Koiki apuesta por un reparto de paquetes sostenible e inclusión social
Llegan a Santander los repartidores que realizan la entrega a pie con carros eléctricos
Muhammad Yunus ganó el Premio Nobel de la Paz por desafiar el status quo del sistema bancario al fundar el Banco Grameen y desarrollar los microcréditos, pequeños préstamos destinados a personas desfavorecidas, especialmente mujeres, para que pudieran iniciar negocios y salir de la pobreza. Siguiendo esa filosofía y con el objetivo de revolucionar la logística de última milla (la entrega al destinatario), Aitor Ojanguren creó en 2014 Koiki, una compañía de repartos sostenibles que emplea personas de colectivos vulnerables. Koiki ya está presente en Santander.
Puede que algún koiki se le haya cruzado por la calle o incluso le haya entregado un paquete. Son unos repartidores vestidos de verde que, con unos carros en los mismos tonos, se mueven a pie por el centro de Santander.
Este tipo de envíos de última milla (denominados así porque trasladan paquetes desde el centro de transporte de cada ciudad hasta el domicilio del cliente) ahorran, de media por servicio, 0,42 kilos de emisiones de CO2 con respecto a un reparto con vehículos de combustión. Teniendo en cuenta que la compañía ya entrega unos 1.200 paquetes diarios en Santander, evita más de 500 kilos diarios de CO2 en la capital de la región.
El proyecto tiene otra justificación más: los koikis, o repartidores, son personas que pertenecen a colectivos vulnerables o que tienen más difícil encontrar empleo.
Microhubs y koikis
A los problemas de tráfico y ambientales que está originando en todas las ciudades la multiplicación de los repartos se suma la escasa rentabilidad de muchos de ellos y Koiki nació con la intención de dar solución a los dos problemas.
La empresa maneja paquetes de hasta cinco kilos, de forma que, en función de lo grande que sea el carro (entre 500 y 700 litros de capacidad) y del volumen de estos paquetes, pueden caber hasta un centenar en cada uno. Las entregas se efectúan de forma personalizada a pie, en bicicleta o en patinete eléctrico.
Los centros de consolidación de los envíos –ubicados en lugares estratégicos de las ciudades– reciben y clasifican los envíos para facilitar su reparto en los microhubs repartidos por barrios o zonas. En Santander, la compañía tiene dos, uno en la calle Isaac Peral y otro en la Avenida de los Castros. Esa cercanía a los destinatarios finales de los paquetes también permite mejorar el porcentaje de entregas a la primera.
La red de mensajeros de Koiki da empleo a colectivos vulnerables, como personas con discapacidad intelectual, en riesgo de exclusión, desempleados de larga duración, personas que han terminado sin hogar o que han tenido problemas con adicciones..
A excepción del microhub del Mercado Barceló, en Madrid, donde los trabajadores son empleados de Koiki, en el resto de los microcentros urbanos son contratados directamente por entidades sociales o empresas de la economía social. “Nuestra filosofía no es gestionar a las personas vulnerables porque no somos expertos en eso, sino en transporte”, explican desde la compañía.
En el caso de Santander, Koiki colabora con Integra Centro Especial de Empleo, que ha contratado a las 18 personas con discapacidad intelectual que se han convertido en los koikis de la región.
La acogida en la capital cántabra ha sido muy buena, aunque la empresa reconoce que “es una ciudad bastante complicada, por las cuestas y por la lluvia”. Eso no les impide estar satisfechos: “Tras la evaluación de estos últimos meses, confirmamos que el servicio de reparto a pie en Santander es una opción eficiente y sostenible”, asegura la directora de Red, Nerea Ortiz.
Reparto sostenible
La compañía ya tiene 80 microcentros activos en 28 provincias y reparte 1.100.000 paquetes anuales. Aunque aclara que su objetivo “no es tanto expandirnos como generar el mayor número de empleos posibles”, esperan llegar a estar presentes en las 160 ciudades de más de 50.000 habitantes que hay en España y Portugal, aprovechando la progresiva implantación de las zonas de bajas emisiones.
Koiki ha conseguido llamar la atención desde su nacimiento. En 2015, fue galardonada con el Premio de Innovación Social del Banco Europeo de Inversiones y seleccionada entre más de 300 empresas de 28 países como mejor empresa social de innovación. El galardón le proporcionó una gran visibilidad y supuso un empujón definitivo de cara a su financiación.
En 2016 tuvo el apoyo del FEIS, un fondo de capital riesgo dirigido a la financiación de proyectos de carácter social dependiente de la Diputación Foral de Bizkaia. Poco después, la compañía consiguió 900.000 euros en una ronda de financiación.
Koiki ha sido, también, la primera empresa en la que ha participado la Fundación Repsol a través de su sociedad Repsol Impacto Social, que ahora posee un 35% del capital. A su vez, SEUR tiene un 7%.
María Quintana
Ojanguren, un experto en logística
Koiki no es la primera aventura empresarial de su fundador, Aitor Ojanguren, un ingeniero que cuenta con 30 años de experiencia en empresas de logística, y que en 2006 fue uno de los dos creadores de Celéritas, para ofrecer servicios de logística a comercios que operan por internet, conectando la tienda con la casa del cliente. Actualmente, cuenta con más de 3.000 puntos en la Península Ibérica.
En septiembre de 2012, SGEL, la Sociedad General Española de Librería (filial del grupo francés Lagardère Services), compró la compañía para posicionarse en un sector estratégico como es el ecommerce. Recientemente, otra plataforma tecnológica, Citibox, ha adquirido Celéritas por 21 millones de euros.
Poco después de vender esta empresa a SGEL, Ojanguren ideó Koiki, también centrada en el sector que mejor conoce el vasco, pero en esta ocasión mezclando el servicio de reparto urbano con la sostenibilidad y la acción social.