El ‘Santoña’, el primer barco solo de gas que opera en Santander

Durante siglos han surcado los mares barcos con nombres cántabros, hasta que el traslado de la flota mercante nacional a banderas de conveniencia, para poder ser competitiva, hizo que prácticamente desaparecieran los armadores locales. Por ese motivo, no deja de sorprender que en apenas unos meses dos grandes barcos hayan sido bautizados con nombres cántabros, el ‘Santander’, un bulk carrier de la naviera canaria propietaria de Astander, y el nuevo buque de Brittany Ferries, que con el rótulo de ‘Santoña’ en sus amuras enlaza desde el 1 de marzo el puerto cántabro con la ciudad inglesa de Portsmouth. Es, además, el único de Gas Natural Licuado (GNL) que opera desde la capital cántabra.

El barco a la salida de la Bahía de Santander en su primera travesía. A la derecha, uno de los camarotes de lujo. FOTOS: MARÍA CASUSO

Se trata del segundo buque de estas características de la naviera francesa, que lleva 45 años enlazando a Santander, de los 50 años que tiene de historia. Unos meses atrás puso en servicio otro barco gemelo, el ‘Galicia’, aunque, en su caso, con una doble motorización de fuel y gas.

El ‘Santoña’, de bandera chipriota, va a ser, también, el primero que no tenga una tripulación exclusivamente francesa, ya que la compañía ha contratado a 52 cántabros –la mitad de la tripulación–. El barco tocará el puerto cántabro los miércoles y domingos, empleando 28 horas en la travesía con Portsmouth, en el sur de Inglaterra.

El año pasado llegaron en ferry a Santander 240.000 personas, récord absoluto de la compañía, de los que más del 90% fueron británicos. De ellos, un 30% pernoctaron al menos una noche en la región, un porcentaje que poco a poco va creciendo, después de que, durante mucho tiempo, la inmensa mayoría de los pasajeros empleara la ciudad como mero punto de embarque y desembarque.

Uno de los dos restaurantes del barco y un pequeño área comercial dutty free.

En la presentación del ‘Santoña’, el presidente regional, Miguel Ángel Revilla ponderó vivamente estos datos de tráfico, tras el largo vacío de la pandemia en la que Brittany Ferries tuvo que hacer las travesías sin pasaje, solo con mercancías. Pero también despejan las incertidumbres sobre lo que pudiera pasar tras el Bréxit. «Afortunadamente, las previsiones se equivocaron», dijo Revilla. «Lo tenemos todo lleno, prácticamente».

La llegada del ‘Santoña’ ha sido posible gracias a la apuesta de la Autoridad Portuaria de Santander y de Repsol por construir una terminal de Gas Natural Licuado, que ha costado 40 millones de euros. Cuenta con tanque de 1.000 m3 donde el gas natural en estado líquido a -160°C. No obstante, para estas primeras travesías el barco se ha visto obligado a realizar el acopio de gas en Bilbao, porque la estación santanderina aún no está concluida.

El GNL pasa en estado líquido a los tanques del ‘Santoña’ donde, mediante un sistema de regasificación, recupera el estado original, imprescindible para la combustión de los motores marinos.

Una de las cubiertas. A la derecha, comunicaciones interiores del barco.

El director general de Brittany Ferries, Christophe Mathieu dejó claro que «sin una terminal donde poder abastecerse de GNL el ‘Santoña’ no estaría hoy aquí», porque no tendría sentido que Brittany Ferries sacase al mercado «un buque tan limpio como el Santoña si no hay dónde repostarlo».

Mathieu también desveló que la compañía prevé un buen 2023, ya que “las reservas para este año son muy fuertes”, tras batir en 2022 el récord de pasajeros transportados entre Santander y el sur de Inglaterra.

Construido en China y rematado durante varias semanas en los Astilleros de Astander, el ‘Santoña’ forma parte del proceso de renovación de la flota de Brittany Ferries con modelos más eficientes y ecológicos, como el ‘Galicia’ o el ‘Salamanca’.

Será el primer buque de la compañía que operará en el Puerto de Santander propulsado por GNL, un combustible que prácticamente no emite dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno ni partículas y que reduce la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera en, aproximadamente, un 25%.

El cambio de combustible, junto a las mejoras de diseño y el hecho de ser más grande que los anteriores hace que las emisiones de CO2 por pasajero se reduzcan un 46%.

El buque tiene una eslora de 215 metros y 2,8 kilómetros de viales en sus bodegas, lo que le permite estacionar y transportar 365 vehículos, y capacidad para 1.015 pasajeros, con 343 cabinas (22 para quienes viajen con mascotas).

En las cubiertas superiores hay restaurantes, bares, tiendas sin impuestos, salas de juego infantiles y zonas de paseo al aire libre, con muchas imágenes de Santoña, el Camino Lebaniego, los Picos de Europa y Santander.


El deflector instalado por Astander para desviar las olas

A la vista del barco, incluso de quienes se paseen por los salones principales de la séptima planta es muy difícil imaginar que las olas puedan llegar a golpear sobre las ventanillas del puente de mando, que se encuentra en la más alta de las diez cubiertas del buque, a la altura de un edificio de ocho plantas, pero en un video grabado recientemente en el Canal de la Mancha desde el puente del ‘Galicia’, gemelo del ‘Santoña’ se puede constatar cómo en pleno temporal llegan a romper sobre el cristal y el efecto que causa sobre quienes están al mando del barco. Aunque las ventanas están equipadas con vidrios reforzados, la posibilidad de que llegase a entrar el agua en una zona que concentra toda la electrónica del barco, ha llevado a la compañía a incluir una novedad en el ‘Santoña’, aportada por Astander. Entre los trabajos de puesta a punto que ha realizado el astillero cántabro está la instalación de una gran estructura metálica sobre la proa que actuará como deflector, impidiendo que la ola llegue a estallar sobre el puente. Una solución que, si prueba su eficacia, podría llegar a implantarse en otros barcos de la compañía.

Astander también ha recubierto el casco con una fina capa de silicona que ayudará al barco a deslizarse mejor en el agua, además de ofrecer una navegación más confortable para los pasajeros y un consumo de combustible ligeramente menor. En el astillero cántabro se han dado, igualmente, los últimos retoques a la decoración del barco y a la instalación eléctrica.


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