Motivar al equipo
P.- Acabo de ser nombrado jefe de equipo y no quiero caer en los mismos errores que mi predecesor. ¿Cómo puedo contribuir al desarrollo y aprendizaje de mi equipo? ¿Qué estrategias debo seguir para animar y liderar el trabajo en equipo?
R.- Ante todo debe quedar claro que el desarrollo de un equipo no es un proceso que ocurra al azar; requiere coordinación de diferentes acciones, organización de la acción, entrenamiento y aprendizaje. Y definiremos liderar como las funciones a realizar por el líder: orientar, influir, definir clima y cultura, crear equipo…
Siguiendo las siguientes estrategias se puede contribuir al desarrollo positivo de un equipo de estas maneras:
o Tratar de conocer lo que motiva a las personas con las que se trabaja y lo que les da moral.
o Asegurarse de que todos conocen nuestra misión y nuestros objetivos, logrando que se identifiquen con ellos y que conozcan bien cuál es la contribución de cada uno para lograr una meta común. De este modo se contribuye a aumentar la cohesión del grupo. Destaco nuestra y nuestros para que el jefe de ese equipo no se olvide de que él también trabaja y forma parte de dicho equipo.
o Reconocer la competencia del equipo. ¿Cómo? Valorando «lo que entre todos hemos logrado y aprendido» y «cómo podemos seguir aprendiendo y mejorando en un futuro».
o Informarles acerca de cómo lo están haciendo, mostrando entusiasmo ante lo que hacen, por pequeño que parezca.
o Cuando surge un conflicto o un problema presentarlo como una oportunidad para desarrollar la capacidad para superar esos obstáculos y para aprender.
o En estos casos tratar de evitar el consenso prematuro: «En muy poco tiempo hemos alcanzado un alto grado de consenso respecto a…”. A veces el exceso de optimismo se basa en un análisis insuficiente de la información y de las alternativas posibles.
o Mantenerse imparcial y promover la intervención de todos.
o Evitar que la mayoría presione o inhiba a alguien del equipo por defender una alternativa distinta a las demás y presentarla como una aportación útil a la discusión.
o Proponerles jugar al papel de abogado del diablo y tratar de encontrar todas las dificultades e imprevistos que podrían hacernos fracasar.
o Dividir al grupo en subgrupos y que analicen el asunto por separado.
o Proponer una segunda reunión para cuando haya disminuido la euforia.
o Explicar siempre las razones de los cambios que se van a introducir, implicando en ese proceso a todos los que se van a ver afectados.
o Fomentar que los miembros del equipo puedan expresar sus opiniones y escuchen las de los demás.
o Transmitir siempre una imagen favorable de mi equipo en mis contactos con los demás.
o Fomentar interacciones positivas entre los miembros del equipo: celebración de onomásticas, cumpleaños, tiempo libre compartido…
o Mostrarse honesto y digno de confianza, admitiendo que uno no es perfecto y que comete errores, diciendo «no sé» cuando no se sabe algo y diciendo «necesito tu ayuda» cuando se necesite.
o Facilitar y cultivar la creatividad entre todos los miembros del equipo.
o Destacar las facetas positivas de las opiniones de los demás más que los aspectos negativos
o Proponer cambios en algunas rutinas como cambiar la hora de la reunión, invitar a alguien a ellas, ver un vídeo sobre el tema…
o No juzgar las alternativas hasta que no se tengan bastantes.
o Apoyar ideas y planteamientos originales y nuevas formas de hacer las cosas.
o Evitar cualquier comentario que inhiba la creatividad tipo: «esa propuesta no encaja en una organización como la nuestra», «nunca hemos hecho una cosa así», «si eso fuera una buena idea ya se le hubiese ocurrido a alguien antes»…
En definitiva, la cualidad más importante que debe tener un jefe de equipo es la habilidad para sacar lo mejor de sus colaboradores.