SIEC entrega el instituto construido en madera para el Gobierno Vasco

El nuevo centro educativo de Múskiz será más eficiente, confortable y acogedor

La puesta en servicio del nuevo instituto de Múskiz, en Vizcaya, culmina una de las obras más singulares que haya afrontado la constructora cántabra SIEC, ya que la estructura está hecha en madera. Un material poco utilizado en España, que el proyecto exigía para conseguir que el edificio tuviese los más altos estándares de eficiencia energética. Varias empresas cántabras más han acompañado a SIEC en esta obra.


Juan de Miguel, presidente del Grupo SIECSA en una visita a la obra.

En sus más de 40 años de existencia, SIEC se ha enfrentado a muchas obras singulares pero es la primera vez que ha hecho un gran inmueble, un instituto, con la estructura de madera. Una experiencia que le ha servido para conocer mucho mejor las posibilidades de este material y adentrarse en un campo que, por las crecientes exigencias de sostenibilidad en las construcciones, va a tener recorrido.

Hace cuatro años, el Gobierno Vasco aprobó la construcción de un nuevo instituto en Múskiz, una pequeña localidad del occidente vasco muy próxima a Cantabria y conocida por acoger la refinería Petronor. La idea era aplicar criterios de muy alta eficiencia energética. Una construcción con planta en forma de T, cuya principal característica está en su estructura, ya que tenía que ser una combinación de madera y hormigón, además de aplicar otros recursos constructivos y arquitectónicos para reducir sensiblemente los consumos de energía y aportar el mayor confort posible.

En España apenas se utiliza la madera en las estructuras, ni en las construcciones públicas ni en las privadas, y esta obra podía sentar un precedente. La madera regula la humedad ambiental, absorbe sustancias nocivas del aire, reduce significativamente la energía estática y las emisiones de CO2 y crea espacios limpios y amables que casan con el confort que se busca en un centro de educación. Además, es un excelente aislante térmico y acústico, al absorber tanto el ruido aéreo como el de impacto, y permite abrir grandes vanos en las zonas comunes.

El instituto, durante la construcción. La madera no solo se ha utilizado para los paramentos sino también para la estructura.

Frente a lo que pueda parecer, la disposición contralaminada de los paneles de madera le da una gran resistencia a la estructura. Algo que está suficientemente contrastado en otros países europeos, donde ha sido más habitual.

La constructora cántabra SIEC, que desde hace años tiene una presencia significativa en esta zona de Vizcaya, presentó la oferta más económica entre los concurrentes, a pesar del riesgo que suponía trabajar con un material que no conocía. El resultado era incierto, pero la constructora cántabra está satisfecha de la experiencia con la madera, que además de las ventajas reseñadas, reduce los tiempos de edificación, lo que compensa otros costes, más elevados que en una obra convencional. SIECSA se adjudicó el contrato en 8.796.740 euros, IVA incluido, con una baja de 1,2 millones respecto al precio de licitación.

Después de año y medio de trabajos, el nuevo instituto, de 4.262 metros cuadrados de superficie construida, ya está en servicio, con cuatro líneas de Educación Secundaria Obligatoria y dos de Bachillerato que pueden acoger, en total, a 520 alumnos.

El exterior definitivo, con las fachadas ya recubiertas. FOTOS BAT ARCHITECTURE

La obra se inició a comienzos de 2022 e incluía la demolición de la antigua escuela de Educación Infantil, aprovechando su solar, si bien se ha conservado una arcada muy característica.

Una vez concluido el edificio, los revestimientos apenas dejan entrever el interior de madera, pero sí se deja sentir en el confort. El consumo de calefacción se ha reducido significativamente, lo que no impide que la sensación para los usuarios sea más acogedora que en cualquier inmueble convencional.

Eficiencia energética

Para optimizar la eficiencia energética, en el IES Múskiz se han empleado tanto sistemas pasivos como activos. Entre los primeros están el aislamiento térmico continuo en toda la envolvente, unas ventanas de calidad y la eliminación de puentes térmicos. Entre los sistemas activos se encuentra la ventilación mecánica con recuperación de calor. Para ello se utilizan dos circuitos, uno de entrada de aire fresco exterior y otro de salida de aire viciado interior. De esta forma, la ventilación aprovecha más de un 80% del calor que transporta el aire caliente viciado interno antes de ser expulsado.

El proceso de construcción de varios interiores del instituto, en donde se aprecia el absoluto protagonismo de la madera, que en la losa de los forjados se alía con el hormigón.

La ingente cantidad de madera utilizada en esta obra procede de explotaciones forestales ecológicas, con cadena de custodia, que lo garantiza. La madera es el único material de construcción con balance positivo de energía, ya que almacena carbono en los edificios en lugar de emitirlo a la atmósfera.

Los paneles CLT utilizados llegaron de Suiza, preparados en kit para facilitar el montaje, aunque han requerido 120.000 tornillos de unión. Su espesor llega a ser de 28 centímetros en algunas piezas estructurales compuestas por siete capas (los hay también de cinco y de tres capas) pero su auténtica consistencia no la da el tipo de madera (es pino) ni el grosor sino la alternancia en las capas de las vetas verticales y horizontales.

Vista a ojo de pájaro del nuevo instituto. FOTO: BAT ARCHITECTURE

Eso no ha evitado que la nueva experiencia haya plantado retos que ha tenido que afrontar el jefe de obra, Luis Ruiz, como la colocación de los grandes paramentos, ya que algunas de las piezas tenían hasta doce metros de largo, o la búsqueda de soluciones para que madera y hormigón compartan esfuerzos en las losas de los forjados, resuelto mediante la instalación de miles de conectores de acero entre ambos materiales.

LA ARCADA DE LA ESCUELA SE HA CONSERVADO. El nuevo instituto se levanta sobre la antigua escuela infantil de Cantarrana, que estaba en desuso, pero se ha decidido preservar los singulares arcos que tenía la fachada principal, con un gran valor histórico. Para ello, se llevó a cabo una labor minuciosa, marcando cada pieza con un número y un color para su posterior recolocación en el nuevo edificio. El instituto de Múskiz está separado físicamente del colegio público Cantarrana aunque comparte con él los gimnasios, que contarán con un ascensor común.
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