2023: Un buen año para el turismo pero mediocre para muchos sectores

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En 2023, la economía de Cantabria creció un 1,8%, seis décimas menos que la media nacional, y esto se refleja en la marcha de las empresas. La facturación media creció un 5,8%, pero el comportamiento de los sectores fue tan variado que lo que para unos fue un muy buen año (para el sector hostelero-turístico) y para otros fue otro más a olvidar (la construcción), con uno de los mayores descensos de actividad de España, a pesar del incremento de la obra pública, o para las empresas energéticas, con una fuerte caída de las ventas, aunque no siempre de los márgenes.


En un momento de fuerte crecimiento de la economía, cabe presumir que el saldo neto de empresas aumente, es decir, que se crean más de las que desaparecen, pero la realidad es muy distinta en Cantabria. En el año 2022, el último con datos cerrados del INE, se crearon en la región 2.869 empresas, siete menos de las que desaparecieron. Puede considerarse una pérdida mínima, producto de los problemas derivados de la pandemia y, sobre todo, de la subida de las materias primas por la Guerra de Ucrania, pero resulta muy significativa si tenemos en cuenta que la región hace tiempo que está muy por debajo de la media en iniciativa empresarial. En los últimos treinta años se han constituido 27.108 empresas, el 0,84% de todas las creadas en el país, cuando tanto por PIB como por población se deberían haber creado al menos el 1,2%, unas 11.600 más.  

Estar más de un 40% por debajo de la media durante tantos años puede ser revelador de un problema de calado:hay poca iniciativa empresarial porque existe mucho temor al fracaso o porque los resultados de arriesgar no son suficientemente remuneradores, es decir que el esfuerzo no suele compensar. Bien sea por una u otra causa o porque se dan las dos simultáneamente, la economía de Cantabria no crece al mismo ritmo que el promedio nacional y en 2023, a pesar de ser un ejercicio razonablemente bueno, volvió a producirse esa circunstancia. Se redujo la altísima mortandad de empresas de los dos ejercicios anteriores pero el capital destinado a nuevas inversiones cayó un 21%, en un contexto nacional de crecimiento, lo que resulta doblemente preocupante.

La construcción y el sector inmobiliario apenas pudieron aprovechar el alza de precios por falta de promociones terminadas.

Por sectores, las diferencias fueron abismales, en parte provocadas por el escenario inflacionista anterior. Los ingresos de las empresas locales vinculadas a la generación o la comercialización de energía eléctrica o gas cayeron estrepitosamente, al hundirse los precios de los mercados mayoristas en su vuelta a la normalidad. Si en 2022, con la guerra entre Rusia y Ucrania alcanzaron cimas históricas, y con ello la cifras de ventas, el progresivo sosiego de los mercados hacía inevitable que en 2023 se produjese un retroceso notable de las facturaciones. Basta ver las cuentas de las grandes energéticas nacionales que tienen sede en Cantabria. La comercializadora de electricidad y gas de Repsol pudo contener el descalabro gracias a que sigue captando clientes a gran velocidad y su bajada fue de tan solo el 2%, pero su empresa de ciclos combinados, que también tiene sede en Santander, cayó un 61%. La cántabro-italiana ENI Plenitude perdió un 34% de facturación, a pesar del crecimiento de su base de clientes y la filial de Repsol para el mercado de tarifa regulada (Regsiti), un 37%. Por su parte, Logos Energía se dejó un más moderado 10%.

Entre las compañías locales generadoras de energía, el parque eólico de Soba pasó de facturar 13,8 millones de euros en 2022 a 3,2 millones en 2023 (-76%) y Biomasa de Cantabria (Grupo Álvarez) vio reducirse en un 22% los ingresos que produce con la combustión de residuos forestales.

Bajada de la construcción

Unas circunstancias parecidas han vivido las empresas de materiales de construcción, cuyos precios también comenzaron a moderarse. En Hierros y Aceros de Santander la facturación bajó un 22% y en Susider un 17%, lo que en el caso de esta última no penalizó sus resultados, que crecieron hasta los casi 11 millones de euros.

La evolución de todo el sector no ha impedido que James Hardie (Fermacell)  siga creciendo deprisa. La fábrica de fibroyeso, tan polémica en su día, no solo amplió sus instalaciones el año pasado sino que siguió abriendo mercados tanto dentro como fuera del país.

El efecto de la bajada de los precios energéticos llegó a la distribución de combustibles, y la mayor parte de las estaciones de servicio lo notaron en su facturación, aunque el mecanismo casi automático de ajuste de los márgenes que aplican y la recuperación del consumo que se produce cada vez que se relajan los precios hizo que la mayoría mantuviera los beneficios.

La bajada de los combustibles le benefició al transporte, como era de esperar, aunque por fin hay una indexación entre el precio del combustible y el de los portes. No fue un mal año para el sector.

La drástica evolución de los combustibles también afectó muy directamente a la mayoría de las empresas industriales, y especialmente a las intensivas en energía, que trasladaron la rebaja de costes a sus tarifas y eso se notó en la facturación. Y, por supuesto, a muchos otros sectores que habían utilizado los combustibles y las materias primas como excusa para sumarse al carro de las subidas, aunque el efecto de estos inputs en sus negocios era relativamente menor.

Las ventas de las generadoras de energía sufrieron el impacto de la bajada de precios

Apenas pudieron aprovecharse, en cambio, las promotoras inmobiliarias, porque la mayoría no tenían producto en el mercado. Las pocas con viviendas terminadas fueron las únicas que pudieron exprimir la subida de precios. No es fácil poner más en el mercado, porque su ciclo de negocio es largo y la mayoría no tienen suelo que desarrollar, por el bloqueo del planeamiento urbanístico en los principales ayuntamientos de la región.

En el sector agrario, por fin se pudo rentabilizar la producción de leche y carne con unos márgenes razonables, incluso con el encarecimiento de los piensos, al subir sensiblemente la cotización en origen. Pero esa ventana de esperanza para el sector empieza a cerrarse, porque hace tiempo que las cotizaciones de la leche vuelven a bajar.

Un gran año hostelero y desigual para la industria

El que no puede quejarse de 2023 es el sector hostelero. Los hoteles no se resintieron del extraordinario crecimiento de los alojamientos turísticos, al menos los de ámbito urbano, porque hay negocio para todos, y han mejorado muy sensiblemente sus márgenes, al igual que los restaurantes de prestigio.

En la gran industria, los resultados fueron más desiguales que nunca. Mientras que Solvay los ha impulsado pese a que su apuesta por ir reduciendo la producción de carbonato para incrementar la de bicarbonatos refinados y otros productos de más valor añadido hizo bajar las ventas, en GSW cayeron tanto la facturación como los beneficios, igual que en su filial Global Special Steel.

Los éxitos más clamorosos fueron los de la planta de chasis de autobús que tiene Mercedes en Sámano, que disparó en un 77% sus ventas y los de dos fabricantes de maquinaria industrial, la astillerense Flymca (+172%) y la camarguesa Heller Ibérica, que duplicó facturación. Por el contrario, Santander Coated Solutions sufrió un sensible bajón (–47%) tras años de gran crecimiento.

Del Grupo Armando Álvarez aún no hay cuentas de 2023, pero su facturación conjunta supera ya los 1.350 millones de euros, a pesar de las trabas cada vez mayores al plástico.

Fuera de estos sectores, destaca el camino imparable de la ingeniería WSP Spain (la antigua Apia) o el del grupo Blendio, que sigue adquiriendo concesiones y acaparando marcas, aunque los resultados del sector de automoción fueron muy variables y no todos los concesionarios pudieron aprovechar la subida de precios de los coches nuevos y usados.

En el ámbito alimentario, el Grupo Semark (Lupa) superó la barrera de los mil millones de facturación, pero la evolución de los pequeños y medianos productores fue algo menos brillante que en los años anteriores. No obstante, sigue creciendo con fuerza, sostenido por el aura de calidad y la incorporación de nuevas empresas. 

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