La UC participa en el hallazgo de las huellas de Homo sapiens más antiguas en el norte de África
Un estudio en el que participa el paleontólogo de la Universidad de Cantabria (UC), Ignacio Díaz Martínez, ha descubierto la existencia del primer yacimiento de pisadas fósiles de homínidos del Pleistoceno tardío en la costa norteafricana de Marruecos.
El investigador Ramón y Cajal de la UC, perteneciente al Departamento de Ciencias de la tierra y Física de la materia condensada, ha participado en este estudio, coordinado por el profesor Mouncef Sedrati, de la Universidad de Brest, junto con investigadores de la Universidad de Huelva, Oviedo y CITIUS de la Universidad de Sevilla. Los resultados se han publicado en la revista científica Scientific Reports, ha informado este martes la institución académica cántabra.
Según ha explicado Díaz Martínez, ha sido un descubrimiento fortuito mientras se realizaba otro estudio científico sobre la evolución de la línea costera en el que se detectaron «unos agujeros en el suelo de una playa antigua».
En ese momento, los investigadores realizaron vuelos de dron en los que se pudieron ver hasta 85 huellas, 80 de ellas completas. En base al estudio de su longitud, desde 12 centímetros hasta 30, se desprende que esos seres humanos «podían tener edades entre uno y cinco años, hasta bien adultos».
Una vez estudiadas estas huellas también se determinó que pertenecen a un mínimo de cinco personas. «Hemos visto que había al menos un niño muy pequeño, de 1 a 4 años, uno un poquito más mayor, de 4 a 8 años, un adolescente y dos adultos», ha relatado el paleontólogo.
Además, la datación de las rocas refleja una antigüedad de aproximadamente 90.000 años. «En este contexto, norte de África, 90.000 años y huellas humanas, lo normal es que sean de Homo sapiens», ha concluido Díaz.
Con estos datos, las huellas serían las más antiguas de Homo sapiens que se han encontrado en el norte de África y en el sur del Mediterráneo. «Así que es un punto muy importante lo que aportamos nosotros en este vacío que hay en algunas épocas de la evolución humana», ha destacado.
Una cuestión clave al estudiar estas huellas es intentar dilucidar qué hacían los individuos en este lugar. Dado que no se han encontrado estructuras de ocupación, este yacimiento puede corresponder a un lugar de paso y/o alimentación. Aunque los Homo sapiens del Pleistoceno eran cazadores-recolectores, es probable que los individuos dejaran las huellas mientras buscaban recursos.
«Como no se conocía ningún tipo de hallazgo parecido en la zona, aunque sí que había cavidades con restos antropológicos o arqueológicos humanos, lo que vamos a hacer ahora es, siguiendo un patrón geológico, buscar los mismos niveles o niveles similares a lo largo de toda la costa de Marruecos», ha avanzado.
IMPORTANCIA DE LAS ZONAS COSTERAS
Numerosos descubrimientos arqueológicos, sobre todo en Marruecos y en particular en la región de Rabat-Temara, han demostrado la importancia de las zonas costeras para el acceso a los recursos naturales, ya fueran materias primas, presas o incluso plantas. En este contexto, la orientación preferente de las huellas encontradas hacia el litoral podría tal vez indicar la búsqueda de recursos marinos.
La presencia de niños pequeños, posiblemente contribuyendo a la búsqueda de estos recursos, podría proporcionar información única sobre el comportamiento social de las poblaciones de Homo sapiens durante el Pleistoceno, aunque serán necesarias nuevas y futuras investigaciones para validar esta hipótesis.
Existe un paralelismo notable entre los aspectos relacionados con la composición y estructura del grupo, el contexto litoral en el que se han conservado estas huellas, y aquellos encontrados en el yacimiento de las pisadas de homínidos del linaje neandertal que aparecieron en la costa de Doñana, estudio del que también participó Ignacio Díaz.
Ignacio Díaz Martínez es licenciado en Geología 2001-2006 y máster 2006-2007 por la Universidad de Zaragoza. Realizó el doctorado en la Universidad de La Rioja 2008-2013.
Fue becario postdoctoral de CONICET en el Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología en Argentina (2014-2019); investigador asistente de CONICET en el mismo lugar (2019-2022); profesor adjunto de la Universidad Nacional de Río Negro (2018-2022) y contrato María Zambrano en la Universidad del País Vasco (2022).
Desde 2023 es contratado Ramón y Cajal en la Universidad de Cantabria, perteneciente al Departamento de Ciencias de la Tierra y Física de la Materia Condensada.
Es autor de más de 50 publicaciones científicas e investigador principal de varios proyectos en Argentina y España.
Su línea principal de investigación es la Paleontología, y más concretamente el estudio de las huellas fósiles. Sobre todo, ha trabajado con huellas de dinosaurios y mamíferos, incluyendo homínidos.