Los plásticos agrícolas entran por fin en la economía circular
La firma Cayón recupera los embalajes de 600 ganaderías y se prepara para reconvertirlos en materia prima
Los residuos plásticos agrarios se convirtieron en un grave problema ambiental antes de que los ganaderos contasen con un modelo de gestión, en el que cada vez tiene más protagonismo la empresa creada por José Antonio Cayón en Castañeda, que ha conseguido rentabilizar su recogida. Una vez resuelta la logística para recuperar estos plásticos y su procesamiento (triturado, lavado y prensado), Cayón ha decidido cerrar el círculo y volver a transformarlos en materia prima, en lugar de seguir enviándolos a plantas extranjeras, en las que, curiosamente, se suministran algunas empresas locales.
La empresa cántabra Cayón Gestión y Servicios, creada por José Antonio Cayón Villegas, se dedica a dar una segunda vida a materiales como los plásticos agrarios que, de no ser por su actividad, terminarían dispersos por los campos y originando un importante impacto ambiental.
Él los recoge ya clasificados, los tritura y comprime en grandes balas en sus instalaciones de Vega de Maño –Castañeda– y de esta forma parten para empresas transformadoras extranjeras, que vuelven a convertir estos residuos en granza (una especie de granitos de arroz), la materia prima que utiliza la industria del plástico.
Algunas empresas de la región adquieren esa granza, de forma que ese plástico vuelve a España a unos precios muy superiores, una paradoja con la que Cayón parece dispuesto a cortar, añadiendo en su planta este proceso. “Todo el mundo está importando, porque aquí no hay nadie que lo transforme. Seríamos los primeros de Cantabria en conseguirlo”, explica.
El responsable de la compañía, consciente de la importancia que tendría completar el círculo de transformación, ha decidido levantar un centro de gestión de residuos plásticos junto a las dos naves que ya tiene a su disposición. Un esfuerzo económico importante para su empresa, que invertirá medio millón de euros, pero que será un punto de inflexión, ya que calcula que le permitirá crecer a un ritmo del 30% en los próximos diez años. “A finales de 2022 tiene que estar funcionando la nueva nave”, augura.
Más de 600 ganaderías
Hasta no hace mucho tiempo, los ganaderos no tenían fácil gestionar sus residuos plásticos y eso les llevaba a decantarse por alternativas poco respetuosas con el entorno. Muchos de los plásticos usados acababan siendo quemados, enterrados bajo tierra, vertidos en contenedores de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) o siendo arrastrados por los vientos hasta engancharse a matorrales, árboles, alambradas y cercados.
Consciente del problema, la empresa pública de gestión ambiental Mare puso en marcha un programa propio hace unos años, y empezó a crear una estructura de recogidas. Pero no es fácil cubrir la región, al tratarse de explotaciones muy dispersas, y por parte privada solo la empresa de Cayón se ha animado a gestionar estos residuos.
Él recoge ya los generados en más de 600 ganaderías de Cantabria, Asturias, el País Vasco y Castilla y León. Reconoce que, al principio, los ganaderos se mostraban recelosos pero con el transcurso del tiempo han comprobado las ventajas de almacenar y entregar los plásticos usados de ensilar y “han dejado atrás sus malas costumbres”.
Su empresa recoge una vez al mes estos plásticos, cuerdas, paquetones y los sacos de rafia utilizados para graneles de gran peso, que los ganaderos depositan en jaulas o contenedores 600 o 1.000 litros de capacidad. También gestiona las garrafas de los productos de limpieza que emplean para desinfectar los circuitos de ordeño.
El propietario de Cayón Gestión y Servicios destaca que son los propios dueños de las ganaderías quienes se hacen responsables de clasificar los plásticos. De esta manera, su compañía ahorra tiempo en las labores de inspección del material a su llegada a la planta de Castañeda, ya que el reciclado solo es posible cuando los diferentes tipos de plástico están perfectamente separados.
La compañía recibe casi un millar de jaulas al mes, aunque la actividad baja sustancialmente en verano. “Este año hemos gestionado muchísimas toneladas de plástico agrícola”, asevera, y se muestra especialmente satisfecho “por el rápido aumento de estabulaciones adscritas a nuestra iniciativa”.
Instalaciones
El centro de transformación de residuos plásticos aportará valor añadido, haciendo más rentable su negocio –que ya lo es– y contará con varias dependencias. En la zona de recepción se inspeccionarán las jaulas, que después se transportan a otra estancia dedicada al pesaje.
También habrá un área de manufactura, otro de almacenaje y una zona de gestión de derrames, en la que un absorbente recogerá los vertidos que puedan producirse de manera accidental. La instalación dispondrá, además, de una zona de atención al cliente y otra de vestuarios, aseos y oficinas.
Hasta el momento, su actividad termina en la expedición de las balas de residuos plásticos, tras pasar por los procesos de corte y triturado, lavado, secado, prensado y peletizado.
Para añadir la transformación de estos plásticos en nueva materia prima, José Antonio Cayón deberá contratar a 12 trabajadores, entre operarios, comerciales y personal administrativo.
El empresario reconoce que nunca pensó que su negocio fuese a crecer tanto como para plantearse esta ampliación. “En estas naves que tengo he invertido 400.000 euros. Hace años compré una prensa de 70.000 euros e iba sobrado, pero ahora no es suficiente”, subraya.
Su empresa también empieza a recibir plásticos usados procedentes de la industria, y ahora se plantea hacer otro tanto con las redes viejas de pesca, lo que generará más volumen de actividad.
La empresa, que comenzó su andadura hace más de 20 años en el ámbito de las voladuras y la obra pública y civil, acaba de implantar un sello para certificar el compromiso medioambiental de los ganaderos que se integran en su plan de recogida, una iniciativa que realiza en colaboración con la comunidad ‘#porelclima’, un grupo impulsado por administraciones públicas, empresas y organizaciones.
Los pasos que se han dado en la concienciación de los ganaderos y de la sociedad en general son importantes, pero Cayón cree que aun son insuficientes y demanda más acciones institucionales para fomentar la economía circular. “Yo no quiero subvenciones, sino el apoyo del Gobierno de Cantabria y el del Ayuntamiento de Castañeda”, concluye.
David Pérez