su madre», a la que llevaba cuidando «toda la vida», y «aparentemente se llevaban muy bien». De hecho, estaba prácticamente dedicado al cuidado de su madre salvo en periodos en los que era contratado por el Ayuntamiento para trabajos dentro del programa de Corporaciones Locales.
La mujer tenía problemas de salud, había sufrido un ictus y tenía poca movilidad, por lo que según relatan los vecinos su hijo la sacaba a pasear dos veces al día, hacía la compra y cuidaba la casa.
Un conocido del hombre ha explicado a Europa Press que de joven era «retraído». «En el colegio se reían de él, siempre estaba solo». «No se relacionaba mucho con la gente, era un poco raro, pero nunca se oyó hablar de él; ha sido una cosa rara».
Esta persona ha apuntado la posibilidad de que el hombre estuviera medicado «porque no estaba bien, desde crío no era normal». «Se ponía muy nervioso cuando andaba con la gente».
También un vecino, Gabriel Martín, ha indicado que «todo era aparentemente normal» y que en los últimos días le había visto limpiando las flores y la casa y pintando la verja exterior. «Aparentemente se llevaban muy bien», ha dicho este vecino, que reside en el barrio desde hace más de 40 años.
Otro de los residentes, Paulino, que conocía al hombre porque había trabajado con su mujer, ha apuntado que éste tenía «ciertas incapacidades sociales, pero cuando tú le hacías caso era una persona que te contaba las cosas, que se abría». «Había que entenderle». «Era una persona que necesitaba ser escuchada».
Y es que, en opinión de este conocido, tenía una «carga emocional y social de toda la vida» sumada a la responsabilidad de los continuos cuidados a su madre, por lo que su «hipótesis» es que quería suicidarse pero no dejar sola a su progenitora. «Los psicólogos dicen que hay mucha gente que quiere desaparecer pero no lo hace por no dejar a alguien solo», ha apuntado.
«UN CHICO ESTUPENDO»
Frente a los problemas mentales a los que apuntan estos vecinos, el alcalde, Andrés Ruiz Moya, ha indicado que cuando coincidió con él a raíz de ser contratado por el Ayuntamiento le pareció «un chico estupendo en todos los sentidos» y no detectó que tuviera ningún problema.
«Me parecía un chaval muy majo, muy simpático, muy agradable, muy comprometido con su trabajo, muy responsable», ha contado el regidor, que ha mostrado «consternación total» y ha apostado por la «prudencia por encima de todo» antes de aventurarse a opinar sobre las causas que podrían haberle llevado a hacer algo así.