La CEOE se lanza a la conquista de la Cámara de Comercio y Piñeiro renuncia a presentarse
El presidente acababa de cumplir 25 años al frente de la entidad
En varias ocasiones, la CEOE ha hecho maniobras para tratar de tomar el control de la Cámara de Comercio de Cantabria, una organización semipública que considera poco eficaz, pero los sólidos apoyos de Modesto Piñeiro, que conservaba la presidencia, acababan por dejar las cosas como estaban. Hasta ahora. Después de años complicados para la entidad, que se descapitalizó muy rápidamente tras un cambio legal que la dejaba sin su tradicional fuente de ingresos, las cuotas de las empresas, la Cámara consiguió recuperarse y esta vez la CEOE, con Enrique Conde al frente, no ha dejado escapar la presa.
Después de varios meses de tiras y aflojas, el presidente de la Cámara de Comercio de Cantabria, Modesto Piñeiro, ha optado por no presentarse de nuevo a la presidencia, justo cuando cumplía 25 años al frente de la entidad.
Al anunciar su renuncia “para evitar enfrentamientos ante la presentación de candidaturas alternativas”, Piñeiro no ha eludido apuntar a quiénes están detrás de este movimiento de sillas, al señalar «la clara intención de COERCAN y la CEOE por controlar el Pleno de la Cámara”. También ha desvelado que el actual Comité Ejecutivo ha mantenido varios encuentros con los representantes de esas asociaciones para buscar soluciones consensuadas tanto en las candidaturas como en el futuro Comité Ejecutivo en las que asegura que solo ha recibido negativas.
El pasado mes de abril, la Dirección General de Comercio del Gobierno de Cantabria convocó el proceso electoral en las Cámaras de Comercio, como organismo tutor, y desde entonces, en la entidad de la Plaza Porticada percibieron que ciertas asociaciones empresariales, como COERCAN y la CEOE, mostraban «gran interés» en formar parte del Pleno.
De hecho, ya estaban, pero con una representación modesta. El Pleno se divide en varios epígrafes de actividad, representados por 32 empresas, a los que se unen cuatro miembros elegidos por CEOE-Cepyme y las doce compañías que hacen aportaciones voluntarias a las cuentas de la entidad para colaborar a sostenerla.
A la vista de este movimiento, los dirigentes de la Cámara mantuvieron reuniones con las empresas y asociaciones que se postulaban para poder «encajar cada candidatura sin recurrir a unas elecciones que solo llevan al enfrentamiento». La estrategia de la Cámara ha sido siempre muy conservadora: en las pocas vocalías a las que se presentaban varios candidatos se instaba a la negociación, al entender que un proceso electoral introducía tensiones en el cuerpo empresarial que luego tardaban en restañarse y, por lo general, lo conseguía. Un a vez formado el Pleno, tampoco se presentaban candidatos alternativos a la presidencia.
Esta vez se discutía mucho más que el cambio en algunas vocalías. La acción coordinada desde la CEOE representaba un vuelco absoluto en los equilibrios de poder. Ocho candidatos de Coercan y, la presentación en los epígrafes industriales, de FAED, el Grupo Gof, Cementos Alfa o Soningeo (la empresa de Enrique Conde) dejaban perfectamente claro que habría elecciones, con muchas posibilidades de que esos candidatos alternativos se impusiesen y el futuro Pleno no renovase a Piñeiro quien, ante esta perspectiva, ha renunciado a la batalla.
Con él retiran también sus candidaturas al Pleno varios miembros del Comité Ejecutivo actual y algunas otras empresas que han estado tradicionalmente en los órganos de gobierno de la entidad, lo que va a suponer un auténtico cambio de época.
El veterano presidente de la Cámara no ha evitado mostrar su malestar por esta especie de opa hostil, algo que no resulta habitual en él, al exponer públicamente que la intención de la CEOE ha sido en todo momento «la de controlar el Pleno de esta Cámara».
«Entendemos que no son tiempos de enfrentamientos sino de consenso», ha sostenido Piñeiro, tras recordar que en la «fuerte y larga crisis» acontecida entre los años 2011-2018 y en 2019 no fue necesario votar ninguna de las 48 plazas.
Recuperación económica
Después de atravesar una situación muy complicada en la que llegó a poner en venta su sede, porque desapareció el régimen de contribuciones obligatorias de las empresas, la Cámara cántabra consiguió recuperarse, al encontrar otra vía de ingresos en la gestión de programas públicos de apoyo a la sostenibilidad, al emprendimiento o a la creación de empleo, unas subvenciones a empresas que en su mayor parte provienen de fondos europeos. En el último año, con un presupuesto de algo más de dos millones de euros –el 82% de estos ingresos provinientes del sector público– tuvo un superávit de 170.000 euros.
«Después de cuatro años de crecimiento y estabilidad presupuestaria, esta Cámara de Comercio se encuentra saneada, motivada y con un fuerte propósito de contribuir a crear cada día una Cantabria mejor», concluye Piñeiro su carta de despedida.
La Cámara es una entidad prestadora de servicios a las empresas, la mayoría de ellos por delegación de las administraciones públicas, que de esta forma la financian indirectamente después de suprimirles la cuota cameral obligatoria. Esto le ha llevado a tener un perfil cada vez más bajo. Ya hace años que suprimió, incluso, el discurso que hacía su presidente por Navidad, que solía tener un gran impacto público.
Esa es la principal diferencia con la patronal, enfocada a la defensa de sus asociados en todos los terrenos. No obstante, CEOE ha ido ampliando sus servicios progresivamente, y cada vez son más los que se solapan con los de la Cámara. Tiempo atrás, no dudó, incluso, en fichar a personas claves de la entidad cameral, como su actual gerente.
Tras la marcha de Piñeiro, la CEOE deberá presentar un candidato a la presidencia de la Cámara, que una vez elegido formará su Comité Ejecutivo. Nada impide que sea el propio Enrique Conde. Hay provincias en las que se da esta dualidad, como La Rioja, Ciudad Real o Cádiz, y es bien conocido el caso de Arturo Fernández, que simultaneó la presidencia de la patronal madrileña CEIM y de la Cámara de la capital.