Las petroleras se costean la transición energética
Son muy pocos los entrenadores que se atrevan a cambiar el equipo con el que llevan ganando semanas, pero hay ocasiones históricas en que conviene hacerlo. Las petroleras van a recordar 2022 como el mejor año de su historia. Shell, Exxon, Chevron, Equinor, TotalEnergies y ConocoPhillips sumaron unos beneficios de 217.000 millones de euros, (y aún queda por saber lo que sumarán a esta cifra los otros dos gigantes, Aramco y PetroChina). Tanto dinero que los 4.251 millones de Repsol parecen calderilla. Tanto que les va a servir para quitarse de encima hasta el 70% de su endeudamiento histórico, sin menoscabar sus dividendos.
Es muy difícil predicar la economía verde cuando la economía del carbono está deparando los mejores resultados de su historia, pero también es la oportunidad para preparar esa transición. Las empresas energéticas, están en una posición inmejorable para su evolución a las energías verdes y así lo han entendido. Ahora tienen la capacidad de lanzarse esas inversiones gigantescas sin especiales tensiones financieras, y asegurarse una transición tranquila. Las petroleras (que incluso en sus documentos internos ya prohíben usar este término) quieren ser verdes, y mantener o recrecer su cuota de mercado cuando las energías sostenibles sean las hegemónicas. De hecho, en el último año han aportado la mitad de la energía eléctrica consumida en España.
Los enormes beneficios allanan su cambio de modelo de negocio y poder cerrar el paso a quienes iban a ser sus competidores
Por lo general, cuando un negocio se acaba, es difícil que quienes estaban dentro puedan resituarse con ventaja en el que viene a reemplazarlo, por falta de adaptación, pero en este caso las condiciones son óptimas para ellos, con márgenes muy amplios, conocimiento del terreno y unas altísimas barreras de entrada en el nuevo negocio, que requiere grandes inversiones. Por tanto, la mejor idea de las petroleras será tapar la llegada de quienes iban a ser sus competidores, adelantándose con sus inversiones y poniendo el listón de acceso muy alto.
Quejarse de los impuestos o de las regulaciones en una situación tan favorable no tiene sentido cuando todos los vientos soplan a su favor, algo que no podían suponer unos años atrás, con los precios del petróleo por los suelos y el sambenito de ser pasado más que presente.