La ciencia al día

A vela con el Sol

Un ferry que cruza el Puerto de Hong Kong ha incorporado paneles solares en las velas y es el ejemplo de una tecnología que podría transformar el futuro de la navegación. Su funcionamiento es similar al de los coches híbridos y ha sido desarrollado por una empresa australiana.
El ferry posee dos velas con paneles solares que pueden ser izadas para aprovechar tanto el sol como el viento y así reducir la utilización del motor convencional. Eso supone un importante ahorro en combustible.
Las velas solares podrían utilizarse en cualquier tipo de embarcación, desde yates de lujo a barcos de carga o patrulleras. Por su forma, pueden compararse con las aspas de un molino de viento gigante recubiertas de paneles.
Su dimensión las puede hacer incómodas para algunas maniobras, pero se repliegan en el momento de atracar o durante las operaciones de carga y descarga.

Pinturas
contra roturas

Ingenieros ingleses han fabricado una pintura combinada con electrodos que detecta fallas microscópicas en grandes estructuras. El producto utiliza la nanotecnología para revelar daños antes de que ocurra algo. Por ejemplo, puede detectar microgrietas invisibles en la base de hormigón de las turbinas eólicas.
La pintura actúa como el cuerpo humano, con nervios y sistemas sensoriales, de modo que cuando los sensores perciben un cambio en la conductividad resulta sencillo determinar dónde se encuentran los daños para corregirlos.
La pintura ha sido diseñada para reaccionar frente a agentes ambientales, como la corrosión inducida por la sal, la humedad o el dióxido de carbono.
Por su bajo coste, puede ser utilizada en países en desarrollo para detectar daños causados por terremotos y ayudar en las labores de salvamento.

Una bala que va sola

Un equipo de ingenieros ha desarrollado, a petición del gobierno de los EE UU, una bala que puede establecer la posición de su objetivo y autodirigirse. Se trata de una munición de pequeño calibre que funciona con una especie de aletas para corregir su vuelo y un sensor óptico que permite impactar en un objetivo designado por medio de láser.
La bala puede alcanzar objetos situados a unos dos kilómetros, aunque se trabaja en un prototipo de más precisión capaz de impactar a mayor distancia. Además, tiene la temible facultad de poder autocorregir su ruta 30 veces por segundo para perseguir el blanco.
Esta tecnología permitirá efectuar disparos certeros en malas condiciones climáticas o de visibilidad y, aunque resulte de una eficacia temible, podría ayudar a reducir el número de víctimas civiles en futuros conflictos.
Sus clientes potenciales son militares, policías y aficionados al tiro, aunque la industria está preocupada porque esta tecnología caiga en manos enemigas.

Un hilo realmente fuerte

La tela de araña tiene unas propiedades únicas. Cada hilo es más fino que un cabello pero cinco veces mas fuerte que el acero del mismo diámetro y capaz de mantener su tenacidad por debajo de los -40ºC.
Para estudiar las telas de araña, los científicos las han sometido a todo tipo de pruebas de resistencia, por ejemplo, a vientos huracanados. Así comprobaron que se adaptan a diferentes niveles de fuerza y que un hilo puede ser sacrificado para mantener la estructura general.
La reacción de tela de araña pasa por cuatro etapas: la primera afecta al hilo entero; luego, en el hilo se produce un estiramiento; en la tercera fase se pone rígido y absorbe la mayor cantidad de fuerza y, al final, justo antes de romperse, las proteínas se enlazan entre sí por uniones de hidrógeno pegajosas. Tras el momento en que la fuerza rompe las uniones, algunas se rehacen. El proceso se repite pero con menos uniones, pegándose nuevamente hasta que no queda ninguna y el hilo se rompe por completo.

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