El rearme de la planta cántabra de Nissan le lleva a fabricar para más marcas
La factoría de Los Corrales empieza a conseguir contratos que elevarán sustancialmente su capacidad ocupada
En diciembre de este año, Nissan pasará a tener solo dos fábricas en España, tras el cierre de sus históricas instalaciones de la Zona Franca de Barcelona. Se mantienen la planta de Ávila y la de Los Corrales de Buelna, que nació hace más de un siglo dentro del grupo Quijano y, pasó a Nissan Motor Ibérica tras la integración de sus filiales Mecobusa y Fundimotor. La continuidad está respaldada por un plan de mejora de la eficiencia y ampliación de la base de clientes en el que Nissan invertirá 40 millones de euros y el Gobierno regional sumará otros ocho. La fábrica cántabra es una de las pocas del mundo que ofrece desde la fundición a la mecanización de piezas y puede llegar, incluso, al montaje de componentes.
En marzo de 2020 se paró el mundo. Al menos esa era la impresión que daban las calles vacías que se veían a través de las ventanas y de la televisión. Pero algunos aprovecharon ese parón para asegurar su futuro, como la automovilística japonesa Nissan, que empezó a rediseñar la estrategia para su grupo en España. Cuatro meses después, nacía el Plan de UltraCompetitividad 2020-2023, con el que la planta de Los Corrales de Buelna espera no solo asegurar su hueco en el mercado sino ampliarlo. Un plan validado por la central de la marca en Yokohama (Japón) y que ha tenido el respaldo tanto de los trabajadores como del Gobierno de Cantabria.
Tres ejes
El denominado Plan de UltraCompetitividad va dirigido a mejorar el rendimiento de la planta, aumentar el volumen de negocio y empujar su modernización tecnológica. Esos tres factores justificarán el mantenimiento del empleo “sin aplicar medidas traumáticas” durante el período de vigencia del plan. Un objetivo especialmente valioso si se tiene en cuenta que, al mismo tiempo, se producía el cierre de la factoría hermana de Nissan en Barcelona.
De los 500 trabajadores que tiene la planta de Los Corrales, la gran mayoría (88%) se dedican a las funciones operativas, entre las que se incluyen la fabricación de piezas, el mantenimiento de las instalaciones, el control de calidad o el de producción. Otro 7,5% del personal está dedicado a la ingeniería, nuevos proyectos, ventas o desarrollo de negocio y el 4,5% restante presta su servicio en recursos humanos, finanzas o compras.
Mantener esta plantilla es un factor de tranquilidad también para el entorno, ya que hay un buen número de talleres que dan soporte a la planta, que históricamente ha sido uno de los motores económicos de la zona.
Esta primera línea maestra, centrada en una mejora de la eficiencia, no es ajena a las otras dos patas del plan cuatrianual que ha puesto en marcha la factoría, el aumento de la producción y la modernización de los procesos.
Para incrementar el volumen de ventas se ha creado un equipo de gestión de clientes y desarrollo de negocio. “Necesitamos incrementar la ocupación de la planta. Hasta ahora era del 40%, y aunque lo ideal sería llegar al 90%, pretendemos alcanzar al menos un 75% de ocupación”, explica el responsable del nuevo departamento, Javier Vila.
La planta hace ya décadas que, además de trabajar para su matriz, la alianza Nissan-Renault, atendía a clientes externos, y ese ha sido uno de los secretos de su continuidad en el tiempo. Ahora, su primer objetivo es recuperar clientes del pasado e iniciar contactos con otros nuevos, una tarea que ya ha empezado a dar frutos.
El pasado verano se adjudicó la fabricación de las manguetas de dirección para varios modelos Nissan destinados al mercado de América del Norte –una producción que arrancará ahora– y recientemente ha conseguido entrar en varios proyectos de la compañía John Deere. Entre ellos, destaca la fabricación de un bastidor para un modelo de tractor que la firma estadounidense produce en Francia, cuyo volumen previsto supera las 11.000 unidades, y una polea para otra maquinaria agrícola que John Deere ensambla en Getafe, un centro con el que la planta de Los Corrales de Buelna ya había colaborado previamente.
El tercer pilar del plan del UltraCompetitividad es la modernización tecnológica. “Intentamos que nuestros procesos de fundición y mecanización sean punteros, para lo que estamos trabajando con POCs, un método para verificar la utilidad real de las potenciales innovaciones. Aquellas que demuestren resultados positivos, las implantaremos”, revela el responsable de desarrollo de negocio.
Aunque la planta cántabra no cuenta con un departamento específico de I+D, sí tiene una ingeniería muy potente que eleva frecuentemente sus propuestas a las unidades de I+D de Reino Unido y Japón. Este equipo también da soporte a algunos clientes en el diseño de piezas, por lo que existe el convencimiento de que será el embrión de un futuro departamento de I+D.
Una parte significativa de los más de 40 millones de euros que la multinacional japonesa va a dedicar al Plan de Ultracompetitividad de la factoría cántabra irá destinado a actualizar un tercio del utillaje clave de la factoría. “Queremos ser la planta número uno de la alianza en componentes de chasis”, anuncia Vila, “pero eso exige conseguir un 28% de reducción en el coste medio de pieza”, añade.
El Gobierno de Cantabria se ha comprometido a respaldar las inversiones de Nissan con una cantidad que superará los 8 millones de euros, repartidos en los tres próximos ejercicios. Para materializar estas ayudas, la fábrica deberá acudir a diferentes programas de concurrencia competitiva que convoquen la Consejería de Industria y Sodercan en materias de I+D+i, formación y desarrollo de la economía circular, así como de los Fondos de Recuperación de la Unión Europea.
La primera entrega les llegará este año, a través de Sodercan, que destinará dos millones de euros para algunos hitos iniciales del proyecto, como la instalación de una nueva línea de moldeo.
Desde la fundición al montaje de componentes
La fábrica de Nissan en Los Corrales de Buelna ocupa un espacio de 132.000 m2, con dos grandes áreas diferenciadas, la de fundición (lo que en el pasado fue Fundimotor) y la de mecanizado (la antigua Mecobusa), una circunstancia poco común en otras fábricas de piezas y componentes, que están especializadas en una u otra tarea.
“Siempre hemos considerado que poder ofrecer el producto fundido y mecanizado –y últimamente incluso montado– es un valor añadido que nos diferencia de otras plantas ante nuestros clientes. Podemos ofrecer todos los procesos”, destaca Vila.
La planta de fundición se extiende sobre un área de 82.000 m2, de los que 32.000 están construidos, y puede producir 140.000 toneladas de piezas de hierro al año. A la salida de los hornos cuenta con cuatro líneas para el moldeo del hierro líquido, que alimentan el taller de machería (donde se fabrican los machos o noyos, de los que saldrán las piezas). A continuación hay una zona de rebabado, donde se depuran las aristas de las piezas moldeadas.
El proceso se completa en la planta de mecanizado, que ocupa más de 50.000 m2 (26.000 construidos) y cuenta con 568 máquinas, agrupadas en 56 líneas, que dan la forma final a una gran variedad de piezas, entre ellas los discos de freno, tambores y manguetas, que tienen un especial protagonismo.
Una fabricación muy variada
El catálogo de piezas de automoción que fabrica la planta de Los Corrales es muy amplio y lo será aún más en el futuro, ya que están abiertos a abordar cualquier proyecto que requiera la alianza automovilística de Nissan y Renault e, incluso, las que puedan necesitar otras marcas. De hecho, una de las cualidades de la planta cántabra es su versatilidad en cuanto al tamaño y el peso de las piezas que puede fundir y mecanizar. La fundición produce piezas que van desde los 500 gramos a los 200 kilos, algo que tampoco es habitual en el sector.
Desde hace más de tres décadas, Nissan y Renault forman una alianza estratégica en la que el grupo francés posee más del 40% de las acciones de Nissan, mientras que la firma asiática dispone de un 15% de los títulos de la marca del rombo.
“Aunque históricamente el principal cliente de la planta ha sido Nissan, el volumen de piezas para Renault se está incrementado con el tiempo y el plan es incrementar la actividad con más pedidos de terceros”, explica Vila.
La fábrica corraliega suministra componentes para los modelos Qashqai, Micra, e-NV200, Juke, Leaf y Navara de Nissan, y para los Kadjar, Megane y Captur de Renault.
Tras realizar, a comienzos de año, una inversión de siete millones de euros para adaptar la maquinaria del taller de mecanizado, la factoría también ha iniciado la producción de los tambores de freno y las manguetas de dirección de los nuevos modelos Sandero y Logan de Dacia, la marca low cost del Grupo Renault. El volumen de producción previsto para ambas piezas es de más de 1,2 millones de unidades al año.
En el último ejercicio, Nissan ha sido la receptora del 42% de las pieza producidas en Los Corrales; Renault, del 48% y las terceras marcas, del 10% restante. Tras las inversiones previstas y el trabajo que está haciendo el departamento comercial, estas cifras podrían cambiar, incrementándose la proporción de piezas y componentes para otros fabricantes de vehículos.
En un momento muy complejo para el sector del automóvil, el Plan de UltraCompetitividad le ha dado a la planta de Los Corrales de Buelna un sosiego poco habitual. Ni siquiera considera una amenaza el impulso de los coches eléctricos. “Hace unos años, se creía que quizá buscarían limitar el peso de sus piezas para contrarrestar el que añaden las baterías, por lo que el hierro podría dejar paso a aleaciones más ligeras, pero se ha visto que el hierro sigue presente en las partes mecánicas de estos vehículos”, explica Vila, convencido de la solidez de la apuesta que ha hecho Nissan en la fábrica cántabra.
María Quintana