El jefe del Grupo Volkswagen ya no estará vinculado a Cantabria
Herbert Diess, antiguo director de Bosch Treto, deja la dirección del mayor fabricante de coches del mundo
Había renovado hasta 2025 como jefe supremo del Grupo Volkswagen, que se disputa con Toyota la condición de mayor fabricante de coches del mundo (unos 11 millones al año), pero Herbert Diess no conserva el cargo a las vuelta de las vacaciones, una parte de las cuales suele pasar en su casa de Angustina (Cantabria). Desde el 1 de septiembre ha sido reemplazado por quien hasta ahora estaba al frente de Porsche, una de las filiales.
Diess, que fue director de la planta de Bosch en Treto hace algo más de dos décadas, tenía a su cargo en Volkswagen a 640.000 trabajadores repartidos por todo el mundo y estaba cambiando sustancialmente la filosofía de la empresa, pero eso había puesto de uñas a la familia Porche, propietaria del principal paquete de acciones, y a los sindicatos, que controlan más de la mitad del poderoso Consejo de Supervisión.
Salvo los trabajadores más veteranos de la actual SEG Automotive, no es probable que alguien reconozca a Diess si se cruza con él en sus paseos por los montes cántabros. Ni podrá imaginar que ese Herbert Diess, que estaba al frente del gigantesco Grupo Volkswagen, propietario también de otras marcas míticas como Audi, Bentley, Bugatti, Ducati, Lamborghini, Porsche, además de SEAT, Cupra, Ducati y Škoda, o los camiones Scania y MAN, fuese la misma persona que publica en Internet consejos para hacer algunas rutas por los montes de la zona oriental de Cantabria. Pero sí lo es.
Poco después de convertirse en el CEO de Volkswagen, Diess celebró en su casa de Angustina su 60 cumpleaños, con sus viejos amigos de la fábrica de Treto, y pudo vérsele en alguna ocasión visitando el Centro Botín.
Le gusta Cantabria desde que Bosch le puso al frente de su fábrica (hoy propiedad de un grupo chino que la ha convertido en SEG Automotive) y se compró un histórico y derruido palacio en Carasa, cuya rehabilitación le ha dado muchos dolores de cabeza, porque ha conservado las paredes exteriores, pero como una mera envoltura del edificio interior, cuya última planta sobresale y crea un efecto muy discutible, aunque la filosofía del arquitecto fuese voluntariosa, la de evitar una rehabilitación convencional en la que lo histórico se mezcla con lo recreado.
Tras cuatro años al frente de la alemana Volkswagen y todo su grupo de marcas, Diess ha conseguido unos buenos resultados económicos y que se olvidasen los escándalos que acabaron con la vieja cúpula y dieron lugar a su llegada al cargo. Pero no ha conseguido superar las presiones internas de quienes no aceptaban su decisión de volcarse lo antes posible en los coches eléctricos para convertirse en el mayor fabricante del mundo en este segmento desplazando a Tesla. Tampoco tenía ya el favor de las familias Porsche y Piech, que poseen el 53% del capital.
Diess ni siquiera estaba en la reunión en la que se decidió su cese (estaba visitando la planta de Volkswagen en Chattanooga, Estados Unidos), una maniobra que la prensa alemana ha considerado poco digna. Él, no obstante, no parecía dispuesto a ceder en su empeño de cambiar la cultura del grupo, algo que removió las aguas en casi todos los estamentos y le hizo perder apoyos internos.
La filtración de un correo en el que mostraba su intención de reducir la plantilla de las fábricas alemanas en 30.000 trabajadores acabó por enfrentarle a los sindicatos, con los que ya mantenía una relación tensa. Tampoco le ha ayudado el retraso de la plataforma informática y electrónica Cariad, que iba a servir para todos los modelos en adelante y que se enfrenta a numerosos problemas de compatibilidad entre las distintas marcas.
Su defensa no hubiese estado dentro del Comité, sino fuera. Incluso sin concluir las reformas que pretendía llevar a cabo, sus ajustes de costes ya habían conseguido aumentar los dividendos para los accionistas en 3.500 millones, pero el Consejo no le dejó tiempo para reaccionar.
Oliver Blume, que estaba al frente de Porsche, se convierte en el nuevo jefe del grupo, mientras que Diess, ya ajeno a la compañía, seguirá cobrando los 2,2 millones de euros anuales de su contrato hasta 2025, la fecha en que expiraba.