El primer edificio público de alta eficiencia energética en la región
El nuevo inmueble de la Calle La Paz acogerá diez servicios del Ayuntamiento de Santander
El pequeño solar sin uso de la céntrica calle La Paz, en Santander, se ha convertido en un nuevo edificio administrativo del Ayuntamiento. Aportará 1.697 m2 para oficinas y servicios generales, a escasos metros del Consistorio y acogerá diez servicios municipales y 70 trabajadores. La obra ha costado algo más de tres millones de euros y en el subsuelo se ha dejado a la vista un pequeño lienzo de la antigua muralla de la ciudad que apareció en la excavación. También va a tener una característica que lo distinguirá de otros edificios públicos: será el primero de Consumo de Energía Casi Nulo (EECN) construido por una entidad administrativa en la región.
Muchos viandantes recordarán la esquina que unía la calle La Paz con Francisco de Quevedo e Isabel II, en Santander. Un pequeño solar que ha permanecido sin uso durante tres décadas tras el derribo del edificio que lo ocupaba. Esta imagen cambió recientemente cuando por fin el Ayuntamiento se decidió a levantar allí un nuevo edificio administrativo, aprovechando que está a unos pocos pasos de la Casona Municipal. El resultado es un inmueble de seis plantas y de unos 1.500 m2 de superficie total construida que será el primer edificio público de alta eficiencia energética de la región.
La Sociedad de Vivienda de Santander (SVS), promotora del proyecto, adjudicó la obra en algo menos de 2,4 millones de euros, aunque el coste final ha ascendido a casi tres, a consecuencia de los problemas de cimentación detectados durante la construcción.
El solar y su entorno
El Ayuntamiento adquirió el viejo inmueble que ocupaba este solar por 200 millones de las antiguas pesetas (1,2 millones de euros) a comienzos de los años 90. Poco después lo declaró en ruina y lo derribó, lo que acarreó un largo pleito con algunos de los locales comerciales que se alojaban en los bajos. Sin embargo, nunca se tomó una decisión sobre qué hacer con esa pequeña esquina, más allá de adecentarla con un jardincito o vallarla para evitar que se convirtiese en un vertedero en el centro mismo de la ciudad.
Su ubicación es muy particular, ya que el solar está situado en el borde imaginario entre la ciudad que sobrevivió al incendio de 1941 y la ciudad reconstruida, por lo que el nuevo edificio será una bisagra entre lo antiguo y lo nuevo, como trasladan desde el estudio cántabro Villamor Arquitectos, artífice del proyecto.
Los arquitectos han querido integrar el nuevo inmueble con los demás del entorno, alternando en las fachadas zonas acristaladas con acabados en piedra de Escobedo, material que ha sido una referencia en muchas construcciones santanderinas, especialmente tras el incendio. “Nos parecía conveniente un gesto de respeto hacia esa vieja ciudad”, explican.
Así, el edificio se desarrolla en dos volúmenes; uno más bajo, para relacionarlo con el colindante de Isabel II, y otro más alto y retranqueado, en la calle La Paz. Ambos volúmenes se articulan en la esquina, donde un porche cubierto, de dos plantas de altura, enmarca la entrada principal al edificio.
Villamor también destaca que el edificio se ha diseñado con una filosofía de permanencia, “para que mantenga su vigencia arquitectónica a lo largo del tiempo, alejado de cualquier afán de estar a la moda”. Una característica que el estudio defiende en la mayoría de los proyectos de uso público que ha desarrollado en la región, como la rehabilitación del ayuntamiento de Medio Cudeyo o la ampliación de la Escuela Municipal de Música de Maoño y del Colegio Torreanaz.
Edificio de Consumo de Energía Casi Nulo
El nuevo edificio entrará en la categoría de Consumo de Energía Casi Nulo (EECN), según la clasificación europea para la eficiencia energética de los inmuebles. Esto supone que va a tener un nivel de eficiencia energética muy alto, al cumplir tres condiciones: requiere una demanda de energía mínima; el diseño de sus instalaciones está orientado hacia la alta eficiencia y emplea energías renovables propias o de su entorno.
Para reducir la demanda de energía al mínimo, se ha diseñado con criterios de arquitectura bioclimática, teniendo en cuenta aspectos como su orientación, aislamiento, protecciones solares o ventilación.
También se ha optado por instalaciones de acondicionamiento térmico, renovación del aire interior o iluminación con la mayor eficiencia que ofrece el mercado.
La poca energía requerida va a estar suministrada, en buena parte, por fuentes renovables y la producirá por sí mismo. El edificio dispone de un campo de captadores solares fotovoltaicos instalado en la cubierta, que suministrarán unos 10,5 kWp de energía eléctrica, potencia suficiente para atender los consumos de su iluminación durante las horas de insolación.
Además, el inmueble cuenta con ventanas estancas de triple vidrio y doble cámara que ofrecen un mayor aislamiento acústico y térmico.
Los vidrios exteriores de las ventanas están tratados con un sistema de filtración de los rayos ultravioleta que reducen la radiación que atraviesa las ventanas en los días soleados, lo que evitará el uso de aire acondicionado en las nuevas oficinas.
Gracias a la instalación de un sistema de gestión de la iluminación, la luz del interior se adecúa a la que entra a través de las ventanas, otra forma de contribuir a la eficiencia.
A pesar de que las ventanas no pueden abrirse, para evitar la pérdida energética, en el edificio hay una renovación continua de aire. Mientras que los sistemas habituales solo renuevan el aire interior, el instalado permite la entrada de aire exterior, que se filtra continuamente con un procedimiento semejante al usado en los aviones.
Ese aire se climatiza previamente pero, gracias a los recuperadores de calor instalados, el consumo energético es pequeño. Este sistema precalienta o preenfría el aire exterior y hace que la carga térmica a combatir por el aire de ventilación sea mucho menor que si no se realizara ese pretratamiento.
La puerta giratoria de entrada también está orientada a controlar la temperatura, ya que impide la filtración de ráfagas de viento y aire del exterior.
Distribución de espacios
Los casi 1.700 metros cuadrados del edificio se reparten en dos plantas de sótano, la planta baja y seis alturas más. El acceso al edificio se realizará a través del porche que se forma en la esquina suroeste, entre las calles La Paz e Isabel II, y habrá otro acceso secundario por la calle Francisco de Quevedo.
El sótano va a servir de zona de almacén y cuartos de instalaciones. En el semisótano habrá una parte destinada a almacén y otra a usos administrativos. En esta planta se han dejado a la vista los restos arqueológicos de la muralla medieval hallados durante las prospecciones realizadas en el terreno. Algo que lo diferenciará de cualquier otro edificio público.
Los restos corresponden a las primeras hiladas de los cimientos de la antigua muralla, compuesta por sillares, sillarejos y mampuestos de caliza unidos por argamasa.
La planta baja contará con una zona de acceso y control, el vestíbulo y la zona de información. Y las seis plantas del edificio tendrán un uso administrativo y de atención al público.
En el primer piso estará la Oficina de Información al Consumidor, Protocolo y Transparencia; en el segundo, Estadística y Padrón. La tercera y cuarta planta serán ocupadas por el Servicio de Urbanismo; la quinta por los Servicios Médicos Municipales y el Área de Salud y la sexta por el Servicio de Cultura.
Aunque por normativa solo requiere un ascensor, se han instalado dos, con capacidad para ocho personas cada uno.
Las obras han sido realizadas por la empresa Ferrovial y están a punto de finalizar. Únicamente resta equipar los diferentes puestos de trabajo con mobiliario y terminales informáticos, y dotar el vestíbulo de entrada con un punto de información, sistema de gestión de turnos para los usuarios y controles de acceso y salida. No obstante, el inmueble no estará operativo hasta la próxima primavera, cuando se haya completado el traslado de los diez servicios municipales que van a cambiar de emplazamiento, en los que trabajan 70 empleados.
María Quintana