La oposición ve con escepticismo la reforma fiscal planteada por el Gobierno cántabro
El Ejecutivo regional anunció a finales de septiembre su intención de inyectar 90 millones de euros al año en la economía cántabria desde el próximo año. Para ello, puso sobre la mesa una reforma fiscal con la que reducir todos los impuestos sobre los que tiene competencias. En su propuesta, introducía bonificaciones en el IRPF y eliminaba el de patrimonio. Ayer, prácticamente 20 días después de anunciar la iniciativa, el Gobierno cántabro se encontró con el rechazo de todas las fuerzas políticas de la oposición.
El PSOE ni siquiera hizo acto de presencia, pues pidió que la presidenta María José Sáenz de Buruaga se personara en el hemiciclo del Parlamento y, en cambio, fue Luis Ángel Agüeros –consejero de Economía– quien dio explicaciones. El PRC deslizó que el documento elaborado por el equipo de Buruaga resultaba más beneficioso para las mayores rentas, de ahí que asentase en una posición de escepticismo. De hecho, sentenció que la medida está concebida para «gobernar solo al 3,5% de los cántabros. Vox tampoco se pronunció, a priori, a favor, ya que solicitó cambios en la propuesta para considerarla válida.