Los cultivadores de eucalipto consiguen controlar la plaga del goníptero
El proyecto GOSSGE ha frenado la caída en la producción de madera liberando huevos de un parásito de esta especie de escarabajo procedente de Australia
Las plantaciones de eucalipto ocupan 40.000 hectáreas en Cantabria, el 11% de toda su superficie forestal. De estos cultivos procede el 90% de la producción de madera de la comunidad pero su volumen no ha dejado de caer desde que la plaga del goníptero llegó a la región en 1999. Este escarabajo, también conocido como el gorgojo del eucalipto, proviene de Australia y retrasa sensiblemente el crecimiento del árbol, al alimentarse de sus hojas y brotes. La Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE) y la Asociación Forestal de Cantabria (ASFORCAN) han conseguido controlar su propagación al diseminar por los arbolados colonias de huevos de su enemigo natural, la avispilla anaphes nitens, e inhibir así su gran capacidad reproductiva.
Desde 1999 el eucalipto cántabro se enfrenta a un enemigo de pequeñas dimensiones pero mayúsculo por los daños que provoca, el goníptero o gonípterus, por su nombre científico. Su presencia, combinada con la de la enfermedad foliar mycosphaerella, ha estado ocasionando pérdidas de hasta el 50% en la producción anual de este tipo de madera en la región.
Los cultivadores cántabros recuerdan el periodo de entre 2007 y 2013 como una de las etapas más sombrías en lo económico, ya que solo el goníptero redujo en un 25% el volumen de madera puesto en el mercado.
En condiciones normales, el eucalipto tarda 15 años en alcanzar el tamaño idóneo para su corte, pero este insecto retrasa sensiblemente su crecimiento y hace que no llegue a su estado óptimo hasta los 21 o 22 años.
Cantabria no es el único lugar donde ha desembarcado el goníptero. Otras comunidades del norte del país, como Asturias y Galicia, se han visto afectadas desde tiempo antes por este pernicioso insecto que probablemente llegó con alguna importación de madera y, a día de hoy, ha originado pérdidas económicas valoradas en 235 millones de euros en el conjunto de las tres regiones, al reducir la producción anual de madera en algo más de un millón de metros cúbicos. Para el medio ambiente también ha sido una mala noticia, porque eso ha supuesto una pérdida de fijación de dióxido de carbono de 251.800 toneladas cada año.
Ante la gravedad de la situación, las asociaciones de propietarios de plantaciones decidieron tomar cartas en el asunto. La Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE) y su representante en Cantabria, ASFORCAN (Asociación Forestal de Cantabria) pusieron el 15 de marzo del año pasado el proyecto GOSSGE, una iniciativa público-privada en la que ha trabajado un grupo interautonómico creado para detener la propagación de la plaga en las tres comunidades al mismo tiempo utilizando un tratamiento biológico que ya se había probado anteriormente en otros lugares, la suelta de huevos de otro insecto, el anaphes nitens, que solo parasita las puestas de este escarabajo foráneo, por lo que no tiene efecto ambiental alguno.
La colaboración de gallegos y asturianos en este equipo en el que han estado representados las autoridades públicas, los propietarios de arbolados y los centros de investigación ha conseguido detener el avance de la plaga, aunque no erradicarla.
Un resultado esperanzador, porque el presidente de ASFORCAN, Carlos Tejedor, ya había advertido de lo que podía suceder si la producción de eucalipto seguía a la baja: “Si se mantienen esas pérdidas, la gente puede abandonar el territorio y aumentarán los incendios”, preveía.
El remedio
Los impulsores de GOSSGE depositaron todas sus esperanzas en un parásito del goníptero, el anaphes nitens, que cumplió con las expectativas. Los muestreos realizados tras la conclusión del plan, el pasado 15 de julio, indican una clara mejoría en la evolución de la plaga.
El grado de defoliación provocada por el goníptero en Cantabria durante el 2019 fue del 13%, mientras que este año ha bajado al 5%, lo que evitará que los propietarios cántabros de plantaciones de eucaliptos pierdan durante este ejercicio unos tres millones de euros de los 30 que factura el sector en la región.
El procedimiento es sencillo. La ingeniería cántabra Adra se encargó de liberar por las tres comunidades del norte 75.102 colonias de huevos de una pequeña avispa llamada anaphes nitens, de las cuales 26.818 se repartieron en 1.362 hectáreas de eucalipto ubicadas en Cantabria.
A partir de ese momento solo había que esperar. Las larvas de este insecto se alimentan del embrión del gorgojo del eucalipto, lo que inhibe su gran capacidad reproductiva.
Al principio, el parasitoide tuvo dificultades para controlar la plaga. En los meses de marzo y abril, aún era incapaz de detener la expansión del goníptero, que avanzaba con fuerza alimentándose con las hojas tiernas y brotes del eucalipto, lo que ralentizaba el crecimiento del árbol. A partir de la primavera, el tratamiento biológico empezó a ganarle la batalla al gorgojo, que tiene dos ciclos al año, reduciendo sustancialmente su número.
Los daños más significativos se produjeron en aquellas plantaciones situadas en puntos elevados, ya que el eucalipto es más vulnerable cuanto mayor es la altura a la que se encuentra.
Sniace: Un hueco vacío
La madera de eucalipto se emplea en otras regiones para fabricar vigas o mangos de herramientas, pero en Cantabria se destina fundamentalmente a la elaboración de pasta de papel, un material con el que se puede producir papel de escritorio, higiénico, tampones, compresas, batas de quirófano, manteles desechables e incluso toallitas para bebés. “Es lo que mejor se paga”, asegura Tejedor.
Sin embargo, esa orientación industrial ha empezado a suscitar incertidumbres tras el cierre de Sniace, que era la principal compradora.
Tejedor apunta que es necesario hacer inversiones forestales para encontrar nuevas salidas comerciales, tras la caída de un cliente tan importante, y censura que la administración pública no premie a los selvicultores con incentivos fiscales o desgravaciones cuando, en su opinión, las plantaciones de eucalipto, lejos de ser perjudiciales para el medio ambiente, captan grandes cantidades de dióxido de carbono para convertirlo en el oxígeno que respira la población. “Es un beneficio para la sociedad”, insiste, frente a quienes creen que esta especie de crecimiento rápido agota los suelos y no es sostenible ambientalmente.
Tejedor también alerta de que los terrenos forestales de la región no se están aprovechando adecuadamente. En la actualidad, los cultivos de eucalipto ocupan 40.000 hectáreas, el 11% de la superficie forestal de la comunidad autónoma, pero generan el 90% de la producción de madera de Cantabria.
El presidente de la Asociación Forestal de Cantabria recuerda que un 40% de la superficie maderable de Cantabria está desarbolada por culpa de incendios recurrentes y, aunque parte de ellas no pueden dedicarse a nuevos cultivos por el deterioro que ha sufrido el suelo, hay un porcentaje elevado, en su opinión, que puede y debe utilizarse.
Fincas privadas
El abandono de otras actividades agrarias y ganaderas hace que cada vez sean más los particulares que buscan sacar un rendimiento económico a fincas en desuso, para complementar los ingresos que obtienen de su actividad principal. Aunque en Cantabria buena parte de los montes son públicos, “el 65% de las parcelas dedicadas al eucalipto son privadas”, recuerda Tejedor, y este porcentaje debería crecer en la medida que el despoblamiento hace que muchas fincas ganadas al monte para pastizales en los últimos siglos retornen a su origen.
David Pérez