Dinero rápido
Botín no necesitará hacer la ampliación de capital que había previsto para acabar de reunir los ingresos que necesitaba para financiar su parte en el reparto de ABN Amro. Y puede que eso cause una decepción en el Gobierno cántabro, porque la emisión de acciones hubiese pagado en la Hacienda pública regional 30 millones de euros por el Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados. Pero, para el Banco, deshacerse de Antonveneta casi sin haber tomado posesión es una operación muy saneada. No solo evita la dilución de sus acciones sino que le proporciona 2.400 millones más de liquidez que no tardarán en encontrar otro destino.
Botín necesitaba casi 19.000 millones de euros para la operación ABN Amro y para conseguirlos lanzó una emisión de bonos convertibles, otra de deuda subordinada y puso en venta todos sus edificios en España, incluida la sede de Boadilla del Monte. A esto se añadía una ampliación de capital por importe de 3.000 millones. Como la operación va a costarle ahora 9.700 millones, mucho menos de lo previsto, no sólo no necesitará hacer la ampliación, sino que va a disponer de una liquidez de más de 6.000 millones de euros.
En estas circunstancias, vuelve a estar operativa para nuevos asaltos la maquinaria del Santander, que presumiblemente iba a pararse mientras digería el bocado que acaba de engullir y Botín no tardará en mover ficha.
Al Santander no le va a pasar desapercibida la oportunidad que presenta EE UU. Durante el último año, el Banco ha hecho mucho hincapié en presentarse como una marca global, pero al menos le queda el mercado norteamericano para serlo y su presencia en el Sovereing, donde controla el 25% es insuficiente, aunque tiene la posibilidad de quedarse con la totalidad del capital en el 2010.
Este puede ser el mejor momento para hacerse con una presa más importante. Los bancos estadounidenses están perdiendo valor a pasos agigantados por el problema de las hipotecas de baja calidad y, a la caída bursátil, se añade la oportunidad de contar con un euro a 1,469 dólares, lo que abarata extraordinariamente las piezas para un cazador europeo, como el Santander.
El caso de Viesgo
Botín no es el único que ha sacado partido en el revuelo de compraventas europeas. También la eléctrica italiana Enel está dispuesta a aprovechar la venta de su filial cántabra Viesgo.
Desde que Gas Natural abrió las hostilidades, la opa sobre Endesa ha dado muchas vueltas. La empresa catalana no se llevó el gato al agua, pero tampoco lo consiguió la alemana E.On que el consejo de Endesa buscó para defender sus asientos. Al final han sido la italiana Enel y la constructora española Acciona las que se han hecho con la primera eléctrica del país, a cambio de que Enel vendiese a E.On un trozo menor del pastel, Viesgo.
Enel no tenía mayor problema en desprenderse de la empresa cántabra, ya que apenas le garantizaba el 5% del mercado español, lo que resultaba poco significativo si podía hacer con el control de Endesa, pero el enorme embrollo de la opa no se fijaron las condiciones en las que Viesgo pasaría a E.On, para dar una salida digna al perdedor de la batalla.
Quizá alguno supuso entonces que Enel se conformaría con recuperar los 1.900 millones que pagó hace cinco años por Viesgo y varias centrales eléctricas que se metieron en el mismo paquete, pero se equivocaba. A pesar de que el negocio no ha respondido hasta ahora a las expectativas y en los últimos años Viesgo ha perdido dinero (en el 2006 unos cinco millones de euros), los bancos que representan a Endesa en la negociación le piden a E.On 2.500 millones por la empresa cántabra. La negociación no ha hecho más que empezar pero está claro que no será rápida ni fácil, y que Enel espera matar dos pájaros de un tiro: hacerse con la primera eléctrica del país y rentabilizar su presencia anterior en España con los 600 millones de plusvalía que pretende.