LA CÁMARA SE QUEDA SIN PRESIDENTE

Nadie hubiese podido prever hace unos días el desenlace, cuando todo parecía preparado por la CEO-Cepyme cántabra para tomar el control de la Cámara de Comercio de Santander. Después de rechazar la negociación propuesta por el hasta ahora presidente, Modesto Piñeiro, sus hombres tomaron posiciones, copando las representaciones sectoriales que forman el pleno. Un paseo militar, se suponía, cuando este miércoles se votase la composión del órgano ejecutivo, para el que CEOE presentaba una lista encabezada por Antonio Cornadó. La primera sorpresa saltó cuando quedaban unas horas para cerrar las candidaturas, y se anunció la existencia de una lista competidora encabezada por Manuel Huerta, más vinculada a la dirección saliente.

La segunda sorpresa se produjo esta mañana, cuando la dirección de la Asociación de Hostelería revocó la decisión de su presidente, que formaba parte de la lista de Cornadó, y le obligó a abandonar la candidatura, con el argumento de que esa decisión no se había tomado en el órgano colegiado y que la Asociación, por sí misma no toma partido. Una dura reconvección que probablemente abra una crisis en esta patronal, la más numerosa de Cantabria.

Esa decisión anulaba de facto la candidatura de Cornado-CEOE, puesto que el reglamento interno de la Cámara exige que las candidaturas que se voten estén completas y ya no había tiempo, legalmente, para sustituir al presidente de los hosteleros.

Desestimada esta candidatura, solo quedaba esperar que se votase la de Huerta en el Pleno de la Cámara, pero el presidente de Oxital ha sido contundentemente rechazado por un pleno en el que los alineados con la CEOE tienen ahora la mayoría, y la Cámara se ha quedado sin presidente. Un excéntrico resultado que deja la institución muy tocada, con un enfrentamiento entre los integrantes cuyas heridas  tardarán en restañarse.

En esta extraña situación, será el Gobierno cántabro, que tiene la tutela de la entidad cameral, el que se haga cargo y el que decida cuándo se vuelven a convocar elecciones, en las que habrá que repetir todo el proceso, tratando de evitar un nuevo fiasco.