Los satélites de Amazon utilizarán el Santander Teleport como estación en tierra para la Península
Su parque de antenas se levantará en una parcela adyacente
La futura red de satélites de Amazon Kuiper no necesitará grandes infraestructuras para empezar a dar servicio de internet rural en España y Portugal. Su estación en tierra va a ser el Santander Teleport del PCTCAN, que solo necesitará ampliar su parque de antenas. Amazon va a subarrendar el servicio a la propietaria del centro cántabro, otra compañía norteamericana –FMC Globalsat–, que hace dos años le adquirió a Erzia el 51% de las acciones para hacerse con el control total del capital.
Amazon no requerirá grandes instalaciones en tierra para conectar la península ibérica con su red de satélites Kuiper con la que va a ofrecer internet de alta velocidad a las zonas que no tienen banda ancha. Una red de más de tres mil satélites que va a competir con Starlink, la de Elon Musk.
La compañía de Jeff Bezos ha llegado a un acuerdo con Santander Teleport que le facilitará la conexión a la red terrestre de internet, para lo cual va a ampliar su parque de antenas en una parcela contigua. Desde allí se enviará la señal a los satélites de Amazon que la rebotarán para todo el mundo. A su vez, recibirá la señal de los que transitan sobre la península para conectarla con la red terrestre.
Santander Teleport ha contratado recientemente a 25 trabajadores de alta cualificación y en la segunda mitad del año prevé hacer otra oleada de incorporaciones. Aunque la compañía elude confirmar que estos movimientos estén relacionados con el proyecto Kuiper, también ha empezado a gestionar la construcción de una nueva estación satelital de tierra (gateway) en una parcela contigua que le tenía reservado el PCTCAN. Allí montará, además, las gigantescas antenas parabólicas que conectarán la estación con los satélites de Amazon.
El hecho de que Amazon subarriende este servicio al telepuerto santanderino ha evitado que la compañía de Jeff Bezos haya tenido contacto directo con el Gobierno de Cantabria para tramitar esta implantación. Tampoco lo ha hecho a título informativo, para darle a conocer que Santander es el lugar elegido para enlazar a España y Portugal.
La decisión de Amazon de entrar en el negocio de internet por satélite para dar cobertura a zonas que no están conectadas por fibra óptica es muy reciente pero tiene un precedente, la red Starlink de Elon Musk, que inició sus operaciones en España en 2022. Nuestro país es uno de los más avanzados en el cableado con fibra óptica tanto en el medio urbano como en el rural, aunque la densidad en este último es mucho menor. Eso invitaría a presumir que los dos gigantes tecnológicos mundiales tienen poco mercado para semejante despliegue, pero su proyecto es global, y una vez puesta en el espacio la costosa red de satélites que se necesita para dar cobertura a toda la Tierra, no tendría sentido dejarle territorios libres al rival. Su internet de alta velocidad, por otra parte, va a ofrecer precios bastante más baratos que la fibra óptica, por lo que también puede atraer a clientes españoles que ya tienen una buena conexión.
Satélites de órbitas bajas
Tanto la constelación de satélites de Musk como la de Amazon van a moverse en órbitas bajas, aunque eso impida que permanezcan estables sobre un lugar concreto de la tierra y, por tanto, requieren una compleja coordinación entre ellos para dar ese servicio.
Hasta ahora, el internet satelital utilizaba satélites geoestacionarios individuales que orbitan el planeta a 35.786 kilómetros de altura. Eso tiene la gran ventaja de que hacen falta muy pocos, porque cada uno de ellos puede dar cobertura permanente a una zona, pero conlleva una contrapartida: es mucho mayor la latencia, el tiempo que tardan los datos en viajar desde el usuario hasta el satélite y viceversa, lo que hace casi imposible su uso para streaming, juegos en línea, videollamadas u otras actividades de alta velocidad.
La órbita de los satélites de Musk y Bezos está mucho más cercana –entre 550 y 650 kilómetros de la Tierra–. De esa forma la latencia es de unos 25 milisegundos en lugar de más de 600 que tarda en ir y volver la señal a los geoestacionarios.
En España, la red Starlink utiliza varias estaciones de tierra en cada una de las cuales ha situado nueve grandes antenas esféricas, la forma que le da el radomo, su envolvente de protección. Las antenas conectan simultáneamente con varios satélites que en ese momento están dentro de su alcance para dar salida a internet al tráfico de los clientes. A su vez, esas estaciones llevan la señal en tierra hacia los nodos de interconexión de Internet, que es lo que hará Amazon Kuiper en la capital cántabra.
El telepuerto de Santander se encuentre a apenas cinco kilómetros de la Virgen del Mar, donde toma tierra el cable transoceánico de telecomunicaciones Anjana que ahora está tendiendo otro gigante norteamericano, la compañía META, propietaria de Facebook, Instagram o Whatsapp, y eso va a facilitar aún más su conexión con las grandes redes mundiales de internet.
La otra puerta de entrada de la red, la de tierra
Cantabria no solo va a tener un papel importante en las conexiones satelitales de internet, también lo tendrá en las terrestres-marinas gracias a otro proyecto de distinta índole pero simultáneo en el tiempo. La empresa Edge Network ya está construyendo en la zona de aparcamiento de la Virgen del Mar la arqueta de amarre del cable Anjana que conectará EE UU con la red peninsular de internet. Se trata del cable submarino de más capacidad de los que conectan ambos continentes y llega desde Carolina del Sur cruzando el Atlántico
Esta conexión la realiza META, la multinacional propietaria de Facebook e Instagram, y viene a reforzar el mallado que garantiza las comunicaciones globales. Por una parte, amplía enormemente la capacidad de transmisión, (puede transmitir un petabyt –mil terabytes– por segundo) algo que resultaba imprescindible para el enorme despliegue de centros de datos que está previsto en España. Por otra, minimiza los riesgos de una interrupción del servicio por rotura del cable. De hecho, se optó por sacarlo a tierra por Santander para que no siguiese la misma trayectoria del que está en servicio a través del País Vasco, y evitar así que un incidente técnico o un sabotaje pudiese dejar fuera de servicio ambos al tiempo.
La Virgen del Mar tiene, por otra parte, una demostrada fiabilidad. Ahí llega otro cable de comunicaciones submarino, el Rioja 1, que ha funcionado durante treinta años sin incidencias. Tampoco afecta a zonas marinas protegidas y permite una salida a tierra muy cómoda, bajo la misma senda playera que utilizan los bañistas.
En la arqueta se enterrarán varios electrodos para la alimentación eléctrica de retorno de todo el cable. El Anjana recibirá corriente continua constante desde ambos extremos. En funcionamiento normal, un extremo del cable tiene una polaridad positiva y el otro una polaridad negativa.
El interés por España
Los proyectos de META y Amazon serán un gran incentivo para conseguir la instalación en Cantabria de alguno de los grandes centros de procesos de datos que se van a construir en España en los próximos años. Inversiones que suman ya unos 40.000 millones de euros y que darán respaldo a la cada vez más ingente cantidad de datos movidas por la red.
Si hasta ahora los grandes operadores mundiales se decantaban por Francia, Países Bajos, Alemania o Reino Unido para asentar estos centros, el interés se vuelca ahora con España, ya que el país es uno de los principales productores de energía renovable del mundo. Hay mucho sol y mucho viento, algo esencial para que los centros de datos funcionan con energía totalmente renovable, que es su objetivo. Pero también hay otras dos razones: la ubicación y la conectividad. España se encuentra en un punto estratégico, entre Europa, África y América y cuenta con una sólida red de conexiones terrestres y marinas y una de las mejores infraestructuras logísticas del mundo.
Los accesos a la red libres
La gran baza de Cantabria para captar grandes inversiones en CPDs
A medio plazo, se calcula que España multiplicará por seis la actual capacidad de almacenamiento de datos, algo en lo que tiene mucho que ver la exigencia de la UE de que los datos generados por los usuarios europeos se gestionen en el Viejo Continente. Eso está llevando a las multinacionales de la nube a instalar sus data center en suelo continental para garantizar esta soberanía.
Cantabria aún no tiene generación eléctrica renovable suficiente para estos grandes centros de datos, cada uno de los cuales consume tanta energía como una ciudad, pero sí cuenta con cinco accesos autorizados a la red de internet (NAC), de los cuales solo están ocupados dos.
La seguridad de internet exige restringir las entradas. NAC monitorea la actividad de la red e inmediatamente toma medidas contra comportamientos no autorizados o inusuales, con lo que se reducen los malware y otros ataques cibernéticos. El control de puntos de acceso permite aislar esa puerta de entrada a la red en caso de ataque y la limitación de esos accesos resulta imprescindible porque cada uno de ellos amplía la superficie potencial de ataque. Una libertad absoluta haría la red tan ingobernable como insegura.
El valor de estos accesos autorizados es estratégico para Cantabria, ya que muy pocas comunidades pueden ofrecerlos. Sin este recurso no pueden implantarse nuevos centros de datos, y la probabilidad de que se hagan en Cantabria es muy alta. El propio cable Anjana ya justifica que en sus proximidades se construya un CPD neutral para enlazarlo vía terrestre con otros nodos de primer orden como Madrid o Lisboa.
Es en estos servicios de almacenamiento de datos o en la ciberseguridad donde la región tiene su gran oportunidad. El cable submarino o el telepuerto por sí mismos no van a generar una economía relevante pero sí estas actividades complementarias.